Esta sentencia que por años ha sido repetida a mujeres de parte de sus ginecólogos, trata el cuerpo femenino como suele ser visto socialmente: un compendio de “cosas útiles”, si el útero es útil para ser fertilizado y parir, que se quede, si no, no sirve.
Cuando se habla de un riñón que falla, el intento es salvarlo, un pulmón en problemas, hay que buscar regenerarlo, igual que el hígado ¿Porqué en el caso del útero no?
Por fortuna las personas profesionales de la medicina están cambiando sus paradigmas, no todas, no al mismo tiempo, pero las hay. Desafortunadamente, sus opiniones no son bien recibidas y luchan contracorriente.
Una ginególoga, subió un video que ha recorrido sin mucho aspaviento las redes, en él comenta que no hay una justificación médica real para remover un órgano del cuerpo si éste se encuentra sano, agrega a la contraindicación, el sustento de los riesgos que esta cirugía implica: fístulas, hemorragias, perforación intestinal, etc.
La histerectomía, que el nombre que recibe la práctica médica de extirpar el útero, puede y debe ser realizada, sí en casos de que la vida o la calidad de vida de la paciente está en riesgo, de otro modo, no debería ser considerada
La tendencia de algunas personas en los comentarios que el video ha ido cosechando es hablar de lo importante que esta remoción del útero es para muchas de esas mujeres.
Esto es parte del odio aprendido hacia el cuerpo femenino, esta imposición social constante de modificarlo, señalarlo, cosificarlo y convertir a las personas mujeres en senos chicos, caderas anchas, rostro feo, cabello inadecuado, y así cada parte de la anatomía en el caso de la mujer es sometida al escrutinio, no importa si entra en el estándar de belleza o no, siempre hay algo para señalar: “bonita pero con celulitis”, “atlética pero parece hombre”, “femenina pero ñoña”, “fea pero buenota”, “sin chiste” y así al infinito y más allá.
De la naturaleza corporal ¡Ni hablar!, hay mujeres que se avergüenzan de orinar, abren la llave para disimular el sonido, otras que padecen cólicos terribles por no eructar o no liberar un gas, la menstruación el tabú de tabús, el olor genital, los fluídos todo condenable, el vello corporal indeseado ahora incluso en áreas donde es importante como los genitales, gracias a un porno que muestra montes de Venus completamente lampiños en una clara alusión a la pedofilia.
Por supuesto que estos condicionamientos no se le ocurren a las mujeres solas, se trata de toda una campaña social que condena, controla en una especie de gentrificación corporal que vuelve inhabitable el cuerpo femenino para su portadora.
Y así vemos mujeres ansiosas, desesperadas, fuera de control, irritadas… lo raro sería no verlas, con toda la presión que hay sobre sus cuerpos, sus ideas, su naturaleza.
Por eso, defender el útero y sus “alrededores” (ovarios, vagina, vulva, etc.) es tan importante, estos órganos tienen una función en los cuerpos femeninos que no puede ser sustituida con hormonas artificiales, su importancia abarca todo el espectro, desde la salud física, pasando por la mental, emocional y todo el renacimiento espiritual que se inicia cuando una mujer decide hacer algo revolucionario: amar a su útero, amar a su cuerpo, amarse a sí misma.