A pesar de todas las contribuciones y acciones que los adultos mayores han hecho a sus comunidades y familiares, todavía hay muchos estereotipos –cómo pensamos–, prejuicios –cómo nos sentimos– y discriminación –cómo actuamos–, hacia las personas en función de su edad.
La discriminación contra la edad afecta a las personas de todos los estados etarios, pero tiene efectos particularmente perjudiciales en la salud y el bienestar de las personas mayores, un sector poblacional que crece con más rapidez que en el pasado en todo el mundo; se espera, por la estadística mundial y el comportamiento poblacional, que en 2050 el número de los adultos mayores de nuestro país se cuadruplique al pasar de 6.7 millones a 36.5 millones.
México se encuentra en un proceso de envejecimiento poblacional, es decir, el aumento tanto en volumen como en proporción de las personas mayores de 60 años y más, en relación con los otros grupos de edad como niñas, niños, jóvenes y personas adultas; convirtiéndose en una llamada de atención para todos los sectores y para la misma población, ya que uno de los principales efectos de este drástico cambio demográfico es que muchas personas mayores carecen de acceso a los recursos básicos necesarios para disfrutar de una vida digna y muchas otras se enfrentan a múltiples obstáculos para participar en la sociedad con plenitud, considerados por muchos una carga social y que analizando este comportamiento tendremos que visionar que en la economía futura de nuestro país será insostenible; no quiero confundir mis palabras, el problema no es la población de adultos mayores, el inconveniente que debe visibilizarse y al cual tenemos que atender, es lo que este sector poblacional pueda considerar una calidad de vida a través de programas preventivos donde se impacte en menos morbilidad de este sector, donde podamos trasformar de una dependencia social y económica hacia una sociedad en la que una parte importante de su población no sea excluida y marginada a su contribución social.
Ante el anterior análisis, desde diciembre del 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) –con sus 193 estados miembros, incluyendo México–, visualizando esta situación declaró el período de 2021-2030 como la Década del Envejecimiento Saludable, como la principal estrategia para construir una sociedad para todas las edades. Esta iniciativa mundial aúna los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los equipos de profesionales, el mundo académico, los medios de comunicación y el sector privado, encaminados a mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades. Pero la pregunta es: ¿En México lograremos que nuestra población de edad avanzada pueda llegar a tener un envejecimiento saludable?, ante esta pregunta, tendremos que analizar sus condicionantes.
¿Qué es el envejecimiento saludable? Es el proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez; que va en relación con la calidad de vida del adulto mayor, ante esto, tenemos que definir al mismo tiempo ¿que es la calidad de vida?, la calidad de vida se conforma por una serie de aspectos que se definen como objetivos, subjetivos y sociales.
Los aspectos objetivos: son aquellos que tienen que ver con las condiciones materiales de la persona adulta mayor, como el nivel de ingresos, vivienda, alimentación, vestido, seguridad social, educación. Estos elementos son parte de los derechos humanos, ya que son indispensables para la satisfacción de las necesidades básicas de las personas.
Por otra parte se encuentran los aspectos subjetivos, los cuales tienen que ver con elementos psíquicos de la persona como: la autoestima, el auto concepto, la intimidad, la expresión emocional y la salud percibida. Estos elementos son subjetivos pues se construyen a partir de la apreciación y valoración que realiza la persona sobre sí misma, su sentido de vida y su lugar en el mundo.
Los aspectos sociales, estos se integran por las políticas públicas, programas sociales, servicios institucionales, pensiones no contributivas, así como cualquier otro servicio procurado por el gobierno a través de las instituciones para satisfacer de manera integral las diversas necesidades de las personas adultas mayores.
En su conjunto, los tres aspectos anteriorrs conforman la calidad de vida de las personas y se relacionan directamente con las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales del contexto en el que se sitúa una persona, por lo que, para valorar la calidad de vida se debe tener presente que dicha experiencia es individual, heterogénea y subjetiva, lo que una persona puede considerar como esencial para gozar de calidad de vida, para otra puede no ser importante, por ejemplo tener un alto nivel de ingresos o bienes materiales.
Lo que no podemos poner en tela de juicio, es que hoy en día, una persona que no tiene la economía para cubrir sus necesidades básicas –alimento, vestido, vivienda y salud–, no podría considerarse que tiene una calidad de vida; cuando según el CONEVAL, en México, la población de 60 años o más es un sector social y económicamente vulnerable, pues se estima que cerca de 47 por ciento vive en pobreza –con ingresos inferiores a la Línea de Pobreza por Ingresos (LPI)–y entre 20 y 30 por ciento sufre violencia física, psicológica, económica o abandono, como afirma Mario Enrique Tapia, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza (Gaceta UNAM).
De esta manera, es importante valorar los aspectos objetivos, subjetivos y sociales que constituyan nuestra calidad de vida, para así identificar si existen elementos que se encuentren debilitados y generar estrategias para fortalecerlos. Garantizar una favorable calidad de vida en la vejez se ubica como una responsabilidad gubernamental, social, comunitaria e individual, por lo cual, se requiere de acciones donde todos los actores que conforman la sociedad participen plenamente.
Las personas mayores sanas e independientes contribuyen al bienestar de la familia y la comunidad, constituye un mito presentarlas como receptoras pasivas de servicios sociales o de salud; sin embargo, en los actuales momentos, el número de personas mayores aumenta exponencialmente en coyunturas socioeconómicas complejas e inciertas y sólo las intervenciones oportunas permitirán potenciar la contribución de este grupo al desarrollo social y prevenir que se convierta en un factor de crisis para la estructura sanitaria y de la seguridad social, y para la economía de nuestro país.
Por lo anterior, un tema prioritario, es la atención a su salud integral, pues se considera que un adulto mayor acude cuatro veces más a consulta que otros grupos poblacionales, y el costo es siete veces mayor, porque muchos de ellos tienen padecimientos crónicos y/o degenerativos, o enfermedades discapacitantes. También se requiere considerar aspectos sociales y psicológicos; por ejemplo, aunque no hay estadísticas confiables se calcula que entre 20 y 30 por ciento sufre violencia psicológica, económica, sexual, física o abandono.
Otro reto, es formar recursos humanos necesarios, pues es insuficiente el número de trabajadores sociales, enfermeras, gerontólogos, geriatras y personal médico en atención primaria de la salud con orientación hacia el manejo del adulto mayor, los cuidadores primarios son los familiares, pero si no cuentan con una capacitación formal pueden caer en omisiones por desconocimiento, sobre todo si se trata de adultos frágiles o dependientes.
RedSalud Internacional como aportación a este sector poblacional como parte de su objetivo social coadyuva al bienestar de salud integral de los adultos mayores para lograr un envejecimiento saludable buscando actores claves como lo establece la Red Mundial de la OMS para las Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, nuestro programa establece 4 objetivos:
- Establecer una red de farmacias de atención y condiciones preferenciales a adultos mayores –Farmacias Envejecer con Salud,– actualmente contamos en Chiapas y Puebla como nuestro proyecto de arranque, y se busca que tengamos en cada entidad federativa en nuestro país, considerándolos un sector vulnerable y en pobreza farmacéutica, estas farmacias tienen como objetivo acercar los beneficios de la Fundación –subsidios y donaciones en su atención médica y farmacéutica–;
- Otorgar recursos de apoyo –recursos económicos, en especie y tecnológicos– para crear entornos favorables a la edad y garantizar que se esté prestando servicios a los más vulnerables;
- La oportunidad para conectar ciudades y comunidades, intercambiar información y experiencias y facilitar el aprendizaje sobre lo que funciona para fomentar el envejecimiento saludable en diferentes contextos;
- Otorgar herramientas y apoyo a ciudades y comunidades, para monitorear, capacitar y evaluar los progresos en la creación de entornos favorables a la edad e identificar prioridades y oportunidades para la acción colaborativa y el intercambio entre redes de entidades publicas y privadas.
La Red no es una acreditación, más bien, refleja el compromiso de las ciudades de escuchar las necesidades de su población en esta transición demográfica, evaluar y monitorear su facilidad de edad y trabajar en colaboración con las personas mayores y entre sectores para crear entornos físicos y sociales amigables con la edad. El programa es también un compromiso para compartir experiencias, logros y lecciones aprendidas con otras ciudades y comunidades, ofrecer atención integrada centrada en la persona y servicios de salud primaria que respondan a las personas mayores.
La integración de los sectores en un enfoque centrado en las personas es clave para lograr una mejor atención a los adultos mayores; además, la visión de implementar servicios impulsados por el mantenimiento y la mejora de la capacidad funcional es esencial para lograr un envejecimiento saludable. Si quieres ser participe de este gran programa que pone en primer foco de atención al adulto mayor. Recuerda “Pasando el tiempo, todos llegamos a viejos”.
Contacto: direccion@rsalud.com.mx