/ martes 15 de octubre de 2024

Salud en la Red / Por unos cuidados más justos” y un llamado a unir nuestras voces y actuar

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se prevé que para el 2030, la carga de cáncer en América Latina aumente en un 32%, llegando a la cifra de 5 millones de personas diagnosticadas cada año; es por ello, que esta enfermedad es una prioridad y urgencia en la agenda 2030, que busca que los países lleven a cabo estrategias desde sus agendas locales, a través de alianzas entre actores políticos y sociedad civil con el fin de tomar acciones permanentes en la lucha contra el cáncer y permear la conciencia de los tomadores de decisiones a fin que esta enfermedad sea considerada como un tema de atención permanente para garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos y todas las edades; por ello, sus objetivos principales son la generación de conciencia y comunicación entre la sociedad –de todos los sectores y a todos niveles– para el diseño de las políticas públicas de salud, el desarrollo de investigación e innovación, generar mayor inversión en la prevención, detección y tratamientos, además de crear programas en los que se compartan las mejores prácticas médicas y especializadas para el tratamiento del cáncer, considerado como una epidemia global; asegurando con esto una respuesta sustentable y sostenible.


Analizando estos objetivos, recuerdo la frase de una mujer visionaria, empresaria y filántropa, Evelyn H. Lauder, quien ha sido acreditada como una de las creadoras y divulgadoras del lazo rosa como símbolo de la concientización sobre el cáncer de mama: “Esto es realmente algo que nunca podría hacer una sola persona; tiene que hacerse en grupo”; desde 1992 con el lanzamiento del emblemático Listón Rosa, a través de su marca, lanza la Campaña que ha creado inspiración a diferentes sectores en todo el mundo sobre sensibilizar para prevenir y tratar el cáncer de mama, impulsando la investigación –lo hizo porque notó que era un tema del cual no se hablaba, había mucho silencio de gobierno y la sociedad civil; además los gobiernos no dedicaban dinero a la investigación sobre el tema y morían muchas mujeres por este cáncer; creyó entonces que era importante empezar a hablar del tema y que las mujeres sepan que esto existe y que la forma de curarlo es la detección temprana–; fue tan visionaría que después de 24 años con la creación de esta nueva agenda en el 2015 se pretende cumplir este objetivo tan importante que antes no se visibilizaba como un problema de salud pública y hoy mantiene cifras y tazas tan alarmantes, tales como para considerarla una epidemia mundial. De esta manera se comenzó a hacer campañas para incentivar a que las mujeres se hagan chequeos anuales para, en el caso de detectarlo a tiempo, poder combatirlo correctamente y salvar su vida. Entonces ella creó la Fundación para la Investigación del Cáncer de mama, que ya lleva recaudando millones de dólares y que todos los años distribuye parte de ese dinero a investigadores de todo el mundo; hoy hay muchas organizaciones civiles generando conciencia y sensibilización sobre el tema –no solo en el cáncer de mama de mujeres, hoy también en los hombres que se ha visibilizado como un problema de salud pública creciendo en sus estadísticas, además de otros organismos sumándose a la lucha estratificando tipos y edades–, pero no debemos olvidar que la investigación y la medición de datos epidemiológicos debe ser también una prioridad, porque esta lucha no solo trata de ponernos un listón, vestirnos de un color, iluminar monumentos, porque el cáncer no es un color –sin demeritar el trabajo que esto genera en la concientización a la población–, el cáncer es un problema de salud pública mundial que debe ser medido para buscar su paliación con la creación de asociaciones en un ecosistema de innovación que es esencial para avanzar en la investigación de la detección oportuna, del tratamiento correcto y accesible del cáncer, pero sobre todo el incremento de una cultura en educación de la salud para disminuir los factores de riesgo, pues tan importante es crear conciencia de la enfermedad, como de su prevención, ya que teniendo un origen multifactorial está en nosotros poder alejarnos de los hábitos de riesgo.


Estamos comenzando a darnos cuenta que trabajar juntos es importante, necesitamos continuar la inercia que se ha comenzado y colaborar para cambiar el curso de la historia para las generaciones futuras; de poco sirve la detección, si una vez diagnosticado el paciente, no se encuentra respuesta a la pregunta ¿y ahora qué?, ¿qué es lo que sigue?… porque cuando hablamos de una población sumergida en pobreza farmacéutica y exclusión sanitaria, el cáncer si es una sentencia de muerte –porque aunque la innovación médica ya ha realizado un progreso importante contra el cáncer, y en la actualidad, el índice de supervivencia relativa de cinco años para todos los cánceres ha llegado al 68%, y aunque se espera que a lo largo de la siguiente década, la cantidad de personas que hayan sobrevivido a cinco o más años tras un diagnóstico de cáncer, sigue aumentando; la realidad es que para la supervivencia se requiere acceso a servicios sanitarios correctos, oportunos y accesibles –el tratamiento del cáncer de mama puede ser eficaz, especialmente cuando se detecta a tiempo y por lo general, implica cirugía con o sin radiación y medicamentos; la efectividad del tratamiento depende de someterse al curso completo del tratamiento–, en la actualidad en México, estamos viendo a personas que reciben un tratamiento esporádico o nulo y que viven año tras año con una enfermedad avanzada, con cánceres que se han extendido y a pesar de los avances, los casos y las muertes siguen aumentado a nivel global.

Las voces de la sociedad civil y pacientes en la lucha contra el cáncer exponen una realidad conocida por muchos y callada por otros, y es que la pérdida de empleo, la incapacidad para hacer frente a los gastos corrientes o las nuevas necesidades que provoca el cáncer en la familia, son claros ejemplos de cómo vive un paciente con dicha enfermedad desde la vulnerabilidad en todos sentidos, provocando una pobreza y desigualdad, no solo agravando la situación de fragilidad y exclusión social en colectivos previamente vulnerables, sino empobreciendo a pacientes y familias que antes no estaban en esa situación, demandando aún más una ayuda a un sistema de salud público que hoy en día no está pudiendo hacer frente a esta problemática social.

¿Es realista pensar que tendremos un mundo sin el impacto del cáncer?, la Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama de la OPS/OMS tiene como objetivo reducir la mortalidad mundial por cáncer en un 2,5% por año, evitando así 2.5 millones de muertes prematuras por cáncer de mama entre 2020 y 2040 en mujeres menores de 70 años, esta iniciativa global se basa en el compromiso de largo plazo de los defensores de las personas con cáncer, y ahora está involucrando a socios globales para coordinar esfuerzos para avanzar en el control de este padecimiento en todo el mundo; la respuesta a la pregunta anterior, la podemos obtener recordando la frase de Evelyn H. Lauder, de ahí nace la necesidad de trabajar en equipo y crear alianzas entre personas de distintos ámbitos de la sociedad que compartan responsabilidades, experiencias y recursos para avanzar en la paliación del cáncer, porque ya nos dimos cuenta que trabajar juntos es importante y el comienzo, pero continuar con la inercia que se comienza es esencial, para crear un mundo sin este flagelo, por muy utópico que suene en la actualidad.

Sabemos que cada uno de nosotros tiene la habilidad de marcar la diferencia en mayor o menor medida, y que juntos podemos conseguir progresos reales a la hora de reducir el impacto mundial del cáncer, ante ello, instamos a que, independientemente de quién sea y dónde esté, desempeñe su papel en la creación de un mundo sin cáncer; es momento de UNIR NUESTRAS VOCES Y PASAR A LA ACCIÓN.

Durante el primer año del programa Valor, hemos luchado contra la pobreza farmacéutica y por unos cuidados más justos centrándonos en investigar, visibilizar, concientizar, reconocer y entender las inequidades existentes en la atención oncológica en todo el mundo; pero para esto se debe tener una mente abierta, cuestionar las suposiciones y centrarse en los hechos: que las inequidades en la atención oncológica cuestan vidas y que hoy en día, quienes buscan tratamiento oncológico encuentran barreras a cada paso; este es el tiempo para cuestionar la situación actual y ayudar a reducir estigmas, escuchar los puntos de vista de la gente que vive el cáncer en primera persona y de sus familias, y dejar que esas experiencias vividas guíen nuestras reflexiones y acciones. Así es cómo podemos empezar a imaginar una mejor manera de hacer las cosas y construir una visión de futuro más justa, un futuro en el que la gente viva vidas más saludables y tenga mejor acceso a los servicios sanitarios y oncológicos sin importar dónde se nazca, crezca, su edad, trabajo o estilo de vida.

El “Día mundial contra el cáncer de mama” no es un día más en el calendario, es una propuesta de VALOR, por eso nuestra campaña está pensada para inspirar el cambio y llamar a la acción incluso mucho tiempo después del día señalado; un programa permanente significa mayor exposición y compromiso, más oportunidades para generar una conciencia mundial y por último, mayor impacto.

Es por ello, que recordando esta gran historia y como comienza el lazo rosa, sin perder de vista su objetivo, en RedSalud Internacional seguimos trabajando en nuestra propuesta de “VALOR”, porque creemos en un mundo sin cáncer y sin pobreza farmacéutica, y continuaremos en la lucha por conseguirlo sumando esfuerzos e invitando a organizaciones de la sociedad civil e instituciones que se sumen a la iniciativa de seguir instalando farmacias Rosas que permitirán a los colectivos que se encuentran en la lucha contra el cáncer puedan mantener sus proyectos, porque cuando muchas empresas crean sus fundaciones para fortalecer su relación con la comunidad, hoy es tiempo que las organizaciones civiles cambien su visión y empiecen a concentrarse en tener un brazo de sostenibilidad que les de permanencia a su lucha social, haciendo convine en la sociedad que hoy cada compra representa la esperanza de vida de muchas personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad, a esto le llamamos Compra con Causa.

Súmate a esta propuesta de valor con RedSalud Internacional. Si tú eres una organización en la lucha contra el cáncer o una institución pública, busca nuestra propuesta de valor en https://rsalud.com.mx/programa-valor/ y contáctanos.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se prevé que para el 2030, la carga de cáncer en América Latina aumente en un 32%, llegando a la cifra de 5 millones de personas diagnosticadas cada año; es por ello, que esta enfermedad es una prioridad y urgencia en la agenda 2030, que busca que los países lleven a cabo estrategias desde sus agendas locales, a través de alianzas entre actores políticos y sociedad civil con el fin de tomar acciones permanentes en la lucha contra el cáncer y permear la conciencia de los tomadores de decisiones a fin que esta enfermedad sea considerada como un tema de atención permanente para garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos y todas las edades; por ello, sus objetivos principales son la generación de conciencia y comunicación entre la sociedad –de todos los sectores y a todos niveles– para el diseño de las políticas públicas de salud, el desarrollo de investigación e innovación, generar mayor inversión en la prevención, detección y tratamientos, además de crear programas en los que se compartan las mejores prácticas médicas y especializadas para el tratamiento del cáncer, considerado como una epidemia global; asegurando con esto una respuesta sustentable y sostenible.


Analizando estos objetivos, recuerdo la frase de una mujer visionaria, empresaria y filántropa, Evelyn H. Lauder, quien ha sido acreditada como una de las creadoras y divulgadoras del lazo rosa como símbolo de la concientización sobre el cáncer de mama: “Esto es realmente algo que nunca podría hacer una sola persona; tiene que hacerse en grupo”; desde 1992 con el lanzamiento del emblemático Listón Rosa, a través de su marca, lanza la Campaña que ha creado inspiración a diferentes sectores en todo el mundo sobre sensibilizar para prevenir y tratar el cáncer de mama, impulsando la investigación –lo hizo porque notó que era un tema del cual no se hablaba, había mucho silencio de gobierno y la sociedad civil; además los gobiernos no dedicaban dinero a la investigación sobre el tema y morían muchas mujeres por este cáncer; creyó entonces que era importante empezar a hablar del tema y que las mujeres sepan que esto existe y que la forma de curarlo es la detección temprana–; fue tan visionaría que después de 24 años con la creación de esta nueva agenda en el 2015 se pretende cumplir este objetivo tan importante que antes no se visibilizaba como un problema de salud pública y hoy mantiene cifras y tazas tan alarmantes, tales como para considerarla una epidemia mundial. De esta manera se comenzó a hacer campañas para incentivar a que las mujeres se hagan chequeos anuales para, en el caso de detectarlo a tiempo, poder combatirlo correctamente y salvar su vida. Entonces ella creó la Fundación para la Investigación del Cáncer de mama, que ya lleva recaudando millones de dólares y que todos los años distribuye parte de ese dinero a investigadores de todo el mundo; hoy hay muchas organizaciones civiles generando conciencia y sensibilización sobre el tema –no solo en el cáncer de mama de mujeres, hoy también en los hombres que se ha visibilizado como un problema de salud pública creciendo en sus estadísticas, además de otros organismos sumándose a la lucha estratificando tipos y edades–, pero no debemos olvidar que la investigación y la medición de datos epidemiológicos debe ser también una prioridad, porque esta lucha no solo trata de ponernos un listón, vestirnos de un color, iluminar monumentos, porque el cáncer no es un color –sin demeritar el trabajo que esto genera en la concientización a la población–, el cáncer es un problema de salud pública mundial que debe ser medido para buscar su paliación con la creación de asociaciones en un ecosistema de innovación que es esencial para avanzar en la investigación de la detección oportuna, del tratamiento correcto y accesible del cáncer, pero sobre todo el incremento de una cultura en educación de la salud para disminuir los factores de riesgo, pues tan importante es crear conciencia de la enfermedad, como de su prevención, ya que teniendo un origen multifactorial está en nosotros poder alejarnos de los hábitos de riesgo.


Estamos comenzando a darnos cuenta que trabajar juntos es importante, necesitamos continuar la inercia que se ha comenzado y colaborar para cambiar el curso de la historia para las generaciones futuras; de poco sirve la detección, si una vez diagnosticado el paciente, no se encuentra respuesta a la pregunta ¿y ahora qué?, ¿qué es lo que sigue?… porque cuando hablamos de una población sumergida en pobreza farmacéutica y exclusión sanitaria, el cáncer si es una sentencia de muerte –porque aunque la innovación médica ya ha realizado un progreso importante contra el cáncer, y en la actualidad, el índice de supervivencia relativa de cinco años para todos los cánceres ha llegado al 68%, y aunque se espera que a lo largo de la siguiente década, la cantidad de personas que hayan sobrevivido a cinco o más años tras un diagnóstico de cáncer, sigue aumentando; la realidad es que para la supervivencia se requiere acceso a servicios sanitarios correctos, oportunos y accesibles –el tratamiento del cáncer de mama puede ser eficaz, especialmente cuando se detecta a tiempo y por lo general, implica cirugía con o sin radiación y medicamentos; la efectividad del tratamiento depende de someterse al curso completo del tratamiento–, en la actualidad en México, estamos viendo a personas que reciben un tratamiento esporádico o nulo y que viven año tras año con una enfermedad avanzada, con cánceres que se han extendido y a pesar de los avances, los casos y las muertes siguen aumentado a nivel global.

Las voces de la sociedad civil y pacientes en la lucha contra el cáncer exponen una realidad conocida por muchos y callada por otros, y es que la pérdida de empleo, la incapacidad para hacer frente a los gastos corrientes o las nuevas necesidades que provoca el cáncer en la familia, son claros ejemplos de cómo vive un paciente con dicha enfermedad desde la vulnerabilidad en todos sentidos, provocando una pobreza y desigualdad, no solo agravando la situación de fragilidad y exclusión social en colectivos previamente vulnerables, sino empobreciendo a pacientes y familias que antes no estaban en esa situación, demandando aún más una ayuda a un sistema de salud público que hoy en día no está pudiendo hacer frente a esta problemática social.

¿Es realista pensar que tendremos un mundo sin el impacto del cáncer?, la Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama de la OPS/OMS tiene como objetivo reducir la mortalidad mundial por cáncer en un 2,5% por año, evitando así 2.5 millones de muertes prematuras por cáncer de mama entre 2020 y 2040 en mujeres menores de 70 años, esta iniciativa global se basa en el compromiso de largo plazo de los defensores de las personas con cáncer, y ahora está involucrando a socios globales para coordinar esfuerzos para avanzar en el control de este padecimiento en todo el mundo; la respuesta a la pregunta anterior, la podemos obtener recordando la frase de Evelyn H. Lauder, de ahí nace la necesidad de trabajar en equipo y crear alianzas entre personas de distintos ámbitos de la sociedad que compartan responsabilidades, experiencias y recursos para avanzar en la paliación del cáncer, porque ya nos dimos cuenta que trabajar juntos es importante y el comienzo, pero continuar con la inercia que se comienza es esencial, para crear un mundo sin este flagelo, por muy utópico que suene en la actualidad.

Sabemos que cada uno de nosotros tiene la habilidad de marcar la diferencia en mayor o menor medida, y que juntos podemos conseguir progresos reales a la hora de reducir el impacto mundial del cáncer, ante ello, instamos a que, independientemente de quién sea y dónde esté, desempeñe su papel en la creación de un mundo sin cáncer; es momento de UNIR NUESTRAS VOCES Y PASAR A LA ACCIÓN.

Durante el primer año del programa Valor, hemos luchado contra la pobreza farmacéutica y por unos cuidados más justos centrándonos en investigar, visibilizar, concientizar, reconocer y entender las inequidades existentes en la atención oncológica en todo el mundo; pero para esto se debe tener una mente abierta, cuestionar las suposiciones y centrarse en los hechos: que las inequidades en la atención oncológica cuestan vidas y que hoy en día, quienes buscan tratamiento oncológico encuentran barreras a cada paso; este es el tiempo para cuestionar la situación actual y ayudar a reducir estigmas, escuchar los puntos de vista de la gente que vive el cáncer en primera persona y de sus familias, y dejar que esas experiencias vividas guíen nuestras reflexiones y acciones. Así es cómo podemos empezar a imaginar una mejor manera de hacer las cosas y construir una visión de futuro más justa, un futuro en el que la gente viva vidas más saludables y tenga mejor acceso a los servicios sanitarios y oncológicos sin importar dónde se nazca, crezca, su edad, trabajo o estilo de vida.

El “Día mundial contra el cáncer de mama” no es un día más en el calendario, es una propuesta de VALOR, por eso nuestra campaña está pensada para inspirar el cambio y llamar a la acción incluso mucho tiempo después del día señalado; un programa permanente significa mayor exposición y compromiso, más oportunidades para generar una conciencia mundial y por último, mayor impacto.

Es por ello, que recordando esta gran historia y como comienza el lazo rosa, sin perder de vista su objetivo, en RedSalud Internacional seguimos trabajando en nuestra propuesta de “VALOR”, porque creemos en un mundo sin cáncer y sin pobreza farmacéutica, y continuaremos en la lucha por conseguirlo sumando esfuerzos e invitando a organizaciones de la sociedad civil e instituciones que se sumen a la iniciativa de seguir instalando farmacias Rosas que permitirán a los colectivos que se encuentran en la lucha contra el cáncer puedan mantener sus proyectos, porque cuando muchas empresas crean sus fundaciones para fortalecer su relación con la comunidad, hoy es tiempo que las organizaciones civiles cambien su visión y empiecen a concentrarse en tener un brazo de sostenibilidad que les de permanencia a su lucha social, haciendo convine en la sociedad que hoy cada compra representa la esperanza de vida de muchas personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad, a esto le llamamos Compra con Causa.

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