¿De cuántos niveles puede ser un altar de muertos y qué significa cada uno?

Esta ofrenda, más allá de ser un conjunto de objetos, es un reflejo del respeto y cariño que las familias mexicanas sienten por sus seres queridos fallecidos

Connie Ramírez / Diario del Sur

  · lunes 21 de octubre de 2024

El altar de siete pisos es uno de los más comunes debido a su rica simbología / Foto: Archivo / El Sol de Hermosillo

Cada año, el 1 y 2 de noviembre, México se viste de colores, flores y aromas que evocan la memoria de los seres queridos que ya no están. Esta celebración, conocida como el Día de Muertos, es una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana y, desde 2003, es reconocida como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Entre los elementos más representativos de esta festividad se encuentra el altar de muertos, un espacio donde se honra a los difuntos a través de ofrendas que simbolizan la conexión entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Aunque no existe una regla estricta sobre cuántos niveles debe tener un altar de muertos, el de siete pisos es uno de los más comunes debido a su rica simbología. El número siete tiene significados profundos en diversas culturas y religiones, en el caso del altar de muertos, cada nivel representa un paso en el camino del alma.

Los siete niveles del altar de muertos:


1. Primer nivel: Aquí se coloca la imagen del santo de devoción de la familia, acompañado de velas perpetuas, símbolos de luz y guía espiritual.

2. Segundo nivel: Este espacio está dedicado a las ánimas del purgatorio, con el objetivo de permitir que las almas que aún no han encontrado descanso puedan salir y visitar el altar.

3. Tercer nivel: La sal, elemento esencial en la purificación, se coloca para evitar la corrupción del cuerpo y para purificar el espíritu de los difuntos.

4. Cuarto nivel: El pan de muerto, representación de la eucaristía católica, ocupa este lugar en la ofrenda como un símbolo de comunión y ciclo de la vida y la muerte.


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5. Quinto nivel: Aquí se disponen los alimentos favoritos del difunto, como frutas, dulces y platillos tradicionales, para que el alma pueda disfrutar de estos manjares en su visita.

6. Sexto nivel: El retrato del difunto se coloca acompañado de veladoras, cuya luz guía el regreso del ser querido a este mundo.

7. Séptimo nivel: En la parte más alta del altar se forma una cruz, símbolo del catolicismo, hecha con semillas, frutas o cal, que ayuda a expiar los pecados del difunto.

Esta ofrenda, más allá de ser un conjunto de objetos, es un reflejo del respeto y cariño que las familias mexicanas sienten por sus seres queridos. A través de este altar, las almas no solo son recordadas, sino que, según la creencia popular, regresan brevemente al mundo de los vivos para disfrutar de los elementos que con tanto esmero les han preparado.

El Día de Muertos es una de las festividades más representativas de México, no solo por su colorido y simbolismo, sino por la manera en que mantiene viva la memoria de quienes ya no están, reafirmando los lazos familiares y culturales que trascienden el tiempo y la muerte.