/ viernes 24 de mayo de 2024

Manuel Buendía le quitó la ingenuidad al periodismo en México: Raymundo Riva Palacio

El periodista Raymundo Riva Palacio habló acerca del trabajo de Buendía y lo que significó su asesinato para el gremio periodístico

Nunca trabajaron juntos, pero siempre fueron “cómplices” en el cruce de información y pasiones periodísticas como la operación de los servicios de inteligencia, Raymundo Riva Palacio, experimentado periodista, quien ha sido director en diversos medios de información expone en entrevista con El Sol de México cómo el crimen de uno de sus amigos, Manuel Buendía le quitó la “ingenuidad” al periodismo mexicano y cómo este homicidio ocurrido hace 40 años, poco ha marcado diferencias en el ejercicio de una prensa independiente y libre de ataques.

Pero también destaca las virtudes que tenía Buendía, la paciencia y el olfato para desarrollar temas que cimbraron a todo el aparato del poder político de ese México de principios de los ochentas.

“Desde que fue director en La Prensa, lo que mostró fue un olfato periodístico enorme y una manera en la cual empujaba a los reporteros a ir más allá de lo que se veía, tanto que La Prensa cuando él la dirigió, La Prensa iba adelante de la policía, hoy eso es un poco peligroso, porque si uno va delante de la policía en temas de narcotráfico, el narcotráfico piensa que esa información de los enemigos, se vuelve un riesgo de vida”.

También recordó que tuvo acceso a una investigación realizada por presidencia de la República, que hizo un equipo encabezado por Samuel del Villar, quien era asesor del presidente Miguel de la Madrid, y llegaron a la conclusión de que la muerte de Buendía había sido “un trabajo interno del Estado mexicano”.


Ya 40 años del asesinato de Manuel Buendía, ¿consideras que fue un parteaguas para el periodismo mexicano?

No fue el primero que fue asesinado, el primero fue Roberto Martínez Montenegro que era corresponsal de Excélsior en Culiacán en 1976-77, pero nunca había habido un asesinato de esta naturaleza, que efectivamente, ahí perdimos la ingenuidad los periodistas.

Yo me acuerdo del miedo, ahí cuando se estaba velando en Gayoso había mucho miedo en los periodistas, si alguien es capaz de asesinar a un periodista tan importante, tan prominente, tan público, pues el resto totalmente está vulnerable y como siempre sucede cuando hay eventos de esta naturaleza, pues no se sabe si esto es parte de algo que va a venir contra, en general o fue un evento aislado, son momentos de muchísima incertidumbre y de mucho dolor por el hueco que dejó Manuel Buendía.


¿Hubo cambios dentro del periodismo, en sus modelos y su forma de trabajo, luego de este crimen?

En foros y periodistas, que ahora son grandes personajes, yo me peleaba mucho porque decían que los asesinatos de periodistas eran por razones personales, que no eran por razones de trabajo por años, estoy hablando mediados de los 90, la descalificación total, este abandono total de lo que era el gremio, que empieza a cambiar ya cuánto pues casi más de 15 años después del asesinato de Buendía con Jesús Blancomelas, cuando primero le empiezan a censurar sus columnas en los periódicos donde las publicaban en el norte del país que es 2005 y luego su atentado, eso empezó a cambiar un poco la percepción y un poco la conciencia. Pero es hasta muy reciente donde ya en el asesinato de un periodista, la primera hipótesis es por su trabajo, durante lustros, la primera hipótesis era un asunto personal.

No hay tampoco un trabajo realmente de gremio unido en torno al problema del periodismo. Sí es cierto, hay organizaciones, se han creado organizaciones que hacen un enorme trabajo, pero siguen apareciendo organizaciones, porque las que existen no terminan de representar a todos.


¿Cómo te enteras de la muerte de Manuel Buendía?

Fíjate que yo está en la redacción de Excélsior y ya casi me iba y entró Regino Díaz Redondo, el director, quería hablar con el jefe de información, que estaba yo con él, en ese momento lo estaba supliendo y el jefe información era Carlos Cantón Cetina y le dijo: ‘acaban de asesinar a Manuel Buendía’. Entonces dice, ‘hay que enviar a alguien’. Dije: ‘yo voy’. Y me fui, así fue como me enteré.

Llegué, me acuerdo que estaba cerca de donde estaba su oficina, agarré el automóvil. Lo tiré en una esquina donde ni siquiera piensas, era Insurgentes y no recuerdo que calle pero ahí mero en la esquina de su oficina y Buendía todavía estaba en el suelo. Llegué a unos 20 minutos después de que le habían disparado, pero ni me paré, lo que hice fue subir inmediatamente a su oficina, pero así fue como me enteré.

Platiqué con Juan Manuel Bautista (asistente), platiqué con el chofer del camión de pasajeros y platiqué con algunos pasajeros que todavía estaban ahí. Todos ellos coincidían en que había otra persona, alguien, que interpreté, era lo que normalmente se conoce como el muro, que va a otra persona para que si se complica la situación les ayude a escapar, sé que sí fue una persona que le disparó me acuerdo muy bien la descripción que hizo Juan Manuel Bautista porque bajó porque algo se le había olvidado, ya se iba no funcionaba el elevador, tenía dos meses de no funcionar el elevador. Entonces bajó Buendía, obviamente caminando y corrió Juan Manuel Bautista. Él (Buendía) iba al estacionamiento y vio cuando una persona por atrás le bajó la gabardina y se la dejó a la mitad de los brazos y entonces le disparó, lo hizo alguien que sabía perfectamente inmovilizar a una persona, porque Buendía siempre iba armado.

Quince días antes, me acuerdo, habíamos cenado en la Zona Rosa, en un restaurante que le gustaba mucho: Las Mercedes y entonces me dijo que salieramos caminando. Le dije: ‘yo me voy a ir del otro lado de la calle porque es un peligro que me vean a junto a usted’, pero bromeando, entonces él dijo:

No, no a mí el día que alguien me quiera matar, como llevaba pistola, ‘yo me voy a llevar a un cabrón de estos.

No tenía una actitud de que él pensara en su muerte.


¿Normalmente, era un periodista solitario?

Siempre, sí, se reunía con amigos y personas en restaurantes, pero él nunca dio esa impresión de tener miedo aquí.

Después de su homicidio, se crea hasta una comisión especial en la administración de Carlos Salinas, ¿cómo ves la investigación de su muerte?

Yo siempre he pensado que la Dirección Federal de Seguridad lo que hizo fue establecer un perímetro de seguridad, nunca he pensado y, ahorita voy a abundar en eso, nunca he pensado que Juan Manuel Ávila Mora a quien acusan de ser el autor material, haya disparado, tiempo después tuve acceso a una investigación en la presidencia de la República, que hizo la oficina de Samuel del Villar, que era asesor del presidente Miguel de la Madrid, y ellos hicieron una investigación paralela y en esta investigación paralela, habían llegado a una conclusión cuyo primer punto es que el asesinato había sido un trabajo interno del Estado mexicano que había sido resultado de una coincidencia de interés programado, de alguna manera, entre la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de la Defensa Nacional, incluso tenían registrada una reunión.

En ese altísimo nivel un mes antes del asesinato, derivado de un par de columnas que publicó Manuel Buendía que tomó de un desplegado de los obispos del Pacífico, que se publicó en primera página de la segunda sección de Excélsior, porque tenía como 180 secciones y las notas iban corriendo por secciones, pero se publicó era una nota firmada por un reportero, Federico Ortiz, donde los obispos del Pacífico denunciaban la colusión del narcotráfico con políticos en el sur y retomó esa esa información y la desarrollo en dos en dos columnas.

Este grupo paralelo me mostró la fotografía que ellos tenían del autor material del asesino, un militar, no me dieron el rango, pero la foto era de la morgue que dice fue asesinado tres días después (del homicidio de Buendía) en Zacatecas, 120 puñaladas que es un poco como son los crímenes pasionales, entonces esa es la conclusión a la cual llegó este grupo este grupo paralelo, que si era un tema de vinculación del Gobierno con el narcotráfico por un asunto de divisas.

Esto ya es un nivel de investigación técnica a la cual solamente se pudo haber llegado teniendo acceso a toda la información, que en ese entonces era totalmente secreta.

Siempre me pareció muy difícil que fuera José Antonio Zorrilla Pérez y la Federal de Seguridad porque no había un motivo real para que esto sucediera.

Estuve buscando a Zorrilla Pérez durante más de 20 años, buscando que platicara conmigo, hasta que finalmente pude platicar con él en la cárcel y me dijo que estaba amenazado, las únicas personas que lo podían haber amenazado, el secretario de la Defensa o el secreto de Gobernación, Manuel Bartlett, porque de él dependía directamente y yo le pregunté cuál fue el motivo del asesinato de Buendía y él me contó que era porque había descubierto que el gobierno de México en coordinación con el Gobierno de Regan había estado enviando armas al sindicato de Solidaridad en Polonia, esto un esquema de dentro de la Guerra Fría y que las armas que había enviado el vuelo de México por alguna razón, habían sido decomisadas por la agencia de alcohol tabaco de fuego en el puerto de Nueva York y que Buendía tenía toda esta información. Sigo pensando que la investigación que hizo Samuel del Villar, para mí es la conclusión más creíble del asesinato de Buendía.


¿Este homicidio estuvo vinculado con el caso Kiki Camarena?

No, lo quisieron vincular, pero Buendía no trabajaba ni con la DEA, ni con la CIA. Es una mentira, no es un mito.

Desde hace 50 años uno de mis grandes intereses, he tenido dos grandes intereses, uno el tema de los medios y el tema de la de los servicios de inteligencia, si tú te asomas por ahí al al librero vas a ver muchos libros vinculados con los nervios de inteligencia.

Todo esto lo comento porque Buendía tenía fuentes excepcionales, yo tenía un archivo y una acumulación de libros que él sabía cuál era lo que me interesaba el tema y lo que leía yo, sobre archivos que yo iba juntando y juntando y cuando él tenía, no todas las veces, pero cuando menos dos veces que iba a tener el nombre del jefe de la CIA en México, entonces me hablaba y me decía ‘oiga, nos vemos a desayunar y se lleva sus libros’, ya sabía de qué se trataba.


¿Qué es lo que más recuerdas y que hayas aprendido de Buendía?

Varias cosas, una era su paciencia y lo meticuloso que era. ¿Por qué es tan importante la paciencia? Porque todos los que somos reporteros sabemos muy bien que una de las necesidades existenciales que tenemos es, si tenemos una, o lo que consideramos una gran nota nos urge publicarla, tenemos un problema de impaciencia y de ansiedad y de frustración y Manuel Buendía que era un gran reportero, tenía eso que no tenemos casi nadie, decir: hasta que no lo tenga amarrado no lo voy a soltar y estaba como hormiguita, el siempre siempre buscando, preguntando, conectando las cosas. Yo creo que esas dos virtudes, la otra en lo personal, era un tipo absolutamente accesible, nunca tuvo comportamientos de diva, siempre fue sencillo con todos.


Él siempre siguió siendo un reportero de trinchera.

Nunca trabajaron juntos, pero siempre fueron “cómplices” en el cruce de información y pasiones periodísticas como la operación de los servicios de inteligencia, Raymundo Riva Palacio, experimentado periodista, quien ha sido director en diversos medios de información expone en entrevista con El Sol de México cómo el crimen de uno de sus amigos, Manuel Buendía le quitó la “ingenuidad” al periodismo mexicano y cómo este homicidio ocurrido hace 40 años, poco ha marcado diferencias en el ejercicio de una prensa independiente y libre de ataques.

Pero también destaca las virtudes que tenía Buendía, la paciencia y el olfato para desarrollar temas que cimbraron a todo el aparato del poder político de ese México de principios de los ochentas.

“Desde que fue director en La Prensa, lo que mostró fue un olfato periodístico enorme y una manera en la cual empujaba a los reporteros a ir más allá de lo que se veía, tanto que La Prensa cuando él la dirigió, La Prensa iba adelante de la policía, hoy eso es un poco peligroso, porque si uno va delante de la policía en temas de narcotráfico, el narcotráfico piensa que esa información de los enemigos, se vuelve un riesgo de vida”.

También recordó que tuvo acceso a una investigación realizada por presidencia de la República, que hizo un equipo encabezado por Samuel del Villar, quien era asesor del presidente Miguel de la Madrid, y llegaron a la conclusión de que la muerte de Buendía había sido “un trabajo interno del Estado mexicano”.


Ya 40 años del asesinato de Manuel Buendía, ¿consideras que fue un parteaguas para el periodismo mexicano?

No fue el primero que fue asesinado, el primero fue Roberto Martínez Montenegro que era corresponsal de Excélsior en Culiacán en 1976-77, pero nunca había habido un asesinato de esta naturaleza, que efectivamente, ahí perdimos la ingenuidad los periodistas.

Yo me acuerdo del miedo, ahí cuando se estaba velando en Gayoso había mucho miedo en los periodistas, si alguien es capaz de asesinar a un periodista tan importante, tan prominente, tan público, pues el resto totalmente está vulnerable y como siempre sucede cuando hay eventos de esta naturaleza, pues no se sabe si esto es parte de algo que va a venir contra, en general o fue un evento aislado, son momentos de muchísima incertidumbre y de mucho dolor por el hueco que dejó Manuel Buendía.


¿Hubo cambios dentro del periodismo, en sus modelos y su forma de trabajo, luego de este crimen?

En foros y periodistas, que ahora son grandes personajes, yo me peleaba mucho porque decían que los asesinatos de periodistas eran por razones personales, que no eran por razones de trabajo por años, estoy hablando mediados de los 90, la descalificación total, este abandono total de lo que era el gremio, que empieza a cambiar ya cuánto pues casi más de 15 años después del asesinato de Buendía con Jesús Blancomelas, cuando primero le empiezan a censurar sus columnas en los periódicos donde las publicaban en el norte del país que es 2005 y luego su atentado, eso empezó a cambiar un poco la percepción y un poco la conciencia. Pero es hasta muy reciente donde ya en el asesinato de un periodista, la primera hipótesis es por su trabajo, durante lustros, la primera hipótesis era un asunto personal.

No hay tampoco un trabajo realmente de gremio unido en torno al problema del periodismo. Sí es cierto, hay organizaciones, se han creado organizaciones que hacen un enorme trabajo, pero siguen apareciendo organizaciones, porque las que existen no terminan de representar a todos.


¿Cómo te enteras de la muerte de Manuel Buendía?

Fíjate que yo está en la redacción de Excélsior y ya casi me iba y entró Regino Díaz Redondo, el director, quería hablar con el jefe de información, que estaba yo con él, en ese momento lo estaba supliendo y el jefe información era Carlos Cantón Cetina y le dijo: ‘acaban de asesinar a Manuel Buendía’. Entonces dice, ‘hay que enviar a alguien’. Dije: ‘yo voy’. Y me fui, así fue como me enteré.

Llegué, me acuerdo que estaba cerca de donde estaba su oficina, agarré el automóvil. Lo tiré en una esquina donde ni siquiera piensas, era Insurgentes y no recuerdo que calle pero ahí mero en la esquina de su oficina y Buendía todavía estaba en el suelo. Llegué a unos 20 minutos después de que le habían disparado, pero ni me paré, lo que hice fue subir inmediatamente a su oficina, pero así fue como me enteré.

Platiqué con Juan Manuel Bautista (asistente), platiqué con el chofer del camión de pasajeros y platiqué con algunos pasajeros que todavía estaban ahí. Todos ellos coincidían en que había otra persona, alguien, que interpreté, era lo que normalmente se conoce como el muro, que va a otra persona para que si se complica la situación les ayude a escapar, sé que sí fue una persona que le disparó me acuerdo muy bien la descripción que hizo Juan Manuel Bautista porque bajó porque algo se le había olvidado, ya se iba no funcionaba el elevador, tenía dos meses de no funcionar el elevador. Entonces bajó Buendía, obviamente caminando y corrió Juan Manuel Bautista. Él (Buendía) iba al estacionamiento y vio cuando una persona por atrás le bajó la gabardina y se la dejó a la mitad de los brazos y entonces le disparó, lo hizo alguien que sabía perfectamente inmovilizar a una persona, porque Buendía siempre iba armado.

Quince días antes, me acuerdo, habíamos cenado en la Zona Rosa, en un restaurante que le gustaba mucho: Las Mercedes y entonces me dijo que salieramos caminando. Le dije: ‘yo me voy a ir del otro lado de la calle porque es un peligro que me vean a junto a usted’, pero bromeando, entonces él dijo:

No, no a mí el día que alguien me quiera matar, como llevaba pistola, ‘yo me voy a llevar a un cabrón de estos.

No tenía una actitud de que él pensara en su muerte.


¿Normalmente, era un periodista solitario?

Siempre, sí, se reunía con amigos y personas en restaurantes, pero él nunca dio esa impresión de tener miedo aquí.

Después de su homicidio, se crea hasta una comisión especial en la administración de Carlos Salinas, ¿cómo ves la investigación de su muerte?

Yo siempre he pensado que la Dirección Federal de Seguridad lo que hizo fue establecer un perímetro de seguridad, nunca he pensado y, ahorita voy a abundar en eso, nunca he pensado que Juan Manuel Ávila Mora a quien acusan de ser el autor material, haya disparado, tiempo después tuve acceso a una investigación en la presidencia de la República, que hizo la oficina de Samuel del Villar, que era asesor del presidente Miguel de la Madrid, y ellos hicieron una investigación paralela y en esta investigación paralela, habían llegado a una conclusión cuyo primer punto es que el asesinato había sido un trabajo interno del Estado mexicano que había sido resultado de una coincidencia de interés programado, de alguna manera, entre la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de la Defensa Nacional, incluso tenían registrada una reunión.

En ese altísimo nivel un mes antes del asesinato, derivado de un par de columnas que publicó Manuel Buendía que tomó de un desplegado de los obispos del Pacífico, que se publicó en primera página de la segunda sección de Excélsior, porque tenía como 180 secciones y las notas iban corriendo por secciones, pero se publicó era una nota firmada por un reportero, Federico Ortiz, donde los obispos del Pacífico denunciaban la colusión del narcotráfico con políticos en el sur y retomó esa esa información y la desarrollo en dos en dos columnas.

Este grupo paralelo me mostró la fotografía que ellos tenían del autor material del asesino, un militar, no me dieron el rango, pero la foto era de la morgue que dice fue asesinado tres días después (del homicidio de Buendía) en Zacatecas, 120 puñaladas que es un poco como son los crímenes pasionales, entonces esa es la conclusión a la cual llegó este grupo este grupo paralelo, que si era un tema de vinculación del Gobierno con el narcotráfico por un asunto de divisas.

Esto ya es un nivel de investigación técnica a la cual solamente se pudo haber llegado teniendo acceso a toda la información, que en ese entonces era totalmente secreta.

Siempre me pareció muy difícil que fuera José Antonio Zorrilla Pérez y la Federal de Seguridad porque no había un motivo real para que esto sucediera.

Estuve buscando a Zorrilla Pérez durante más de 20 años, buscando que platicara conmigo, hasta que finalmente pude platicar con él en la cárcel y me dijo que estaba amenazado, las únicas personas que lo podían haber amenazado, el secretario de la Defensa o el secreto de Gobernación, Manuel Bartlett, porque de él dependía directamente y yo le pregunté cuál fue el motivo del asesinato de Buendía y él me contó que era porque había descubierto que el gobierno de México en coordinación con el Gobierno de Regan había estado enviando armas al sindicato de Solidaridad en Polonia, esto un esquema de dentro de la Guerra Fría y que las armas que había enviado el vuelo de México por alguna razón, habían sido decomisadas por la agencia de alcohol tabaco de fuego en el puerto de Nueva York y que Buendía tenía toda esta información. Sigo pensando que la investigación que hizo Samuel del Villar, para mí es la conclusión más creíble del asesinato de Buendía.


¿Este homicidio estuvo vinculado con el caso Kiki Camarena?

No, lo quisieron vincular, pero Buendía no trabajaba ni con la DEA, ni con la CIA. Es una mentira, no es un mito.

Desde hace 50 años uno de mis grandes intereses, he tenido dos grandes intereses, uno el tema de los medios y el tema de la de los servicios de inteligencia, si tú te asomas por ahí al al librero vas a ver muchos libros vinculados con los nervios de inteligencia.

Todo esto lo comento porque Buendía tenía fuentes excepcionales, yo tenía un archivo y una acumulación de libros que él sabía cuál era lo que me interesaba el tema y lo que leía yo, sobre archivos que yo iba juntando y juntando y cuando él tenía, no todas las veces, pero cuando menos dos veces que iba a tener el nombre del jefe de la CIA en México, entonces me hablaba y me decía ‘oiga, nos vemos a desayunar y se lleva sus libros’, ya sabía de qué se trataba.


¿Qué es lo que más recuerdas y que hayas aprendido de Buendía?

Varias cosas, una era su paciencia y lo meticuloso que era. ¿Por qué es tan importante la paciencia? Porque todos los que somos reporteros sabemos muy bien que una de las necesidades existenciales que tenemos es, si tenemos una, o lo que consideramos una gran nota nos urge publicarla, tenemos un problema de impaciencia y de ansiedad y de frustración y Manuel Buendía que era un gran reportero, tenía eso que no tenemos casi nadie, decir: hasta que no lo tenga amarrado no lo voy a soltar y estaba como hormiguita, el siempre siempre buscando, preguntando, conectando las cosas. Yo creo que esas dos virtudes, la otra en lo personal, era un tipo absolutamente accesible, nunca tuvo comportamientos de diva, siempre fue sencillo con todos.


Él siempre siguió siendo un reportero de trinchera.

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