Los nacimientos, grato simbolismo religioso en México

Es importante recuperar la práctica no sólo desde la fe, sino de con comunicación e interacción familiar, para no perder nuestras raíces autóctonas y evolutivas

Denise y Guillermo López Espinal / Diario del Sur

  · miércoles 27 de noviembre de 2024

Una de las épocas más recordadas es la tradición de instalar el nacimiento del niño Dios en las casas, fomentando el momento de interacción familiar / Foto: Cortesía / Denise López

La cultura tradicional de las fiestas decembrinas en México, se ve reflejada en los nacimientos, que se colocan en las casas, escuelas, lugares públicos e iglesias, para recordar el nacimiento del niño Jesús en un establo de Belén. Las familias acostumbran a colocar en sus hogares un pesebre en el que se representa la Sagrada Familia: José y María, así como a los Reyes Magos, algunos pastores y animales.

La creación del nacimiento se atribuye a San Francisco de Asís, hace poco menos de 800 años en Italia. Al inicio la representación era de tamaño natural, es decir, con personas y animales de carne y hueso. La práctica se fue extendiendo en toda Europa, principalmente en centros religiosos; alrededor del siglo XV comenzó a utilizarse pequeñas figuras representativas, montando los propios pesebres en sus hogares, desarrollando creatividad, estética y simbolismo de la tradición familiar.

Cada nacimiento utiliza los elementos culturales autóctonos de cada región o de cada pueblo, e incluso hasta de las características geográficas, ya que, para su elaboración, en algunos lugares suele usarse materiales extraídos directamente de la naturaleza que se tienen a disposición de manera inmediata. Esto proporciona una estética muy particular a cada nacimiento hecho de manera artesanal. En nuestra región podemos ver la presencia de las hojas de plátano, café, cacao y palmeras.

En México, comenzó a principios de la conquista como práctica y estrategia –como la pastorela y las posadas–, para facilitar la tarea de evangelización de los pueblos originarios. Por su puesto, a lo largo de cinco siglos, tanto la composición como la técnica han variado enormemente. Hoy disfrutamos de una diversidad de diseños, técnicas, elementos de elaboración y decoración. Existen los nacimientos de cerámica, barro, madera, tela, papel.

De acuerdo con Sergio Sánchez Vázquez, profesor investigador del Área Académica de Antropología e Historia de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la tradición de los nacimientos o pesebres navideños en México fue un método de evangelización para las comunidades indígenas: “Estas manifestaciones, si bien tienen una connotación religiosa, también son expresiones culturales que no deberían ser interpretadas como una agresión contra sectores o comunidades religiosas”.

Actualmente ha disminuido la colocación de los nacimientos, posiblemente por la carestía económica, la adaptación de tradiciones extranjeras como la colocación del pino navideño, imágenes de Santa Claus, renos, botas, la disminución de la fe y los simbolismos que la religión representaba con cada uno de los elementos: ”Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue (Lc 2, 6-7)”.

En nuestra ciudad desde hace varios años, el Centro Cultural “A puerta abierta”, realiza su pastorela decembrina, sarcásticamente se hacen reflexiones de la cotidianidad de la sociedad, simulando el camino de los pastores para llegar a ver el nacimiento de Jesús en Belén, enfrentando una serie de problemas que deben sortear para poder llegar a su destino y que trata de alejarlos del objetivo. Nuestros amigos Arcelia Santiago Mecott y Antonio Flores Hidalgo, escenifican con artistas locales personajes como Jesús, María, José, el Diablo, los ángeles y los pastores.

Muchos de los que ahora tenemos a nuestro cargo una familia, podríamos recuperar esta tradición, no sólo desde una perspectiva de fe, sino de comunicación e interacción familiar, que permita desarrollar una identidad de fortalecimiento a nuestras raíces autóctonas y evolutiva hecha por la religión. Recordar el trabajo hecho en casa por los abuelos cuando se salía a los patios a recoger las piedritas para colocarlas cerca del pesebre junto a los reyes magos y cantar villancicos al momento de nacer al Niño Dios como: Pastores a Belén, Vamos pastores vamos, El niño del tambor, Arre borriquito, el Burrito sabanero, Campana sobre campana, entre otros.

Cada nacimiento utiliza los elementos culturales autóctonos de cada región o de cada pueblo / Foto: Cortesía / Denise López

Si usted tiene la oportunidad de tomarse un momento para disfrutar de la convivencia con sus hijos, hermanos, padres o vecinos, es un buen pretexto para hacerlo. ¡Felices fiestas decembrinas y que realmente el nacimiento del niño Dios surja en los corazones y le den visión de vida a cada uno de sus proyectos!