Chiapas no se unió de manera inmediata a la Revolución Maderista de 1910. El estado se mantuvo esperando a ver cómo se desarrollaban los eventos en el resto del país. Fue hasta 1914 que los chiapanecos tomaron un papel activo en el conflicto, debido a la renuncia de Porfirio Díaz a la Presidencia de la República en 1911 y la salida de Ramón Rabasa como gobernador porfirista de Chiapas.
El 14 de septiembre de 1914, los constitucionalistas, dirigidos por Jesús Agustín Castro, tomaron Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas. Con la llegada de la brigada de la División Veintiuno, compuesta por 1,200 oficiales y soldados, los carrancistas tomaron el control de los tres Poderes del Estado y de la comandancia militar. En ese momento, las promesas de la Revolución Mexicana se hicieron realidad: la confiscación de las propiedades del clero, la promulgación de la Ley de Obreros, la abolición de la servidumbre y las tiendas de raya, el establecimiento de la jornada máxima laboral y el salario mínimo, así como el impulso a la devolución de tierras a los campesinos.
Sin embargo, estas medidas fueron vistas como una amenaza directa a los intereses de los poderosos hacendados, terratenientes y comerciantes de la región, quienes no estaban dispuestos a perder su estatus. Fue entonces cuando, el 2 de diciembre de 1914, un grupo de familias chiapanecas, encabezadas por el coronel Tiburcio Fernández Ruiz, se levantaron en armas en un movimiento conocido como la Revolución Mapachista, que se oponía a las reformas constitucionalistas.
La guerra de Tuxtla: batallas por la plaza central
La lucha por el control de Tuxtla Gutiérrez fue clave para la Revolución en Chiapas. Las batallas más significativas ocurrieron el 5 de junio y el 29 de julio de 1917, cuando los mapachistas intentaron tomar la plaza central de la ciudad, considerada el símbolo del poder en el estado. A pesar de sus esfuerzos, los constitucionalistas, liderados por el gobernador Pablo Villanueva San Miguel, defendieron la ciudad con tenacidad, utilizando trincheras y puntos estratégicos de defensa, como el Palacio de Gobierno, el Cuartel General, y el cerro de La Lomita. Estos combates fueron intensos y resultaron en la pérdida de numerosas vidas.
El enfrentamiento entre los carrancistas y los mapachistas reflejaba una lucha profunda sobre el futuro de la estructura económica y social de Chiapas. Los carrancistas, apoyados por el ejército constitucionalista, buscaban modificar el modelo social, poner fin a la explotación laboral y otorgar más derechos a los trabajadores. Por otro lado, los mapachistas deseaban mantener el orden económico y social heredado del porfiriato, asegurando el dominio de las élites chiapanecas sobre la economía y la política.
A lo largo de la Revolución Mexicana en Chiapas, también surgieron otros grupos que se oponían a los constitucionalistas, como los porfiristas, los rabasistas y los zapatistas. Sin embargo, fue la rivalidad entre los carrancistas y los mapachistas la que dominó los enfrentamientos y las decisiones políticas en la región.
El vacío de poder y la consolidación del Mapachismo
A pesar de las victorias parciales de los constitucionalistas, la Revolución Mexicana en Chiapas no resultó en un cambio profundo para las clases populares, ya que no existía una verdadera conciencia de clase entre los trabajadores y campesinos. Muchos de los obreros y campesinos pobres se sumaron a la causa de sus patrones por necesidades económicas, sin ser conscientes de los cambios sociales que los constitucionalistas trataban de implementar.
El 18 de mayo de 1920, después de seis años de luchas y batallas, los carrancistas abandonaron Tuxtla Gutiérrez. Este vacío de poder fue rápidamente ocupado por las fuerzas mapachistas, quienes no solo tomaron la ciudad, sino que también consolidaron su control sobre el estado. Este cambio de poder marcó el fin de la Revolución Mexicana en Chiapas, y el inicio de una nueva era, en la que el control político volvió a manos de las familias chiapanecas.
El triunfo del Mapachismo y la paz en Chiapas
El 1 de febrero de 1921, Tiburcio Fernández Ruiz, quien había liderado la Revolución Mapachista, fue elegido gobernador constitucional de Chiapas. La paz y el orden regresaron al estado, pero no hubo cambios significativos en la estructura económica. La recuperación del poder político por parte de los mapachistas significó la restauración de la antigua estructura social y económica, dominada por las élites terratenientes y comerciales.
Este triunfo de los mapachistas se consolidó con la promulgación de la Constitución Política del Estado de Chiapas el 1 de febrero de 1921. De esta manera, la Revolución Mexicana en Chiapas resultó ser una revolución que, aunque signó el fin de una época, no transformó radicalmente la vida de los chiapanecos. En lugar de una revolución social, Chiapas vivió un proceso de resistencia y recuperación del poder por las élites locales.
Pablo Villanueva: Héroe Olvidado
Uno de los grandes héroes de la Revolución Mexicana en Chiapas, el coronel Pablo Villanueva San Miguel, quien defendió con valentía la Plaza de Tuxtla en 1917, sigue siendo un personaje ignorado tanto en la historia nacional como en la historia estatal. Villanueva, quien lideró las batallas del 5 de junio y el 29 de julio de 1917, luchó incansablemente para proteger la ciudad de la toma por los mapachistas, pero su legado ha quedado opacado por el triunfo final del mapachismo.
La Revolución Mexicana en Chiapas fue una historia compleja, marcada por la resistencia de las élites chiapanecas que lucharon por mantener su poder y por la ausencia de una verdadera revolución social. A pesar de los triunfos constitucionalistas y las reformas impulsadas, Chiapas vivió un proceso político que consolidó el control de las élites locales y permitió la restauración de un orden que se mantenía intacto desde el Porfiriato.