Según datos de la Casa Universitaria del Libro de la UNAM, plagada de sátira, originalidad y mucha muerte, la calaverita literaria es una de las tradiciones más importantes de México. También conocidas como “panteones”, estas composiciones poéticas breves están conformadas por versos rítmicos o epigramas que expresan pensamientos satíricos o ingeniosos.
Lo que las hace destacar es que tienen como motivo principal la muerte, vista desde la sátira, la picardía y la ironía. Además, en formatos actuales, suelen acompañarse de imágenes caricaturescas de la persona, temática o asunto al que se dedican los versos.
Origen y evolución de las calaveritas literarias
Uno de los antecedentes más reconocidos de la naturaleza de la calaverita se halla en el texto novohispano "La portentosa vida de la muerte" (1792), escrito por el franciscano Fray Joaquín Bolaños. Esta obra, considerada vital para entender “la estética de la muerte novohispana”, fue fuertemente censurada por personajes como José Antonio Alzate. En la obra de Bolaños, la muerte es personificada como un esqueleto viviente que camina entre los vivos, alternando lo solemne y lo chusco, lo trágico y lo cómico, lo terrible y lo grotesco. La muerte, tratada con gracia y humor, inspiraría a posteriores ilustradores como José Guadalupe Posada, quien inmortalizó esta visión satírica en su arte.
Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XIX que las calaveritas literarias empezaron a publicarse en medios impresos debido a la censura de la época colonial. La primera calavera literaria registrada apareció en 1849 en el periódico El Socialista, editado en Guadalajara por José Indelicato. Estas primeras calaveras se enfocaban en criticar a la alta sociedad y reclamar injusticias sociales, con versos que ridiculizaban a las élites por intentar parecerse a las clases adineradas europeas.
▶️ ¡Da clic aquí! Únete al canal del Diario del Sur en WhatsApp para no perderte de la información más importante
La calavera literaria en la actualidad
Hoy en día, el legado de las calaveritas literarias ha enfrentado el paso del tiempo. Aunque caricaturistas contemporáneos han recuperado esta tradición en varias ocasiones, su presencia en la vida cultural no es tan prominente como antes. A pesar de ello, iniciativas estudiantiles y culturales continúan realizando convocatorias para mantener viva esta forma de sátira literaria, incentivando la participación y la creatividad de las nuevas generaciones.
¿Cómo hacer una calaverita literaria?
1. Escoge un tema: Una persona o una situación que capte tu interés. Observa con detenimiento los rasgos exagerables sobre el tema. Empaparse de todo lo que implica la persona o situación ayuda a despertar los sentidos. ¡Entre más ridículo, mejor!
2. Lleva todo a la ultratumba: Juega con las situaciones y los rasgos, hazlo pícaro, satírico o incluso insultivo (sin pasarte). Evoca todo esto a través de una rima con versos de similar tamaño y ritmo constante. Cuanto más creativa, mejor.
3. Habla del vivo como si estuviera muerto: Inspirado en el origen epitáfico de las calaveritas, describe a la persona como si estuviera fallecida, o usa situaciones en las que la persona se encuentra con La Catrina o La Flaca.
4. Escribe y ajusta: Corrige hasta que tu obra esté lista. No tiene que ser perfecta; como recuerda el escritor Adán Cabral Sanguino: “Lo importante es reírnos un poco de ciertos políticos funestos que han hecho de México un cadáver económico y social”.
Ahora que conoces más sobre las calaveritas literarias, ¿te animas a crear la tuya?