También conocida como palo de agua, el palo de Brasil es una de las plantas tropicales más populares no solo por su belleza, sino por sus múltiples propiedades. Esta planta, apta tanto para interiores como exteriores, es fácil de cuidar y tiene la capacidad de absorber la humedad del ambiente, limpiando el aire y aportando beneficios para la salud.
¿Qué es el palo de Brasil?
El palo de Brasil, conocido también como palo de agua, es una planta de hoja perenne originaria de África. Esta planta tropical se distingue por sus hojas largas y colgantes, adornadas con una franja amarilla en el centro, y su tronco grueso de color marrón. Puede alcanzar hasta seis metros si se siembra directamente en el suelo, aunque en interiores es común verla en macetas o terrazas, con una altura máxima de dos metros.
El palo de Brasil no solo embellece el entorno, sino que también mejora la calidad del aire. Tiene la propiedad de absorber la humedad del ambiente, lo que ayuda a limpiar el aire, remediando problemas como dolores de cabeza y somnolencia. Esta característica la convierte en una planta ideal para mantener en hogares y oficinas.
El palo de Brasil florece solamente una o dos veces a lo largo de su vida. Cuando florece, produce flores coloridas con un aroma atractivo. Se recomienda cortar la flor una vez que se marchite para evitar que la planta pierda vigor.
¿Qué cuidados debo tener con el palo de Brasil?
Para que el palo de Brasil crezca saludablemente y tenga una vida larga, es necesario tener en cuenta varios cuidados esenciales:
Luz: Esta planta no debe exponerse al sol directo, ya que puede quemarse. Lo ideal es ubicarla en un lugar con luz natural indirecta, evitando lugares muy oscuros para que las hojas no se vuelvan marrones.
Temperatura: La temperatura ideal para el palo de Brasil está entre 20º y 25º C. No es recomendable ponerla en ambientes muy fríos, ya que esto puede detener su crecimiento y causar la caída de las hojas. Un ambiente húmedo es preferible, debido a su naturaleza tropical.
Riego: El palo de Brasil no necesita mucho riego, pero el suelo debe permanecer húmedo. Debe regarse dos o tres veces a la semana. Si las hojas se vuelven marrones y comienzan a caer, es probable que le falte agua. Otra alternativa es pulverizar las hojas con un rociador para mantenerlas en buen estado.
