México es una de las naciones con mayor actividad sísmica en el mundo debido a su ubicación geográfica, situada sobre varias placas tectónicas, entre ellas la Placa de Cocos, la Placa del Pacífico y la Placa de Norteamérica.
Estos movimientos telúricos generan terremotos con frecuencia, algunos de los cuales han sido devastadores a lo largo de la historia. Debido a la alta sismicidad, el país ha desarrollado sistemas de alerta temprana y protocolos de protección civil, con la finalidad de mitigar los riesgos para la población.
A lo largo de los años, los terremotos han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva de los mexicanos. Algunos de estos eventos sísmicos no solo han causado daños materiales y pérdidas humanas significativas, sino que también han transformado la forma en que el país enfrenta y se prepara para este tipo de desastres naturales.
Los tres sismos más fuertes de la historia moderna de México
1. El sismo de Jalisco de 1932
El 3 de junio de 1932, un terremoto de magnitud 8.2 sacudió el sureste de Casimiro Castillo, Jalisco. Este sismo es considerado uno de los más potentes en la historia moderna de México. Aunque ocurrió en una zona costera, su impacto fue devastador en varias localidades, afectando edificaciones y causando numerosas pérdidas humanas.
2. El terremoto del 19 de septiembre de 1985
Uno de los eventos más trágicos en la historia de México fue el terremoto de 1985, que golpeó la Ciudad de México con una magnitud de 8.1. Este sismo dejó miles de muertos y destruyó gran parte de la infraestructura de la capital, generando una crisis humanitaria y un cambio radical en las políticas de protección civil del país. El recuerdo de este desastre sigue presente, y cada 19 de septiembre se conmemora con un simulacro nacional para mantener viva la conciencia sobre la preparación ante sismos.
3. El sismo de Chiapas de 2017
El 7 de septiembre de 2017, un terremoto de magnitud 8.2 se originó frente a las costas de Chiapas, siendo el más fuerte registrado en México en más de 100 años. Este sismo afectó principalmente los estados del sureste del país, causando daños graves en viviendas e infraestructuras. Aunque la Ciudad de México no fue el epicentro, la magnitud del evento recordó a los ciudadanos la vulnerabilidad sísmica de todo el país.
Estos tres eventos representan algunos de los terremotos más destructivos de México, marcando acontecimientos importantes en la preparación y respuesta ante futuros movimientos telúricos.