Desde 2008, la festividad del Día de Muertos ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Este reconocimiento destaca la riqueza de colores, sabores y tradiciones que se han mantenido vivas de generación en generación, siendo uno de los elementos más representativos los dulces tradicionales.
El Día de Muertos es una celebración única en la cultura mexicana, que evoca no solo la memoria de los seres queridos que ya no están, sino también la tradición de compartir y honrar sus recuerdos con una ofrenda. En estas ofrendas no pueden faltar los platillos típicos de la temporada, decoraciones vibrantes y, por supuesto, una variedad de dulces tradicionales que endulzan la bienvenida simbólica a los que se han ido.
Entre los dulces más representativos se encuentran:
1. Calaveras de azúcar
Estas calaveras, hechas con jarabe espeso moldeado, se adornan con glaseado colorido y llevan el nombre del difunto o de la persona a quien se regalan. También existen en versiones de chocolate y amaranto.
2. Calabaza y camote en tacha
Productos de temporada cocinados en agua con piloncillo, lo que les da su característico color marrón y un aroma dulce. Este dulce tradicional se prepara en la "tacha", un utensilio antiguo.
3. Alegrías de amaranto
Un dulce prehispánico hecho con amaranto tostado mezclado con miel o piloncillo. A menudo se complementa con frutos secos como pasas y cacahuetes, especialmente en Ciudad de México.
4. Cocadas
Dulce tradicional a base de coco, muy popular en las zonas costeras. Las cocadas se hornean hasta obtener una textura dorada y crujiente.
5. Ate
Tradicionalmente elaborado con membrillo, aunque hoy en día se puede encontrar en sabores como guayaba y manzana. Su textura firme y dulce lo convierte en un favorito para las ofrendas.
Estos dulces, además de endulzar las ofrendas, forman parte del homenaje a los seres queridos que, según la tradición, regresan durante estos días para disfrutar de los manjares que amaron en vida.