La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangre. Esta condición, que surge cuando el cuerpo no produce suficiente insulina o no la utiliza de manera eficaz, tiene repercusiones en diversos órganos y sistemas del cuerpo. Entre los efectos menos conocidos, pero igualmente preocupantes, están los daños que provoca en la salud bucal.
El alto nivel de azúcar en la sangre favorece la proliferación de bacterias en la boca, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis. Estas condiciones afectan gravemente las encías y los huesos que sostienen los dientes, pudiendo llevar, en casos avanzados, a la pérdida dental. Además, la diabetes puede reducir la producción de saliva, resultando en sequedad bucal, lo que facilita la aparición de caries e infecciones bucales.
Otro problema es la lenta capacidad de cicatrización en las personas diabéticas, lo que puede complicar los procedimientos dentales y aumentar el riesgo de infecciones postoperatorias. Para mitigar estos riesgos, es fundamental que los pacientes con diabetes controlen sus niveles de glucosa, mantengan una excelente higiene bucal y acudan regularmente al dentista.
La prevención y la educación sobre estos efectos secundarios poco conocidos de la diabetes son clave para mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta enfermedad.