En la década de los años 80, México se vio envuelto en un escándalo de salud pública relacionado con la compra e importación de leche contaminada proveniente de Irlanda. Todo comenzó tras el accidente nuclear de Chernóbil en 1986, cuando una nube de radiactividad afectó gravemente a varios países europeos, incluyendo a Irlanda.
En un movimiento que hoy se consideraría impensable, el Instituto de Desarrollo de la Leche (IDB) intentó comercializar 40 mil toneladas de leche contaminada deliberadamente. Después de que Brasil rechazara la oferta al descubrir la presencia de partículas radioactivas de Cesio-137, México aceptó adquirir parte de este cargamento, como revela una investigación del Congreso cuyos hallazgos fueron publicados en 1999 y están disponibles en línea.
La llegada de la leche a México
Entre 1986 y 1987, México recibió 2 mil 436.35 toneladas de leche contaminada proveniente de Irlanda. Estas toneladas llegaron a territorio mexicano con niveles de radiactividad muy por encima de los estándares internacionales, con 2 mil 730 bequereles por kilogramo en lugar de los 150 permitidos.
La ocultación de información y la reacción pública
La paraestatal CONASUPO, encargada de la distribución de la leche, no reveló inicialmente la situación. Fue gracias a la publicación de una nueva norma internacional y a la empresa Whayt Vales que se descubrió la peligrosa radiación en la leche. La presión pública y las denuncias de grupos ecologistas como el Grupo de los Cien y Greenpeace llevaron a la devolución oficial de los cargamentos en febrero de 1988.
La investigación concluye con cinco tomos que contienen informes parciales, donde se establece la responsabilidad de CONASUPO en la importación de leche contaminada. Además, se encontró que la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear intentó devolver la leche contaminada de inmediato.
En el informe se puede leer lo siguiente:
"[CONASUPO] negligentemente importó leche contaminada con Cesio radiactivo procedente de Irlanda, en 1986 (...) La Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias no pudo muestrear 12,920.63 Toneladas Métricas, de un total de 28,378 Toneladas Métricas, de leche en polvo procedente de Irlanda durante 1986, porque ya habían sido comercializadas entre los meses de septiembre de 1986 y enero de 1987. De esas toneladas no se pudieron establecer niveles de radiactividad contenidos"
Según la investigación hecha por orden del Congreso, la Secretaría de Salud informó que "no hay evidencia de enfermedades potencialmente asociadas al consumo de leche contaminada con Cesio radiactivo", pero, al mismo tiempo, que "no se desarrolló un seguimiento epidemiológico especial para atender a la población que consumió la leche contaminada con Cesio radiactivo
Consecuencias y reacciones posteriores
El escándalo no quedó sin consecuencias. Hubo denuncias de casos de cáncer relacionados con la leche contaminada, aunque no se pudieron establecer pruebas concluyentes. La creación de la Norma Oficial Mexicana 316 limitó la cantidad de bequereles permitidos en la leche importada. Además, se formó una comisión legislativa para investigar la corrupción y las irregularidades asociadas con CONASUPO.
Uno de tantos casos
Maribel Torres, a la edad de 10 años, fue diagnosticada con osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo. Debido a la gravedad de su enfermedad, necesitaba tratamiento en un hospital en Estados Unidos o en el Distrito Federal, donde vivía con su familia. Acompañada por su padre Teodoro, Maribel recibió atención en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, pero lamentablemente falleció tres años después, en 1999.
Tras el duelo, Teodoro se reunió con otros padres cuyos hijos también habían enfrentado problemas de salud similares y que, al igual que Maribel, recibían productos de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO). Más tarde se descubrió que la leche proporcionada por esta compañía estaba contaminada con radiación proveniente de Chernóbil.
El episodio de la leche contaminada dejó una marca indeleble en la historia de México, recordándonos la importancia crucial de la transparencia, la seguridad alimentaria y la responsabilidad en la gestión de la salud pública.
Generadores de contenido han retomado este caso para dar a conocer la historia.