En México, cada vez más actividades se vinculan con la corrupción y los grupos criminales. La tala de bosques y selvas no es la excepción.
El tráfico de madera con fines comerciales ha provocado la pérdida de 321 mil hectáreas de bosque natural en el país, equivalente a dos veces la superficie de la Ciudad de México.
Además, la tala ilegal ha puesto en peligro a los pobladores y ejidatarios que se niegan a ceder sus áreas forestales para la extracción desmedida y sin regulación de sus recursos naturales.
Andrés Estrada, reportero de El Sol de México, narra qué riesgos enfrentan algunas comunidades en el estado de Guerrero para proteger su patrimonio natural y el de todos los mexicanos.