El comercio entre México y Guatemala es de suma importancia para ambos países, pero se distingue principalmente en dos categorías: el comercio formal e informal. El primero de éstos es regulado por acuerdos y normativas; mientras el informal opera en las balsas que cruzan el río Suchiate, está fuera del marco legal, generando importantes implicaciones económicas y fiscales para ambas naciones.
De acuerdo con estudios realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el comercio informal entre ambos países alcanza un valor superior a 500 o mil millones de dólares anuales. Este comercio, que incluye principalmente productos de consumo diario como alimentos, ropa, electrodomésticos y combustibles, no está sujeto a las normativas fiscales y aduaneras.
Como resultado de este comercio transfronterizo, Guatemala enfrenta pérdidas significativas cada año debido a la evasión de impuestos y el incumplimiento de regulaciones comerciales, lo que impacta negativamente en la recaudación de ingresos fiscales.
El comercio informal en la frontera entre México y Guatemala ha sido una realidad histórica, impulsada por las dinámicas sociales y económicas entre las dos naciones.
En muchas ocasiones, los intercambios informales responden a necesidades inmediatas de las comunidades fronterizas, donde las personas dependen de la venta y compra de productos sin pasar por las aduanas ni pagar impuestos.
En contraste, el comercio formal entre México y Guatemala está regido por acuerdos bilaterales y normativas que de acuerdo a la Secretaría de Economía de México, las ventas anuales de México a Guatemala superan los 500 millones de pesos. Este tipo de comercio se lleva a cabo dentro del marco legal, lo que garantiza que tanto las exportaciones como las importaciones sean registradas y sujetas a impuestos.
Si el comercio informal alcanza 1 millón de dólares y el comercio formal es de 500 millones de pesos, la diferencia económica entre ambos es de aproximadamente 18.5 billones de pesos. Esto refleja una enorme diferencia en el valor de los recursos entre ambos tipos de comercio.
Uno de los principales productos exportados por México a Guatemala es la energía eléctrica, con un valor que supera los 130 millones de pesos anuales. Este es un ejemplo claro de cómo el comercio formal beneficia a ambos países. A diferencia de los intercambios informales,
Sin embargo, a pesar de la importancia del comercio formal, el tráfico comercial informal es una parte crucial de la economía de la frontera, especialmente para los municipios que dependen de estos intercambios para subsistir.
Las autoridades mexicanas y guatemaltecas reconocen los beneficios económicos inmediatos que genera el comercio informal, pero también están conscientes de los desafíos que representa en términos de control fiscal, seguridad y sostenibilidad económica.
Hay muchos retos para mejorar el dinamismo comercial internacional entre México y Guatemala
Coparmex Costa Chiapas
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Costa Chiapas, mencionó que hay muchos retos para mejorar el dinamismo comercial internacional entre México y Guatemala, debido a los miles de millones de pesos que se mueven por el río Suchiate de forma legal o ilegal.
José Pascual Necochea Valdez, presidente de Coparmex Costa Chiapas, explicó que entre los retos está mejorar la seguridad y regularizar la informalidad, ya que, de ese modo, los recursos servirían para algunas mejoras de infraestructura tanto para México como para Guatemala.
“Nosotros, como Coparmex y otras cámaras de conexión, hemos propuesto una zona libre, ya que todos los productos que pasan se mueven de manera ilegal por las balsas, e incluso en camiones completos en la temporada de seca, y hay puentes que se han hecho de manera ilegal”, expresó.
Añadió que, de esa manera, muchos productos no pagarían impuestos y pasarían de manera legal por los puntos fronterizos. Por ello, el análisis debe ser más profundo y realizado por las autoridades, así como por empresarios de México y Guatemala.
Precisó que el traslado de productos por las balsas también conlleva un costo y tiene su riesgo, como el robo o la pérdida de mercancía al caer de las balsas. Incluso, se cobra una cuota de traslado.
Destacó que la competencia desleal ocurre del lado de Guatemala, ya que las empresas de la ciudad venden en locales establecidos y pagan impuestos, pero las personas que vienen de Guatemala y cruzan productos por las balsas manejan este tema de manera personal.
“Los vecinos de Guatemala seguirán viniendo a comprar a Tapachula por su poder adquisitivo, y por eso es importante promover iniciativas que fomenten la legalidad, principalmente para las personas que trasladan sus productos de la ciudad a Guatemala por las balsas”, abundó.
Externó que no hay que descartar ninguna idea para mejorar el intercambio comercial internacional, ya sea con la creación de una zona libre, campañas de concienciación con los guatemaltecos u otros mecanismos para que haya mayores ingresos para los gobiernos de México y Guatemala.
Destacó que, en Tapachula, el año pasado el 65 % del consumo de bienes y servicios de la ciudad fue realizado por centroamericanos, y el 95 % de estos provino de Guatemala.
“El año pasado, cada 6.5 de 10 pesos gastados en compras y servicios en los negocios de la ciudad provinieron de ciudadanos centroamericanos. Esto representa un importante ingreso para la economía de la ciudad”, puntualizó.