En la penumbra de la noche, cuando el velo entre los mundos es más tenue, surge la leyenda de la flor de cempasúchil, un símbolo que ilumina el camino de las almas en el Día de Muertos.
Hace siglos, en las tierras ancestrales, floreció un amor inquebrantable entre dos jóvenes: Xóchitl, cuya belleza rivalizaba con la de las diosas, y Huitzilin, valiente como el sol que ilumina el horizonte. Unidos desde la infancia, su amor creció con la fuerza de los ríos que surcan las montañas.
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Con el corazón lleno de esperanzas, decidieron enfrentar al Dios del Sol en lo alto de una colina, allí donde la luz era más deslumbrante. Su deseo era simple pero profundo: una bendición que les permitiera permanecer juntos por toda la eternidad. Y así, Tonatiuh, con su mirada benevolente, otorgó su gracia a los amantes.
Sin embargo, el destino les preparó una prueba amarga. Huitzilin fue llamado a la batalla para proteger a su pueblo, y la distancia se interpuso en su camino, separándolo de Xóchitl.
El tiempo pasó, pero la triste noticia llegó a los oídos de la joven: su amado había caído en la contienda. El dolor la envolvió como una sombra eterna y, en su desesperación, imploró a Tonatiuh unirse con él en el más allá. El Dios del Sol, conmovido por su sufrimiento, la transformó en una flor de cempasúchil. Un rayo dorado descendió y en la tierra brotó un capullo que guardó su secreto durante largo tiempo.
Un día, el susurro de las alas de un colibrí resonó en el aire. Atraído por el dulce aroma, el pequeño pájaro se posó sobre las hojas de la flor. En ese momento mágico, la flor se abrió, desplegando pétalos amarillos, como el propio sol. La flor había reconocido a su amado Huitzilin, ahora convertido en colibrí.
Y así, la leyenda se arraigó en la tierra y en los corazones de quienes la escucharon. Mientras la flor de cempasúchil florezca y los colibríes revoloteen en los campos, el amor de Xóchitl y Huitzilin permanecerá inmortal, recordándonos que el amor verdadero trasciende los límites del tiempo y el espacio, iluminando nuestros corazones en el Día de Muertos y más allá.