Resistencia a la insulina: qué es y cómo saber si se tiene

Los niveles elevados de azúcar en la sangre pueden obligar a los riñones a comenzar a trabajar más y uno puede sentir la necesidad de beber y orinar más

Marcia Ramos / Diario del Sur

  · jueves 17 de octubre de 2024

Existen varios factores que pueden desencadenar la resistencia a la insulina / Foto: Pixabay

La resistencia a la insulina (RI) es un problema de salud cada vez más común en las sociedades occidentales y, aunque a menudo pasa desapercibida, sus consecuencias pueden ser graves si no se detecta a tiempo. Este trastorno metabólico está estrechamente relacionado con la diabetes tipo 2, pero su impacto va mucho más allá de esta enfermedad.

La insulina es una hormona esencial producida por el páncreas que permite que las células utilicen la glucosa como fuente de energía. Sin embargo, en personas con resistencia a la insulina, las células no responden de manera adecuada a esta hormona, lo que obliga al cuerpo a producir más insulina para mantener los niveles de glucosa en sangre estables. Con el tiempo, este esfuerzo adicional puede agotar al páncreas y derivar en la aparición de diabetes tipo 2.



Factores que contribuyen a la resistencia a la insulina

Existen varios factores que pueden desencadenar la resistencia a la insulina. La obesidad es uno de los más importantes, ya que el exceso de grasa corporal, especialmente en el abdomen, está vinculado a un estado de inflamación crónica que contribuye al desarrollo de RI. Otras causas incluyen el sedentarismo, la genética, una dieta rica en azúcares refinados, el envejecimiento, el estrés, las infecciones y, en algunos casos, el embarazo.

Durante la gestación, la sensibilidad a la insulina disminuye debido a la producción de hormonas placentarias, lo que puede derivar en diabetes gestacional, especialmente en mujeres con antecedentes familiares de diabetes o sobrepeso.

La resistencia a la insulina no solo es un precursor de la diabetes tipo 2, sino que también está vinculada a condiciones de salud graves, como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que hoy en día es una de las principales causas de cirrosis. Incluso, puede aumentar el riesgo de desarrollar tumores malignos, como el cáncer de endometrio, y afectar la respuesta a los tratamientos.

En algunos casos, la RI también puede manifestarse en la piel con la aparición de manchas oscuras en zonas como el cuello, axilas o codos, un síntoma conocido como acantosis nigricans, así como la formación de pequeñas protuberancias llamadas acrocordones.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la resistencia a la insulina es fundamental para evitar complicaciones mayores. Se realiza mediante un análisis de sangre que evalúa los niveles de glucosa e insulina, sobre todo en personas con factores de riesgo, como obesidad abdominal, hipertensión, alteraciones en los niveles de lípidos o el llamado síndrome metabólico.

El tratamiento de la RI comienza con cambios en el estilo de vida: una dieta equilibrada, ejercicio regular y la pérdida de peso son las primeras medidas. En algunos casos, se recurre a medicamentos como la metformina o fármacos más recientes que ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y promueven la pérdida de peso.