Los miomas uterinos, también conocidos como fibromas, son los tumores más comunes del aparato genital femenino. Estos tumores benignos están formados predominantemente por músculo liso y tejido fibroso. Afectan a más del 50 por ciento de las mujeres en edad reproductiva y su prevalencia aumenta después de los 25 años, siendo más frecuente el diagnóstico entre los 35 y 45 años.
Aunque en la mayoría de los casos los miomas no presentan síntomas y se detectan durante controles ginecológicos anuales, en ocasiones pueden causar problemas significativos, cuando los miomas generan síntomas, estos dependen de su cantidad, localización y tamaño. Los síntomas comunes incluyen sangrado uterino anormal, dolor abdominal, sensación de peso, y trastornos reproductivos, especialmente en miomas que afectan el endometrio.
Tipos de miomas y su clasificación
Las mujeres pueden presentar uno o múltiples miomas de distintos tamaños y localizaciones en el útero. Dependiendo de la capa del útero que comprometan, los miomas se clasifican en:
- Submucosos: Se desarrollan dentro de la cavidad endometrial o protruyen hacia esta.
- Intramurales: Se encuentran en el espesor de la pared uterina.
- Subserosos: Crecen desde la pared hacia el exterior del útero.
Una de cada cinco mujeres puede presentar miomas de diversas características. Aunque no hay una causa única para estos tumores benignos, se cree que existe una tendencia poligénica, con varios genes involucrados en su desarrollo, siendo los estrógenos una hormona clave en su crecimiento.
Impacto de los miomas en la fertilidad
La presencia de miomas puede afectar la fertilidad de algunas mujeres, especialmente aquellos localizados dentro de la cavidad uterina, conocidos como miomas submucosos, ya que pueden interferir con la implantación del embrión y generar complicaciones durante el embarazo debido a su tendencia a crecer con los cambios hormonales del embarazo.
El tamaño y la localización de los miomas son factores determinantes en su impacto sobre la fertilidad. En algunos casos, es necesario extirpar los miomas para que la paciente pueda quedar embarazada sin problemas. Sin embargo, no todos los miomas afectan la fertilidad, y el manejo de cada caso dependerá de la evaluación individual del ginecólogo.
El tratamiento de los miomas depende de varios factores, incluyendo su tamaño, localización y los síntomas que causan. Vigliocco destacó que la mayoría de los miomas no requieren cirugía y se controlan mediante exámenes ginecológicos y ecografías periódicas. Los miomas más grandes o aquellos que causan síntomas severos, como sangrado abundante o compresión de órganos vecinos, pueden requerir intervención quirúrgica.
Las opciones quirúrgicas incluyen la laparoscopia, que permite la extirpación de los miomas a través de pequeñas incisiones, y la histeroscopia, que se utiliza para los miomas submucosos ubicados dentro de la cavidad uterina. Ambas técnicas son mínimamente invasivas y permiten una rápida recuperación de la paciente.
Por otro lado, los tratamientos médicos, que buscan disminuir la producción de estrógenos o bloquear sus efectos para reducir el tamaño de los miomas. Sin embargo, estos tratamientos son paliativos y transitorios, y los miomas pueden volver a crecer una vez que se suspenden los medicamentos.
Los miomas uterinos representan un desafío común en la salud reproductiva de las mujeres. Si bien muchas veces son asintomáticos, en algunos casos pueden causar síntomas significativos y afectar la fertilidad. La elección del tratamiento dependerá de la evaluación clínica individual, destacando la importancia de los controles ginecológicos periódicos para un diagnóstico y manejo adecuados.