Las mujeres diariamente somos víctimas de diferentes tipos de violencia: física, económica, psicológica, vicaria, entre muchas más. Sin embargo, existe una que pocas veces es nombrada y que se ejerce diariamente sobre las mujeres embarazadas: La violencia obstétrica.
Según la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra la Mujer (conavim), la violencia obstétrica se genera con el maltrato que sufre la mujer embarazada al ser juzgada, atemorizada, humillada o lastimada física y psicológicamente y se presenta en los lugares que prestan servicios médicos y se da en todas la esferas de la sociedad.
Lee también: Vivir una cesárea y no morir en el intento, madres hablan en redes de su experiencia
Este tipo de violencia es ejercida por parte del personal médico sobre el cuerpo de las mujeres y su salud reproductiva y se puede presentar de diferentes formas:
- Si el médico practica una cesárea sin justificación
- Si durante la atención o consulta hubo regaños, burlas, insultos o un trato humillante
- Si el médico suministra medicamentos sin una explicación
- Si el personal médico no respetó los tiempos del parto
- Si posterior al parto el médico realizó un proceso de anticoncepción sin el consentimiento de la paciente
- Si minimizan el dolor de la mujer en su proceso de parto
- Si no permiten que nadie la acompañe en su parto
- Si ejercieron presión para realizarle la episiotomía o la realizaron sin consentimiento
Todas estas prácticas las sufren a diario miles de mujeres a manos de quienes deberían cuidar de su salud reproductiva y lo peor es que se encuentra totalmente invisibilizada y hasta normalizada.
De acuerdo a la declaración de la OMS, todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel de cuidados en salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa en el embarazo y en el parto, y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación