El sistema financiero mexicano se encuentra ante la oportunidad de buscar una regulación asimétrica para el sector: “las estrellas están alineadas”, dice Tomás Ehrenberg, director general del Grupo Financiero Ve por Más (BX+).
En entrevista con El Sol de México, previa a la 82 Convención Bancaria, el directivo señala que la llegada de Luis Niño de Rivera a la presidencia de la Asociación de Bancos de México (ABM), y de Adalberto Palma a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) abren el camino para buscar reglas distintas que permitan mayor competencia entre los jugadores grandes y los medianos.
Ehrenberg, quien ha trabajado en instituciones como BBVA Bancomer, Banamex y lleva las riendas de BX+ desde 2014, asegura que 2018 fue el mejor en la historia del Grupo y adelanta que para 2020 estarán listos para colocarse en bolsa.
El Grupo basa su operación en cuatro unidades de negocio: banco, casa de bolsa, arrendadora y seguros, cuyo modelo consiste en ofrecer a sus clientes soluciones financieras personalizadas.
¿Qué expectativas tienen con el cambio de estafeta en la ABM?
Luis Niño de Rivera es un profesional, ha estado involucrado en la ABM por muchos años, ha sido vicepresidente en representación del grupo de los bancos tipo A, que somos los bancos medianos y representamos a la mayoría de las instituciones financieras, siendo 30 de las 50 que hay en el país.
Al ser alguien que viene del grupo de bancos A, le puede dar frescura a la ABM y a los bancos medianos nos puede ayudar mucho en promover temas que puedan ser más de nuestro interés.
Esta administración lo que ha verbalizado es que quiere favorecer esquemas de regulación asimétrica para favorecer a los bancos medianos y pequeños, y tratar de generar un entorno más competitivo en la banca, entonces creo que es muy conveniente que el líder de la ABM sea alguien que viene del grupo de los bancos A.
¿El hecho de que Adalberto Palma, quien ha impulsado este tema, llegue a la CNBV significa que las piezas del juego estén a favor de la regulación asimétrica?
Creo que sí. Estamos aún lejos y nos hace falta definir bien qué significa asimétrico, en términos de cómo generar reservas o cómo calcular índices de liquidez.
La idea está, creo que la forma de materializarla está verde todavía y habrá que trabajarla mucho. Va a tomar tiempo y hay que meditarlo bien, porque estoy convencido que una fortaleza de México es que tiene una banca sólida muy bien capitalizada. Somos 50 bancos que competimos y tenemos niveles de capitalización fuertes, niveles de cartera vencida relativamente bajos en términos de industria y en comparación con otros países.
¿Ven en este sexenio un avance importante en esta regulación asimétrica?
Sin duda es el momento. Las estrellas se alinean y es el momento de trabajar en ello. Faltan muchas definiciones para poderlo aterrizar y hay que trabajar en ellas, hay que hacerlo con conciencia de generar cierta asimetría, a la vez que se cuida un motor importante de la economía que es el sistema financiero del país.
¿En qué piensan cuando hablan de una regulación asimétrica?
Lo que se pretende es hacer que un banco de menor dimensión tenga más posibilidades de competir con un banco grande. Hoy en día le es más fácil a una institución financiera de mayor dimensión cumplir con ciertas regulaciones que a un banco más pequeño.
Ese tipo de regulaciones asimétricas lo que pretenden es fomentar la competencia en el sector financiero.
¿Qué esperan como Grupo para esta Convención Bancaria?
Creo que la parte relevante será lo que está sucediendo en el mundo, cómo está cambiando el entorno, la tendencia a ser más conservadores desde el punto de vista de apertura comercial iniciada por Estados Unidos. Hoy estamos en buen camino para tener un arreglo de las dos economías más grandes del mundo, que juntas son casi el 50 por ciento del PIB global.
Hay noticias en Europa de que el Brexit podría tener giros positivos y en ese entorno es en el que México debe competir por inversiones. Los inversionistas buscan ir a donde perciban menos riesgo y mayor retorno, y eso nos pone en competencia con Brasil, Japón, Corea y todo el mundo, eso es algo que hay que tener claro y creo que es el tema en la Convención.
¿Cuáles son los retos ante los recortes en los pronósticos del PIB de México?
Yo creo que el principal reto es lograr que retomemos el crecimiento. Nosotros mismos pensamos que el crecimiento va a estar alrededor de 1.7 por ciento, cuando el consenso está más abajo, como en 1.5, pero nosotros no estamos tan preocupados.
Vemos que hay elementos cíclicos, siempre el primer año de un nuevo gobierno el crecimiento baja porque hay una curva, entran nuevos equipos (...) y ese engranaje se tiene que reactivar para que empiece a trabajar bien la nueva administración. Ha pasado en los últimos sexenios, no nos debe sorprender tanto.
¿Es viable la expectativa del gobierno de crecer al 4 por ciento?
Sin duda es viable, aunque no en el corto plazo. Es viable pero no es fácil, hay que hacer muchas cosas bien, entre ellas cuidar el Estado de derecho y asegurar que el inversionista se sienta seguro.
Creo que los esfuerzos de atacar la corrupción son muy loables y son un acierto en búsqueda de este objetivo, sin duda, y por eso hago la referencia al Estado de derecho, pero en su más amplia concepción, no sólo en términos de corrupción, sino también en seguridad de la inversión.
¿Cómo puede la banca apoyar ese objetivo del gobierno?
Nuestra banca es una fortaleza de la economía mexicana. El componente que debemos tener claro es que en México el uso del crédito, como proporción del PIB, sigue siendo bajo y eso puede ser un motor que nos lleve a crecer al 4 por ciento.
Tenemos por lo menos dos funciones básicas, una es seguir trabajando en la bancarización, porque en la medida en que avancemos en este tema vamos a disminuir la economía informal, que es un componente muy importante.
Respecto al crecimiento del crédito y el financiamiento de proyectos de inversión que son generadores de empleo, sin duda la banca es fundamental para impulsar que la empresa mediana siga contribuyendo en la generación de riqueza.
¿Cómo afecta el recorte en la expectativa de la nota crediticia, para el país y para instituciones financieras, por parte de calificadoras como Standard & Poor’s?
Las calificadoras lo que revisan es la capacidad de que México vaya a tener para pagar su deuda, y lo único que cambiaron fue la perspectiva, como también la cambiaron a la mitad del sexenio anterior, cuando se empezó a incrementar el porcentaje de deuda sobre el PIB.
Yo creo que a las calificadoras hay que entenderlas en ese contexto y más bien comprender qué es lo que les está preocupando y actuar sobre ello. Lo que veo es que les está inquietando una reducción en la plataforma productiva de Pemex y que el gobierno quiera inyectar recursos o bajar los impuestos a la petrolera, eso genera una preocupación respecto a la capacidad de México de pagar su deuda. Pero tampoco nos debe preocupar.
Me gustó la manera en la que la verbalizó el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien dijo que no hay que hacer una tormenta en un vaso de agua, creo que tiene razón. Es normal que el primer año de un sexenio empiecen más lento, se hacen muchos cambios que se tienen que asentar, pero creo que las condiciones macroeconómicas de México siguen siendo bastante sólidas.
¿Cómo está su relación con el nuevo gobierno?
Cambió mucha gente en la administración, pero veo la mejor de las voluntades en términos de entendernos.
La última conversación que tuvimos con el subsecretario de Hacienda tocamos temas como el de la banca de desarrollo y la interacción en el otorgamiento de garantías, la propia regulación asimétrica y cómo los bancos chicos pudiéramos participar más en dispersión de programas sociales. El diálogo está, entendiendo que hay un momento de transición.
¿Van a entrar todos los bancos a la dispersión de recursos?
La respuesta fue clarísima, y es que sí. Hay una combinación en que este gobierno tiene prisa y hay que entenderlo en tono positivo, qué bueno que quiera arreglar cosas rápidamente, y a veces la ejecución rápida va en contra de la mejor ejecución, pero no necesariamente.
La respuesta del subsecretario es que en el tiempo nos van a dar oportunidad a todos de participar por igual en la dispersión de programas sociales.
¿Cómo van los planes de BX+ respecto a la colocación en bolsa?
Tuvimos en 2018 el mejor año de la historia y el año que entra podríamos estarnos colocando en bolsa para atraer más capital y seguir creciendo.
Somos un grupo optimista por naturaleza, comprometidos con México y queremos seguir creciendo y apostándole al país. Calculo que este año el crédito en México va a andar por ahí de 9 por ciento de crecimiento y nosotros pretendemos estar a doble de eso.
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