En las calles de Tapachula se encuentra un talento que ha capturado la esencia de uno de los íconos más grandes de la música regional mexicana. Se trata de Ediver Citalán Espinoza, mejor conocido en el mundo musical como "El Gato Elizalde", un nombre que resuena en los escenarios locales y que ha llevado su voz, sorprendentemente similar a la del fallecido "Gallo de Oro", a diferentes rincones de la región.
Ediver no siempre fue cantante, en sus comienzos, su vida giraba en torno a otras actividades laborales, trabajando como cobrador durante las tardes y dedicándose a diversos trabajos. Sin embargo, su destino en la música comenzó a materializarse hace poco más de dos años, cuando decidió incursionar en el mundo artístico, animado por la afinidad que siempre sintió hacia la música, un legado que llevaba en las venas desde su infancia.
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"El Gato Elizalde" nació en una de sus primeras presentaciones en un restaurante local llamado El Pez Dorado, donde, con la ayuda de amigos como Molo Ávila, encontró el nombre que hoy en día lo identifica. Inspirado en el estilo inconfundible de Valentín Elizalde, Ediver comenzó a interpretar sus canciones, ganándose rápidamente el cariño del público por su increíble capacidad para emular la voz del "Gallo de Oro".
La relación entre Ediver y la música no es nueva, desde niño, su vida estuvo marcada por melodías y guitarras, instrumentos que tocaba junto a su hermano menor en reuniones familiares. Este temprano contacto con la música, impulsado por sus padres, sentó las bases de lo que más tarde se convertiría en su pasión y vocación. "Siempre tuve la música dentro de mí", comenta Ediver, recordando aquellos años en los que ya sentía que la música corría por sus venas.
A lo largo de su carrera, "El Gato Elizalde" ha tenido la oportunidad de presentarse en diversos escenarios, tanto en Tapachula como en otras localidades, incluyendo algunos lugares en Guatemala. Aunque no ha participado en concursos de canto, su talento lo ha llevado a ser invitado a numerosos eventos, donde su interpretación de canciones de Valentín Elizalde, así como de otros grandes de la música ranchera, como Cornelio Reyna y José Alfredo Jiménez, ha sido recibida con entusiasmo.
Hoy en día, Ediver deleita a su público, llevando a cada escenario el legado de Valentín Elizalde con su particular estilo. Su historia es un recordatorio de que el talento y la pasión pueden transformar vidas, y que la música, en sus diversas formas, sigue siendo un puente entre el pasado y el presente, entre la memoria y el corazón de quienes la escuchan.