En honor al Día Internacional del Tapir Centroamericano que se celebra cada 27 de abril, destacamos diez datos esenciales sobre esta majestuosa criatura y las medidas clave que se están tomando para garantizar su conservación. El Tapirus bairdii, conocido también como danta, anteburro o tapir mesoamericano, emerge como el coloso del trópico mexicano, capturando la atención tanto por su imponente tamaño como por su vital papel en el ecosistema. Desde su extraordinario peso hasta su papel crucial como dispersor de semillas, cada aspecto de la vida del tapir centroamericano revela su importancia única en la biodiversidad de la región.
1. Este tapir puede alcanzar los 300 kilogramos, destacándose como uno de los mamíferos terrestres más grandes de la región.
2. En tiempos precolombinos, su hábitat se extendía desde el sureste de México hasta el noroeste de Colombia.
3. Su función como dispersor de semillas es esencial para la dinámica de los bosques tropicales que habita.
4. Aunque poco se conoce sobre su reproducción en la naturaleza, en cautiverio, las hembras llevan una gestación de 390 a 400 días.
5. Normalmente, solo nace una cría de alrededor de 10 kg, capaz de moverse junto a su madre minutos después del nacimiento.
6. Prefiere la soledad y es activo tanto durante el día como durante la noche.
7. Se alimenta de hojas, frutos, semillas y corteza de diversas plantas, desempeñando un papel clave como dispersor de semillas.
8. Con habilidades sorprendentes de natación y buceo, puede atravesar ríos caminando en el fondo.
9. Destaca por su distintiva nariz en forma de trompa, siendo una especie única en la región.
10. Habitante de bosques tropicales húmedos y montañosos, principalmente en estados como Chiapas, Oaxaca y Quintana Roo, en áreas protegidas como Calakmul, Montes Azules y Sian Ka'an.
¿Cuántos tapires quedan en Chiapas?
El Tapir, un tesoro de la biodiversidad mexicana, se enfrenta a desafíos críticos en su lucha por la supervivencia. Esta majestuosa criatura, la única especie de tapir que habita en México, se erige como el gigante del sureste mexicano, con individuos que pueden alcanzar hasta dos metros de longitud. Sin embargo, a pesar de su robusta presencia, su número ha disminuido drásticamente en las últimas décadas debido a la caza y la pérdida de hábitat.
Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, el tapir de Baird se encuentra clasificado como En Peligro y aparece en la NOM-059-SEMARNAT-2001, con su población disminuyendo en más del 50 por ciento en las últimas tres décadas, quedando poco más de 5 mil individuos en la naturaleza. En México, su presencia se ha reducido localmente en estados como Guerrero, Veracruz, Tabasco y Yucatán, concentrándose principalmente en Chiapas, Quintana Roo, Campeche y Oaxaca, con apenas 120 ejemplares en total, tanto en zoológicos como en vida silvestre.
El tapir, además de su imponente presencia, desempeña un papel crucial en el equilibrio ecológico como dispersor de semillas, lo que lo convierte en una especie sombrilla, cuya conservación tiene un impacto positivo en una amplia gama de flora y fauna. Sin embargo, enfrenta una serie de amenazas, desde la fragmentación de su hábitat hasta la baja tasa de reproducción y el riesgo de enfermedades transmitidas por el ganado.