Por abuso de poder y lesiones corporales, presenta denuncia contra policías de Huehuetán ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), para evitar futuras agresiones a la población bajo custodia de los uniformados.
Gledis Sandoval Díaz mencionó que la denuncia fue interpuesta contra 10 elementos de la policía municipal, quienes lo agredieron hasta fracturarle el brazo izquierdo, impidiéndole trabajar por varios meses.
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"Lo único que quiero es que se haga justicia y que no quede impune la agresión que sufrí a manos de las autoridades, quienes me sacaron de mi casa a golpes y sin una orden judicial, cuando el problema era un conflicto familiar con mi hermana", expresó.
Añadió que el Ministerio Público inicialmente se negó a recibir su denuncia y solo lo hizo tras la intervención de la CEDH. Ahora está regresando para presentar un testigo más del abuso de autoridad por parte de la policía municipal.
Precisó que su caso sigue en proceso contra los policías y que la documentación ya está en manos de la oficina de lucha contra la corrupción. No descansará hasta obtener justicia por el maltrato recibido por parte de los policías que lo golpearon brutalmente.
Mencionó que, a pesar de ser llevado al hospital, fue retenido por los policías durante tres días, a pesar de que su hermana intentó ingresar a su propiedad y dejar una moto dañada, lo que desencadenó el conflicto familiar.
Detalló que los policías municipales irrumpieron de manera violenta en su hogar y forzaron la cerradura de la puerta como si estuvieran persiguiendo a un peligroso delincuente.
"Me arrastraron a lo largo de los 100 metros del callejón, ya que mi casa está en el interior. Cuando llegué a la camioneta, me arrojaron y continuaron golpeándome, incluso dentro de los separos", añadió.
Aseguró que pasó 11 días hospitalizado debido a la brutal golpiza propinada por 10 elementos de la policía municipal de Huehuetán, lo que resultó en cargos por uso excesivo de la fuerza y allanamiento de morada.
Subrayó que las autoridades lo han señalado como culpable de un delito que no cometió, por lo que está tocando todas las puertas necesarias para que el caso no quede impune y se haga justicia por el abuso de autoridad, incluyendo el robo de su teléfono con el que grabó la agresión.