El número de personas que se dedican al oficio de afilar cuchillos con una bicicleta ha disminuido considerablemente en Chiapas.
Juan Carlos es uno de los pocos afiladores que aún recorren los municipios de la entidad. Explica que es un oficio con tradición familiar que empezó desde hace 17 años.
Entrevistado por Diario del Sur cuenta que aprendió el oficio de su padrastro y decidió continuar con esta labor para contribuir al sustento de su familia. Adaptó una bicicleta para montar su herramienta de afilado, un diseño que él mismo tuvo que llevar a cabo, ya que no se podía conseguir fácilmente.
Existen pocos afiladores en Tapachula
Juan Carlos platica que mientras en la capital del estado Tuxtla Gutiérrez existen alrededor de 200 afiladores, en Tapachula es difícil verlos por las calles. “Apenas se encuentran afiladores”, expresa.
Comenta que ha decidido recorrer los municipios de Chiapas por lo que ha pasado por Arriaga, Tonalá y ahora Tapachula, en busca de clientes que necesiten sus servicios.
En este trabajo los afiladores son reconocidos por el sonido de su silbato, que puede escucharse a poco más de dos cuadras de distancia. Este método de aviso es conocido por la población, lo que facilita que los clientes salgan a solicitar sus servicios.
Tarifas y herramientas
Juan Carlos señala que trata de ofrecer costos accesibles, por ejemplo, cobra 35 pesos por afilar un cuchillo y entre 100 y 120 por un machete nuevo. El afilado de hachas para picar carne tiene un costo de 70 pesos y para rajar leña 100.
En medio de la modernidad de la vida y ante la poca oferta de afilados, nuestro entrevistado continúa con su oficio, se adapta a las necesidades de la gente y se desplaza en los municipios de la región en busca de trabajo.
Utiliza como medio de transporte las combis para trasladar de un lugar a otro su equipo de trabajo, y es uno de los pocos que todavía realiza esta labor en la actualidad.