Don Arturo Estrada, se dedicó a este oficio porque en su tiempo no encontraba trabajo, pidió permiso para poder lustrar zapatos al sindicato que controlaba el parque.
Comenta que él empezó con una cajita de madera "¿Una boleada, patrón?", es la clásica pregunta del lustrador de zapatos para atraer clientes, ganarse la elección o la simpatía, principalmente de hombres mayores de 30 años.
Los jóvenes de hoy, por usar tenis o zapatos de gamuza, pocas veces recurren a este servicio que diariamente se brinda en el parque central de Tapachula desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde.
En el Parque Central de Tapachula son alrededor de 10 lustradores, las cuales cada una tiene dos sillas asentadas en un soporte de metal para hacer más cómoda la estancia del cliente, a quien le ofrecen un periódico para que se enteren de las últimas noticias.
Luego parte de su rutina es iniciar con la amena e interesante plática sobre los tópicos actuales, porque eso sí están enterados de todo ya que muchos clientes dejan ahí sus anécdotas y sus experiencias.