Tapachula, Chiapas. Los primeros disparos rompieron la calma de la madrugada. Eran aproximadamente las 2:40 horas del miércoles cuando el sueño de los habitantes de la colonia Laureles y sus alrededores fue abruptamente interrumpido.
En la 11 avenida norte, entre la 13 y 15 calle oriente, así como en la calle Pirules y la avenida Tabachines, los ecos de las detonaciones de armas largas y cortas resonaban con fuerza, mientras los vecinos, atónitos, intentaban entender lo que sucedía.
El operativo que encabezaba la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO), en coordinación con elementos de la Armada de México, no solo fue un golpe directo al crimen organizado, sino también un impacto inesperado para la vida cotidiana de estas colonias.
Los vehículos, estacionados en la zona, fueron blanco de las balas perdidas, dejando más de diez automóviles con daños visibles.
Aquellos que se asomaron desde las ventanas pudieron ver el destello de las luces de las patrullas y escuchar los gritos de los oficiales, pero pocos se atrevieron a salir de sus casas.
La tensión fue palpable, mientras algunos vecinos buscaban refugio en rincones de sus hogares, otros intentaban, sin éxito, proteger a sus hijos del miedo que se respiraba en el aire.
El constante ir y venir de las fuerzas de seguridad acentuaba la sensación de vulnerabilidad. ¿Qué tan lejos estaban realmente del peligro?
No fue sino hasta las 9 de la mañana cuando la calma, aunque frágil, empezó a regresar. A esa hora, los disparos ya habían cesado y los oficiales comenzaron a retirarse.
Sin embargo, el miedo aún habitaba en el corazón de los vecinos.
Muchos de ellos no salieron de sus casas por temor a quedar atrapados en el fuego cruzado o a ser víctimas de una posible represalia. La tensión aún era palpable, como si el eco de los disparos no hubiera desaparecido del todo.
Con el paso de las horas, los cuerpos de las víctimas, entre ellas dos elementos de la FEMDO lesionados durante el operativo, fueron trasladados a un hospital.
Mientras que los cadáveres de los delincuentes permanecen, hasta el momento, en calidad de desconocidos, y las investigaciones para identificarles siguen su curso. Además se informó que los dos oficiales resultaron heridos y están siendo atendidos en un hospital, donde su estado de salud es reservado.
No obstante, a las 10 de la mañana, cuando parecía que la calma ya había regresado a la colonia centro, las unidades del Ejército Mexicano hicieron acto de presencia nuevamente en la 15 oriente y 11 norte, provocando una ola de nerviosismo entre los vecinos. "Pensamos que ya había terminado todo, pero al ver llegar otra vez a los militares, el miedo regresó. Ya no sabemos si estamos seguros o no", comentó una vecina que prefirió mantenerse en el anonimato.
A pesar del regreso de una relativa tranquilidad, las patrullas continúan recorriendo las calles, vigilando cada rincón de las colonias, mientras el ambiente sigue cargado de incertidumbre.
Las familias intentan volver a la normalidad, pero el miedo persiste. Nadie puede olvidar el sonido de los disparos, ni la presencia imponente de las fuerzas de seguridad. La paz parece haber regresado, pero la sombra de lo ocurrido sigue latente.
En Tapachula, lo que debía ser una madrugada más se convirtió en una noche de terror que permanecerá en la memoria de todos aquellos que la vivieron.
Mientras tanto, la investigación continúa, y la promesa de seguridad parece depender del constante patrullaje de los elementos de la FEMDO y la Armada de México.
Aunque las calles lucen tranquilas, el miedo sigue en el aire. Además la escuela tipo Hidalgo ubicada en la zona donde ocurrieron los hechos suspendió clases.