El imperio de balseros y tricicleros se extendió aún más desde hace algunas semanas. Los trabajadores que operan en el paso de extravío ya adoquinado por ellos mismos, lo han declarado “propiedad privada”, sin que autoridad alguna pueda detener este monopolio que se ha extendido incluso del lado guatemalteco.
Diario del Sur pudo constatar cómo estos hombres sólo permiten el paso de personas que van a cruzar por las balsas o a transportar mercancías que esquivan los filtros aduanales. Hasta colocaron un letrero que advierte el paso exclusivo para triciclos de Talismán, nadie más puede acceder.
Los tricicleros y balseros se han apoderado de todas las márgenes del Río Suchiate, en los límites de El Carmen y Talismán, a donde no se llega a parar la Guardia Nacional ni el Instituto Nacional de Migración (INM).
Aunado a esto, argumentan a propios y extraños que se trata de una propiedad privada, por el hecho que fueron ellos mismos los que adoquinaron lo que antes era un Barranco, ahora convertido en una calle improvisada para el desplazamiento de estas unidades motoras y ecológicas.
Cuesta abajo, los hombres de los triciclos están alerta ante la presencia de cualquier persona que no realice actividad con ellos. Al término del camino adoquinado han colocado tres palos que simulan una puerta, la que da acceso a la ilegalidad en la que laboran en las narices de las autoridades.
El flujo de mercancías persiste en el río Suchiate, también el paso de personas que hacen de este sitio un flujo común de personas y mercancías, en medio de una pandemia y en la simulación de las autoridades federales que aseguran se mantiene vigilancia en la franja fronteriza con Guatemala.
Justo a inicios de mayo, las autoridades consulares de México y Guatemala se reunieron para acordar posturas y medidas más enérgicas en cuanto a la defraudación fiscal. La reunión concluyó que se tendería un cerco aduanal entre ambos países, pero en Talismán el tema es irrelevante y sigue pasando todo.