La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), informó que desde 2019 y 2020, cientos de migrantes han tenido que permanecer en la fronteriza ciudad de Tapachula, en espera de resoluciones por parte del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar)
Ante dicha situación, afirma, México está pasando a ser cada vez más un país de destino de personas migrantes internacionales, algunas de las cuales se quedan en este país al no poder entrar a los Estados Unidos de América como tenían previsto.
La organización en defensa de derechos humanos de migrantes, reporta un aumento en la cantidad de personas migrantes extracontinentales que transitan por Centroamérica y México en sus viajes hacia los Estados Unidos de América.
“La frontera sur de México es una región con un fuerte proceso de movilidad transfronteriza cotidiana, lo cual indica que la movilidad de la población centroamericana en Tapachula no es un fenómeno nuevo. Desde principios del año 2019 se ha incrementado exponencialmente la llegada de migrantes provenientes de África, Haití, Cuba y, en menor medida, de Asia”, puntualizó.
A partir de estos sucesos, la población migrante se ha asentado de manera temporal en distintas zonas de Tapachula, y el sector centro resalta como un área con una marcada presencia de población migrante.
“La OIM buscar realizar un levantamiento de datos bajo la metodología DTM, con la finalidad de generar información sobre la presencia de personas migrantes en Tapachula para generar perfiles de población migrante con énfasis en integración y migración laboral”, expuso en su reporte generado durante 2020, hecho anualmente sobre las condiciones de tránsitos migrantes.
Pagan rentas y comida
Renel es uno de los haitianos que sobrevive en la venta de aguas y refrescos embotellados en las calles de Tapachula. Ha accedido a hablar con Diario del Sur por enésima ocasión. Su historia no ha cambiado mucho, sigue en la misma situación y se ha asentado en una de las colonias al sur de Tapachula.
El haitiano salió desde el 2013 de su natal Ginaive, lejos de la capital Puerto Príncipe, para atravesar Chile, Ecuador, Venezuela y otros países hasta llegar a Centroamérica.
En la selva de Panamá, su bebé enfermó porque le prepararon la mamila de leche con agua de río. Parecía que lo peor había pasado al atravesar la selva y llegar a la frontera México-Guatemala, pero no tenía idea de que venía lo peor.
Su llegada a Tapachula se dio en medio de la pandemia. Los trámites migratorios, de por sí ya lentos y nulos, se volvieron aún mas accidentados, así que optó por salir a las calles a la vendimia, mientras espera con un pequeño hálito de esperanza que el INM le brinde papeles que le permitan estar en regla en México.
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Desde entonces tiene que juntar para la comida y los gastos de casa. La renta (1,500 pesos) por fortuna la ha logrado conciliar con apoyos de programas dedicados a migrantes, pero no es suficiente. En mayo de 2020, la Secretaría de Servicios Públicos Municipal en Tapachula informó que cerca de 300 haitianos se dedicaban a la vendimia en las calles de la localidad.
Pero el número se ha elevado. Cada día son más los extracontinentales y centroamericanos que se hacen de las ventas callejeras para poder subsistir, algunos ya resignados a que no podrán salir de Tapachula con miras a llegar a la frontera norte.