Hasta en un 80 por ciento ha crecido en la frontera sur de México la presencia de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, situación corroborada con las solicitudes de alojamiento en los albergues establecidos en Tapachula; la mayoría asegura que escapa de su país derivado de violencia excesiva, pobreza e inseguridad.
Sobre este tema, Daniel Roblero director del albergue “Ejército de Salvación”, en Tapachula, afirmó que en lo que va del año han brindado apoyo a 330 niños no acompañados, principalmente de países del triángulo norte de Centroamérica, 80 por ciento más que el año pasado.
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Dijo, que este crecimiento se empezó a notar con la llegada de miles de migrantes, principalmente haitianos y cubanos, quienes siguen saturando oficinas gubernamentales en busca de un documento para regularizar su estancia en el país y poder continuar su camino.
Señaló, que los niños son canalizados por la COMAR, la ACNUR o el Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, sin embargo, todos los días llegan niños solos en búsqueda de comida o alojamiento, mismos que siguen con los grupos de extranjeros que ingresan a diario a Tapachula.
Detalló, que en el albergue a los niños se les ofrece alojamiento, alimentos y también protección, porque muchos han huido de sus países por la amenaza de muerte de pandillas y otras circunstancias que ponen en peligro sus vidas.
"Los niños vienen muy vulnerables ante el entorno que ellos pasan en sus países y que muchas veces se vuelven complicados debido al tránsito en que se encuentra, por ello también brindamos apoyo psicológico para que puedan superar estos traumas que traen", sostuvo.
Puntualizó que migrar es un riesgo y para los niños el peligro es mucho mayor, ya que al venir solos los hace vulnerables a caer en manos de delincuentes o tratantes de personas, por lo que el problema se vuelve muy complejo.
Mencionó, que a los niños se les brinda apoyo por un mes y luego de este tiempo son repatriados por las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM), o bien son enviados a estancias o casas hogares en donde puedan tener un óptimo desarrollo.
“La situación de los niños migrantes en Tapachula, mientras están esperando su traslado a otros estados, es muy preocupante porque están viviendo situaciones que no son adecuadas para su bienestar ni desarrollo”, expresó en noviembre del año pasado, en entrevista a El Sol de México, Pressia Arifin-Cabo, representante adjunta de Unicef en nuestro país.
También destacó, que el programa del INM no estaba siendo una solución al problema de sobrepoblación migrante al que se enfrenta Tapachula, por lo que consideró como “una tragedia”, para los menores.
El director del Centro de Dignificación Humana, AC., Luis Rey García Villagrán, afirmó que las políticas públicas para la protección de los niños dejan mucho qué desear en Tapachula, ya que no han querido visualizar las condiciones sociales y laborales de este sector vulnerable, que por su situación padecen la constante violación de sus derechos humanos.
Aseguró, que hasta antes de la pandemia en coordinación con el albergue Todo por Ellos y el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, realizaron una encuesta y se estimó que alrededor de 4 mil niños, la mayoría migrantes, realizaban diversas actividades laborales en las calles de Tapachula, lamentablemente, hasta en condiciones inhumanas.
Señaló, que los menores migrantes que se desempeñan en el comercio informal provienen principalmente de comunidades fronterizas de Guatemala y salen de ahí huyendo de la pobreza o violencia de sus hogares, sin embargo, se enfrentan a jornadas de más de 14 horas para subsistir y sus ingresos son muy bajos ya que la mayoría percibe ingresos de entre 100 y 150 pesos diarios.
Detalló, que las principales actividades que desempeñan son aseadores de calzado, chicleros, limpiaparabrisas y vendedores ambulantes de alimentos, por lo que no cuentan con día de descanso, estos trabajos son bien identificados por la población y autoridades, sin embargo, solo se les cataloga como víctimas de trata y explotación, más no se hace algo por apoyarlos.