Llegó al mundo con la bendición de Santa María de la Candelaria, nace el 2 de febrero de 1955. Es la mayor de 3 hermanos y la hija de una mujer que le enseñó el amor al trabajo. Es hija de don Abelino Becerra Rosas y Martha Gómez Silva.
33 años tenía su padre cuando fallece por mala atención de pancreatitis. Sin recursos económicos y un destino incierto. su madre enviuda cuando tenía 28 años y, Carmen Becerra Gómez, nuestra entrevistada, contaba con solo 13 años.
Carmen transforma el dolor de perder a su padre en su más fuerte inspiración que, al terminar el bachillerato, deja su casa, viaja a la ciudad de México para instalarse en la casa de su abuela paterna, Hermelinda Rosas, quien la recibió con mucho amor, lo que más necesitaba, con la buena suerte que se le sumaron seis tías solteras que la protegieron.
Llegó a una casa en donde todos se dedicaban al trabajo, por eso Carmen Dice que, su abuela y sus tías influenciaron mucho; aunque en realidad lo trae en la sangre al ser hija de doña Martha Gómez Silva.
Tenía 16 años y toda la valentía de una provinciana que, a pesar de la juventud, la decisión de convertirse en médico, era firme.
Ingresó a la UNAM a estudiar medicina, descubrió el maravilloso universo de Ciudad Universitaria y los beneficios que tiene el universitario de transitar en ese mundo del saber. Recuerda con precisión que un catedrático le dijo -Carmen estás acá estudiando con el gran esfuerzo que tu madre hace para que te conviertas en médico, aprovéchalo-
Romántica y sensible, pensó que el amor podía esperar, pero no, así que, recién había egresada de la facultad cuando se casó con Oscar Cruz Kato. Joven y fértil que tiene a su primera hija y llega doña Martha su madre a verla y le dice:
¿Y el titulo? -No pues, estoy criando y será después-. La madre dijo, -acá me quedo a ayudarte y me voy cuando presentes tu examen y estés titulada-. Doña Martha, volvió a Tapachula tranquila porque su hija ya se había titulado.
Manuel Cárdenas de la Vega, es el primero hospital de Salubridad en donde comienza su vida como médico. Trabajaba, continuaba preparándose y protegiendo a su familia, pero el terremoto de 1985, la obliga a regresar a su tierra. Su madre había insistido en que regresara a Tapachula.
Ese terremoto asienta las válvulas en la vida de Carmen Becerra. Estando en Tapachula, el amor se terminó, se divorcia, su marido se va a Japón y ella comienza de cero instalada con sus tres hijos en la casa de su madre.
Tuvo la suerte de contar con buenos suegros que la apoyaron moralmente. Abre una farmacia con un consultorio y los fines de semana estudia 2 maestrías. Lo que había en Tapachula, pero ella siguió preparándose.
Toma diplomados y se prepara en La Asociación Mexicana de Ultrasonido (AMUSEM), sabía que era imprescindible para dar mejores diagnósticos y un tratamiento oportuno. Comparte el consultorio con su gran maestro y amigo Dr. Javier Eduardo Rovelo, ultrasonografista del Hospital General, de quien aprendió mucho.
El Dr. Rovelo le compartió su sabiduría. Después el Dr. Roberto Hernández, radiólogo que también estuvo cerca de la Dra. Becerra Gómez para ampliar sus conocimientos.
Y la vida de Carmen Becerra Gómez ha estado respaldada por grandes hombres de la medicina, así es como a insistencia del Dr. Simón Hayashi, abre su consultorio en el edificio Rosa de la 6ª Norte No. 29, todo esto al morir el Dr. Exal.
Pero la vida de nuestra estelar no gira solo alrededor de la medicina; alegre, optimista y con ese carisma que heredó de su madre que los pretendientes, no faltaron en su vida.
Hace poco más de 20 años conoce a Jesús Vázquez Contreras, de profesión ingeniero en alimentos, quien tras un leve romance le pregunta - ¿Te gustaría caminar esta vida conmigo? - la respuesta fue un sí sin conocerlo ¡Qué atrevida!
Carmen no se equivocó, ha sido lo mejor que le ha sucedido en la vida, Javier llega en el momento justo cuando ella estaba dispuesta a darse una oportunidad, convencida que, caminar con Javier Vázquez, sería la aventura más próspera y larga de toda su existencia.
Pero Carmen Becerra es eso, vive aliviando pacientes, ayudando al enfermo que no tiene para pagar y comprarse unas medicinas, se atreve a todo por salvar a un paciente, pero en su vida personal, juega las cartas segura, y tal vez esa seguridad le abonó para bien.
Se encontró con un hombre que tenía un rumbo distinto al de ella, excepto el amor. El es un instruido en alimentos, levaduras, conservación y pastelería, un hombre adicto al trabajo y altamente responsable con quien ha hecho un extraordinario equipo sazonado con altas dosis de amor y compañerismo.
Recordemos que Carmen Becerra Gómez, trae la herencia de su madre “Doña Martha”, así que al lado de Jesús, abrieron el restaurante “la marimba”, volvieron con las “carnitas doña Martha” y muchos proyectos más en donde Carmen es la pieza fundamental, la inspiración de su compañero Javier.
Carmen tiene tres hijos Gabriela del Carmen, ingeniero en electrónica, casada con un francés, y vive en parís, Martha Paola, talentosa diseñadora de la marca “Imagine”, así como de “Petit Paris” pastelería y su hijo menor Oscar, quien se preparó en mercadotecnia; los tres hijos con profesión e independientes, una misión cumplida.
Con esfuerzo y amor, a los tres hijos los matriculó y cursaron la profesional en el TEC de Monterrey, y cuando culminaron la universidad, los motivó enviando a Gabriela y Oscar para cursar una maestría en Francia y Martha en Polonia.
Hoy, para Carmen, su vida de mujer profesional disciplinada comienza a las 5 de la mañana, precisamente cuando empieza a recobrar vida el mercado, con el tráfico de los vendedores, ella se alista para llegar al Club Campestre a nadar, hacer gimnasia, bailar y reencontrarse con el grupo de amigas.
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Quienes conocen a Carmen Becerra y comparten con ella alguna actividad, aseguran que es una mujer de alma limpia que de la vida solo ve lo bello, y ese sentimiento, la ha hecho merecedora de un sitio especial en la sociedad.
Carmen Becerra Gómez, no es un médico común, sino una mujer que a través de 35 años ha honrado a sus padres, ha conseguido prestigio gracias a su sensibilidad, ha trabajado muchos años para sentirse satisfecha y feliz por lo que ha logrado.
Con tres hijos independientes, siendo ella la musa de Javier, su compañero de vida, y estar en la estima, en el sitio privilegiado de dos hombres grandes como los doctores Exal y Simón Hayashi, y ayudando al prójimo con su profesión, qué le puede pedir a la vida…
Tiene 68 años y no piensa jubilarse, ella es de las mujeres que no se rinde y que hasta el último día de su existencia lo vivirá haciendo deporte, bailando, viajando y por supuesto, abrazando a un paciente para darle esperanza de vida.
Morancarlos.escobar958@gmail.com
