El reciente traslado de reos del penal de Puente Grande a Tapachula y, después, al Cefereso 15 en Villa Comaltitlán, ha vuelto a poner en los reflectores la operatividad de este penal de máxima seguridad.
El penal de máxima seguridad inició a construirse en 2010, con un costo que rebasó los cuatro mil cuatrocientos millones de pesos, mediante una adjudicación directa de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), cuyo titular en ese entonces era Genaro García Luna, durante el mandado de Felipe Calderón Hinojosa.
La Confederación Obrero Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Tapachula señaló que esta cárcel federal fue construida sobre una zona de alto riesgo en el municipio de Villa Comaltitlán, sin advertir las posibles repercusiones a inundaciones o una tragedia en el lugar.
José Toriello Elorza señaló que este centro penitenciario es un riesgo en el aspecto de seguridad para pobladores su reos, debido a que por su ubicación podría ser vulnerable a ser dañado en su estructura o poner en riesgo cientos de vidas al interior.
Aunado a esto, está el foco de inseguridad que representa para la región Soconusco, expuso el empresario.
Y es que el estudio de impacto ambiental que la constructora Makobil, S. de R.L. de C.V. entregó a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), advirtió sobre el riesgo de que el centro penitenciario estuviera sobre terrenos inundables.
Según un punto de acuerdo presentado ante el Senado de la República por el entonces senador del PRD, Zoé Robledo Aburto, el Cefereso 15 fue construido sobre la cuenca del Rio Vado Ancho, el cual en 2005 dañó la zona a efecto del huracán Stan, dejando anegado el lugar para cualquier tipo de vivienda o construcción.
“Es una región con alta probabilidad de que se vuelvan a presentar este tipo de contingencias climatológicas”, señaló el legislador en el manifiesto.
Actualmente, el Cefereso 15 sigue operando sin salas de juicios orales, lo que representa que los reos tengan que ser trasladados a Tapachula para sus procesos penales.
Aunado a esto, la situación de su ubicación geográfica convierte a este penal en una bomba de tiempo que podría estallar por situaciones de inseguridad o el riesgo latente a ser alcanzado por un fenómeno meteorológico, a expensas del Río Vado Ancho que pasa apenas a unos metros de este edificio.
Pobladores de Villa Comaltitlán temen que cualquiera de estas situaciones se produzca, así lo dio a conocer Carlos Zepeda, habitante de esta cabecera municipal.
Tememos que en cualquier momento se registre una desgracia natural o social por esa cárcel
“Al principio era la presencia de foráneos que sabíamos estaban aquí porque su familiar o patrón estaba allí encerrado, eso ha pasado un poco, pero tememos que en cualquier momento se registre una desgracia natural o social por esa cárcel”, apuntó.
Al igual que don Carlos, cientos de habitantes no voltean a ver hacia este sitio a escaso un kilómetro del acceso principal a este poblado, pero están alertas que las lluvias no provoquen estragos o, igual de preocupante, Villa Comaltitlán se convierta en un pueblo a merced de delincuentes.