El grado de estudios de los chiapanecos, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es muy bajo a comparación con el promedio nacional, persistiendo altos índices de analfabetismo y bajas tasas de matrícula en niveles de Educación Media Superior, así como superior.
En Chiapas, uno de los estados más marginados de México, sólo dos de cada diez jóvenes logran ingresar a la universidad, de acuerdo al INEGI, pues solo el 20% en edad de asistir a la universidad están matriculados en alguna institución de Educación Superior.
La baja tasa de acceso a la universidad está profundamente vinculada a factores como la pobreza, la falta de infraestructura educativa y las barreras culturales, principalmente, en las zonas rurales, donde vive la mayor parte de la población chiapaneca.
En caso de la escolaridad promedio en Chiapas es de 7.6 años, lo que significa que, en promedio, los habitantes del estado apenas completan la educación secundaria, esto en comparación con el promedio nacional de 9.7 años, lo cual impacta negativamente en las oportunidades laborales y de desarrollo personal de la población.
En cuanto a la Educación Básica, una parte de la población logra completar la primaria, pero hay un descenso notable en la transición a la secundaria, pues las estadísticas del INEGI muestran que el 82% de los niños de 6 a 14 años están inscritos en la escuela, aunque la deserción escolar sigue siendo un problema importante.
La cobertura de la Educación Media Superior es limitada, pues solo el 40% de los jóvenes de entre 15 y 17 años están inscritos en alguna institución de Educación Media Superior.
Las zonas rurales presentan los niveles educativos más bajos que las áreas urbanas, ya que las comunidades indígenas, en particular, enfrentan mayores obstáculos para acceder a la educación debido a barreras lingüísticas y culturales.
De acuerdo al INEGI, la pandemia de COVID-19 exacerbó las dificultades educativas en Chiapas, pues la falta de acceso a tecnologías digitales y a internet en muchas comunidades rurales dificulta la continuidad de la educación a distancia.
¿Qué provoca la deserción educativa en el Soconusco?
La deserción educativa a nivel estatal y en la región del Soconusco pasa por varios factores como: económicos, culturales, demográficos, de aprendizaje, fugas y autoestima, indicó Mario Alberto Marmolejo Bautista, docente de Educación Media y Superior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
“Hay muchísimos factores que convergen en esta problemática tanto a nivel nacional como estatal y se considera que la cuestión económica es el principal problema, independiente del apoyo que da el gobierno federal a través de la Secretaría de Bienestar”, expresó.
Añadió que los alumnos que ingresan a una universidad particular pueden aguantar hasta tres semestres debido a la cuestión económica y desertan por la falta de recursos, pues cada semestre que avanza los gastos son más caros.
Precisó que si a esto se le agregan los gastos de pasaje, renta y comida para los alumnos que vienen de zonas rurales, esto complica mucho más este panorama para que puedan concluir sus estudios de nivel Medio Superior.
Destacó que otro de los factores es que los docentes recién ingresados son enviados a comunidades en donde se habla alguna lengua nativa, como el chol, que representa el 12% de la población de lengua indígena, o el tzeltal, que es la lengua más hablada en Chiapas después del español, por lo que los estudiantes no los entienden.
“Este trabajo conlleva la pérdida de aprendizaje y cuando un joven quiere presentar una evaluación para ingresar a alguna escuela pública, no tiene el conocimiento como tal, y quienes logran pasar los exámenes de admisión son los que llevan una educación intensa o quienes se preparan para ello”, abundó.
Externó que la autoestima es otro aspecto crucial en la decisión de un joven de continuar o no con su educación, pues las emociones se intensifican y en la toma de decisiones pueden decidir no estudiar un año o dos, pero muchas veces ya no regresan.
Puntualizó que el problema de la deserción escolar requiere un enfoque multidimensional que no solo incluya el apoyo económico, sino también una atención personalizada y comunitaria que aborde las diversas necesidades de los estudiantes.
Abandonan estudios al pasar a secundaria o preparatoria
En Chiapas, la deserción escolar se presenta como un reto, especialmente al llegar a la educación secundaria y preparatoria, ya que la mayoría de los menores logran completar la primaria. En la transición a los siguientes niveles, se quedan uno o dos alumnos, aseguró David Guzmán Salas, representante de la agrupación magisterial Bamos 40 de la CNTE-SNTE.
Precisó que en el nivel primaria solo se quedan uno o dos y, por lo general, es por cambio de escuela o porque hubo alguna problemática familiar, lo que representa una deserción escolar muy baja en este nivel en comparación con la secundaria, preparatoria y universidad.
“El problema que presentan las familias de las zonas urbanas es económico y, en el caso de las rurales, se basa en problemas familiares, los divorcios de los padres, y en la Sierra de Chiapas, los padres no les interesa que los hijos estudien y prefieren que aprendan un oficio o que trabajen”, expresó.
Añadió que mayormente a los adolescentes hombres que viven en las zonas altas se les enseña los trabajos de la agricultura y, en el caso de las mujeres, se les prefiere que se queden en casa ayudando a las madres en los trabajos del hogar.
El líder magisterial consideró que sólo el 25 por ciento de los alumnos pasa el proceso de dejar el nivel primaria y el 75% continúa con sus estudios hasta culminar este nivel educativo en su formación académica.
Detalló que de un grupo de 40 alumnos que salen de la primaria a la secundaria, solo llegan o se inscriben un promedio de 30. La educación secundaria y preparatoria no siempre se perciben como prioritarias para los padres de familia en las zonas rurales.
“Las Becas Bienestar sí ayudan a los alumnos que verdaderamente lo necesitan en sus estudios, pero hay padres de familia que por la pobreza, utilizan el recurso para las necesidades del hogar, lo que afecta a quienes quieren continuar con su preparación académica”, abundó.
Externó que las autoridades deben vigilar el destino de este recurso y garantizar que se utilice para la educación de los alumnos, ya que, de lo contrario, seguiremos siendo los primeros en los niveles de deserción escolar.
Puntualizó que hay mucho por hacer y muchas necesidades que atender por parte de las autoridades federales, estatales, así como municipales, pues existen carencias en muchos ámbitos educativos que se han descuidado a nivel estatal y municipal.
CLAVES DE LA REALIDAD
1. La escolaridad promedio en Chiapas es de 7.6 años, en promedio llos habitantes del estado apenas completan la educación secundaria,
2. Sólo el 20 por ciento de la población estudiantil chiapaneca tiene acceso a la educación superior o media superior según el INEGI
3. Entre las familias de las zonas urbanas el problemas es de tipo económico y en las rurales, son de tipo familiar (divorcio de padre)