Talismán, el puerto fronterizo con Guatemala; dejó de tener suerte. Se ha convertido en un basurero clandestino internacional, donde guatemaltecos y mexicanos dejan a la deriva desperdicios en el río, en la tierra y en las calles.
Es una frontera olvidada por el gobierno federal, con calles agrietadas y cúmulos de basura por doquier, como si de un pueblo fantasma se tratara. Propios y extraños han hecho de este lugar un cochinero. Por todas partes se observan restos de basura incendiada, para camuflar un poco el montón de residuos y desechos.
Los contenedores colocados por las autoridades vomitan bolsas con comida descompuesta, botellas y todo tipo de inmundicia producida por personas. Peor aún, el río Suchiate en su corriente y laderas acumula tanta basura que parece tiradero oficial, con buitres y migrantes pasando de una nación a otra.
No hay autoridad ni ciudadano que vele por esta situación que enferma a un puerto internacional, que da la cara sucia del ingreso a México. Algunos pobladores asentados en este lugar, han pedido al gobierno federal poner la atención en este punto, que luce solitario en las noches y a esto se suma la contaminación generada.
Norma “N”, una de las tantas inconformes con la situación, puntualizó que se requiere de un servicio de recolección de basura eficaz, así como la misma cultura de higiene por parte de los pobladores y aquellas personas que sólo van de paso por el lugar.
“Es necesario que se deje de tirar basura, porque hace un par de años esta situación no se daba. Ha sido de ese tiempo para acá que se ha contaminado mucho y ahora no podemos hacer por rescatar las áreas verdes”, apuntó.
Del lado de Guatemala, a unos cuantos pasos después del Río, la acumulación de basura es aún más grande. Se han formado enormes cerros que generan hedores y contaminación al agua, donde habitan peces. En el lado mexicano, los camellones de las avenidas también lucen con cestos de basura a más no poder, sin que alguien se encargue de levantarlos para depositarlos en algún sitio oficial donde se procesen los desechos generados en viviendas.
Los caminos de extravío, que son evidentes para las autoridades, también lucen con basura, principalmente plásticos que tiene como ruta final el río y, en consecuencia, llegan al mar abierto. Lejos de todo reflector, Talismán está en el olvido, entre cruce ilegal de personas, un puente formal sin mucha actividad y basura por doquier.