Colectivos de la diversidad sexual aplaudieron las más recientes declaraciones del Papa Francisco, en el sentido de que la homosexualidad no es un delito, por lo tanto, da esa apertura dentro de la iglesia católica a la inclusión, ya que de manera histórica la homosexualidad y otras orientaciones sexuales, han sido estigmatizadas, discriminadas y criminalizadas.
Y es que en la entrevista en el Vaticano, el Papa Francisco se refirió a que "todos somos hijos de Dios, y Dios nos quiere por la fuerza que luchemos cada uno por nuestra dignidad y que ser homosexual no es un delito", y al decir que es pecado aclaró que hay que diferenciar el pecado con el delito, porque pecado es la falta de caridad con el prójimo, por lo que cada hombre y mujer debe tener una ventana en su vida donde pueda volcar su esperanza y ver la dignidad de Dios y reiteró, ser homosexual no es delito sino una condición humana.
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Ante esta situación, el presidente de Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA, Rosemberg López Samayoa, aplaudió que una figura mundial como el Papa, se haya referido a esta comunidad como parte de una sociedad que son iguales a los ojos de Dios, sin embargo, aclaró que esta declaración no debe quedarse en las paredes del Vaticano sino hacer un llamado para todos los miembros de la iglesia.
Agregó que continuamente se encuentran con sacerdotes homofóbicos y obispos que hacen declaraciones que criminalizan a las personas por tener una identidad de género diferente a la heterosexual, por ello, afirmó que, falta mucho por hacer al interior de las iglesias
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Aseveró que la comunidad LGBTI no pide un trato preferencial, sino que la inclusión se dé como a cualquier otro ciudadano, pues nadie deber ser señalado y discriminado por su orientación sexual, y es que, aseguró que históricamente la iglesia ha hecho mucho daño, cuando la comunidad busca un espacio de espiritualidad al interior de la iglesia.
Puntualizó que la homosexualidad siempre ha existido a lo largo de la historia en diferentes culturas, en algunas de ellas eran más que aceptadas, sin embargo, lamentablemente hay 50 países en el mundo en los que todavía se criminaliza la homosexualidad y otras orientaciones sexuales, por lo que seguirán en la lucha por conseguir la inclusión total en la sociedad mundial.