Ser adicto al sexo es más común de lo que se piensa, se dice que, en el último registro de la Organización Mundial de la Salud, indicaba que entre 60 y 65 por ciento de las personas en el mundo, son adictas al sexo o al enamoramiento.
En Tapachula desde hace 3 años, a través del Grupo Vive Libre, se ayuda a controlar la enfermedad a aquellos que han reconocido su adicción al sexo o al enamoramiento, por medio de 12 pasos para escapar de esa adicción.
Juan Carlos N. uno de los integrantes de adictos sexuales anónimos (ASA), refirió que el paso más importante para el que se encuentre en un problema es aceptarlo, porque se tiene que enfrentar al “espejo” de aceptar su doble vida.
Mencionó que la promiscuidad, el adulterio, las relaciones de dependencia, la masturbación excesiva, la pornografía y la fantasía son algunas de las señales para identificarse de tener un problema de adicción al sexo.
Señaló que el adicto consigue el sexo con la mirada; lo hace comprándola; vendiéndola, intercambiándola o regalándola, también son adictos al coqueteo y a la provocación de lo prohibido; situaciones que llegan en algunos casos al suicidio o a infringir la ley.
Juan Carlos quien es el fundador de este grupo, mencionó que el adicto al sexo, pierde fácilmente el control, y aunque no necesariamente compagina otras adicciones como el alcohol o las drogas, sí puede ir incrementando su grado de autodestrucción si no reconoce la enfermedad y pide ayuda.
La problemática de la adicción al sexo, es la primera causante en ruptura de los matrimonios en el mundo, mujeres y hombres por igual pierden sus hogares, sus familiares y amigos, haciendo daño a lo que más quieren.
Afirmó que las consecuencias de la adicción al sexo no sólo están relacionadas con la enfermedad mental, a la pérdida de un empleo o al quebranto de las relaciones personales; sino que los efectos van más allá, es decir, ocasionan serios problemas de padecimientos de transmisión sexual, como el VIH, sífilis, papiloma humano, entre otros.
No obstante, a lo vergonzoso que podría ser aceptar una adicción al sexo a un nivel de enfermedad mental, mencionó que hay un grupo en Tapachula que bajo absoluta discreción y de manera gratuita pueden ayudar a controlar esos impulsos que los enajenan de una convivencia sana.
Hay novelas literarias, filmes cinematográficos y documentales que tratan sobre la adicción al sexo, porque como lo dice Juan Carlos, el problema es más común de lo que parece.