El Centro de Integración Juvenil ( CIJ) detectó un incremento preocupante en el consumo de drogas durante la pandemia, específicamente de cristal, metanfetamina potencialmente adictiva y destructiva para la salud humana.
Ingrid Iliana Cueto García, psicóloga del CIJ Tapachula, apuntó que el cristal es un droga subsecuente, es decir, algo más fuerte a los que recurren hombres y mujeres cuando el alcohol, tabaco, marihuana y la cocaína ya no les producen los efectos que buscan a nivel corporal y mental.
Aseguró que en la mayoría de los casos, inician en el consumo de esta droga por imitación de otras personas que se iniciaron en esta práctica nociva.
La mayor preocupación para el CIJ es que está a droga la están consumiendo jóvenes de 17 años, hasta personas que alcanzan 34 años de edad, sin embargo, son los primeros que se enganchan más debido a las sensaciones que les provocan y el canal engañoso de ayuda que piensan les da.
“El cristal es una droga cara, que puede alcanzar los mil 500 hasta dos mil pesos en una salida de fiesta por parte del consumidor, en el caso de los jóvenes representa un problema serio porque quieren la droga, el estimulante, y pueden hacer todo por conseguir el dinero para obtenerla”, subrayó.
“César” es uno de los casos en Tapachula que padece ansiedad y adicción por esta droga. Empezó a probarla en salidas con sus amigos y la chica que le atraía.
“Empiezas a probarla, la primera vez que lo hice me daba mucho miedo pero sentí que si no lo hacía no encajaría en el grupo de la mujer que me gustaba”, relató.
Aunado a esto, expuso que al paso del tiempo no pensaba en otra cosa que “meter” a su cuerpo esta mentafetamina llamada así por su semejanza con esquirlas del cristal.
“Ahora yo estoy en recuperación, podemos decir que ya estoy del otro lado, quiero decir que en algunas ocasiones consumo marihuana cuando tengo ataques de ansiedad pero estoy saliendo del problema, aunque hay compas que no lo consiguen”, aseguró.
El cristal se esparce rápidamente por la frontera sur. Hay más distribución, según un “dealer” anónimo que opera en Tapachula, Tuxtla Chico y Cacahoatán, principalmente.
Incluso la distribución de esta droga ha llegado a escuelas de la región, en estudiantes preparatorianos.
El cristal, según el CIJ, se ha vuelto una droga de rápido alcance entre los jóvenes de Tapachula y la frontera sur. La recuperación de esta aducción es complicada, aunque no imposible.
“Inician con el fallo a la memoria de corto plazo, fatiga, desinterés por la apariencia física, depresión y otros factores en la persona que son identificables, sin algunos de los síntomas que el joven está consumiendo cristal, marihuana u otra droga”, finalizó la especialista en atención psicológica en el CIJ.