Durante el sexenio anterior, la frontera sur de México con Guatemala se convirtió en un punto crítico para el tráfico de personas, operado con total impunidad y sin detenciones significativas, denunciaron activistas defensores de los derechos humanos de los migrantes.
“Justicia tardía es injusticia. En todo el sexenio pasado no se detuvo a ningún traficante de humanos en la frontera sur, pese a las acusaciones y señalamientos constantes”, señaló Luis García Villagrán, activista y observador del fenómeno migratorio.
García Villagrán aseguró que las redes delictivas prosperaron gracias a un contexto de complicidad que permitió su expansión, con la presunta colaboración de autoridades que favorecieron esta impunidad. Asimismo, instó a las autoridades a continuar investigando y desmantelando estas redes criminales.
“Con la llegada de Omar García Harfuch a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), ya se está actuando. Pero lo que pedimos es que se llegue hasta la cabeza del problema, incluso contra políticos y funcionarios implicados en este delito”, enfatizó.
Por su parte, Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras, denunció que el crimen organizado domina el fenómeno migratorio en la frontera sur, obteniendo ganancias millonarias. “Entre el 70 por ciento y el 80 por ciento de la migración en esta zona está siendo traficada por grupos criminales. Los migrantes no pueden caminar en paz y son marcados como si fueran mercancía”, lamentó.
Mujica reconoció los esfuerzos de la Fiscalía General de la República, la Marina, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional en la lucha contra el tráfico de personas. Sin embargo, insistió en que es indispensable atacar las raíces del problema y enfrentar a los cómplices dentro de las propias instituciones.
“Durante el sexenio anterior, la frontera sur fue entregada de facto al crimen organizado. Ahora es urgente recuperar el control, la seguridad y la dignidad de esta región”, agregó el activista, quien además señaló que la presencia de coyotes ha sido reemplazada por grupos criminales que controlan todo el flujo migratorio.
Ambos activistas coincidieron en que los operativos recientes representan un avance, pero aún insuficiente para devolver la paz y seguridad a las personas en contexto de movilidad y a los chiapanecos. “El miedo persiste. Es hora de que las estrategias de seguridad realmente transformen la región”, concluyeron.
