La Asociación Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C., ha documentado un incremento del 30 por ciento el delito de trata de personas desde marzo del 2020 a la fecha, siendo niños y adolescentes los grupos de la población más afectados.
La presidenta de la organización y defensora de derechos humanos, Elvira Madrid Romero, afirmó que los niños y adolescentes son enganchados por redes delincuenciales para fines de explotación sexual y laborales, pero lo que más preocupa es que en muchos casos, los menores son explotados por sus propios padres o familiares cercanos.
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Señaló que Tapachula por ser una ciudad no solo de paso sino ahora de destino para miles de migrantes de diversos países, aumenta la vulnerabilidad a incrementar este delito, aún cuando las autoridades aseguren que el problema está controlado.
Indicó que hace falta atención de las autoridades, ya que incluso una vez que las víctimas interponen la denuncia por el delito de trata se enfrentan a que no se les da seguimiento a la carpeta de investigación, lo que se agravó con la pandemia, debido a la falta de actividades en las dependencias gubernamentales.
En ese sentido detalla que los estudios realizados por esta organización se ha detectado que las entidades que contabilizan un mayor número de víctimas son Chiapas, Oaxaca, Veracruz,Puebla, Tlaxcala y Tabasco y que en la mayoría de los casos son enganchadas con promesas laborales o drogadas para ser sustraídas de sus lugares de origen.
Madrid Romero relató una serie de casos documentados sobre adolescentes que fueron madres durante la pandemia, en los que prácticamente fueron echadas a la calle por sus familias y de allí comenzaron a padecer una serie de vejaciones a pesar de los esfuerzos de las organizaciones por ayudarlas, porque el gobierno no cuenta con estructuras para apoyarlas.
Subrayó que la asociación Brigada Callejera en acciones de búsqueda para garantizar la protección infantil y sus derechos, prevenir abusos como la trata de personas y la explotación laboral de niños, niñas y adolescentes, un delito que deshumaniza a la persona, busca promocionar la cultura de la protección y lo hace a través de los cómics que considera la fórmula adecuada para lograr que poblaciones vulnerables lean sobre diversos temas.
Expuso que con la estrategia de las historietas buscan combatir y prevenir diversos flagelos relacionados con la trata, el tráfico sexual, el abuso de menores, las enfermedades de transmisión sexual y crear conciencia social y de las instituciones gubernamentales.
Puntualizó que promueven herramientas educativas basadas en el interés superior de la niñez, con esta iniciativa, es el cómic de “Protección de niñas, niños y adolescentes” que detalla los tipos de violencias a los que se enfrenta esta población y las alternativas, que enfrentan delincuencia organizada que los explota en la mendicidad, en la venta de drogas entre otros delitos de los que son objetos.
Finamente mencionó que Brigada Callejera aboga por la protección infantil y los derechos infantiles, como una práctica transversal institucionalizada, por la organización contra los delitos que lesionan derechos humanos como la vida, la salud, la libertad, la integridad, la seguridad, el derecho a decidir y la dignidad.
Crisis económica y migración disparan trabajo infantil
Por otra parte la crisis económica generada por la pandemia del Covid-19 y el éxodo masivo de migrantes han provocado un aumento del trabajo infantil en Tapachula, y es que niños y adolescentes han encontrado en el comercio informal la única forma de subsistencia.
De acuerdo a una encuesta realizada por Albergue Todo por Ellos, el Centro de Dignificación Humana y el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdoba en Tapachula se estima que más de 5 mil menores, la mayoría migrantes, realizan actividades laborales en las calles de Tapachula.
El dirigente de la Coalición Obrera, Campesina, Estudiantil del Soconusco (COCES), Francisco ArandaTinajero, afirmó que el trabajo infantil es una realidad invisible para las autoridades, aún cuando muchos de los menores son explotados por sus padres de familia o familiares cercanos.
Dijo que con la llegada de miles de migrantes de diversas nacionalidades aumentó el trabajo infantil y es que a diario se observan por las calles a niños y adolescentes, la mayoría provenientes de Guatemala.
Señaló que todos los días los niños realizan sus actividades informales en el primer cuadro de la ciudad, en mercados y en cruceros viales, quienes enfrentan a jornadas de más de 14 horas para subsistir y sus ingresos oscilan entre 150 y 300 pesos diarios.
Entre las principales actividades que desempeñan en el comercio informal son: boleritos, chicleros, vendedores ambulantes, o pidiendo limosna, quienes no cuentan con días de descanso, cuya situación está identificada por la población y por las autoridades.
Indicó que por años han trabajado en apoyo a los niños, por lo que desde su experiencia ha concluido que no basta con promover leyes que solo pretendan erradicar el trabajo infantil, porque al final la mayoría de los niños y adolescentes laboran por voluntad propia en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.
Pedro "N", de 12 años de edad, proveniente de San Pablo, Guatemala, afirmo que llegó a Tapachula desde el año pasado y desde ese tiempo se dedica al lustrar zapatos en el primer cuadro de la ciudad, junto con su hermano de 15 años de edad.
Subrayó que su familia es de escasos recursos, por ello decidió venirse a trabajar y poder apoyar en los gastos de su casa, ya que debido a la falta de dinero tuvo que dejar sus estudios y no concluyó la primaria.
Puntualizó que trabaja de 6 de la mañana a 6 de la tarde, ya que es temprano cuando más servicios brinda, pero los recursos apenas le alcanzan para comprar su comida y pagar en conjunto con otros amigos el cuarto donde duerme.
"Llevo un año trabajando acá en Tapachula, solo voy una vez cada 3 meses a ver a mi mamá para llevar un poco de dinero, ya que la situación no ha sido tan buena, tengo que trabajar mucho y ganar poco, y no me queda otra opción", sostuvo.