La ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas, celebra 132 años desde que fue establecida como tal en 1892. Su historia, que se remonta al siglo XVI, es un testimonio de la evolución de un pequeño asentamiento zoque a la vibrante metrópolis que hoy conocemos. Desde su fundación, esta ciudad ha desempeñado un papel muy important en la configuración política, económica y cultural de la región.
San Marcos Tuchtla
Tuxtla Gutiérrez, cuyo nombre original era San Marcos Tuchtla, fue fundada en el siglo XVI durante el proceso de evangelización que siguió a la conquista española. En aquel entonces, la región era habitada por los zoques, quienes llamaron a su tierra Coyatoc, que significa "lugar de la casa de conejos" en su lengua nativa. La llegada de los frailes dominicos en 1560 marcó el inicio de la transformación de este territorio, que comenzó a adquirir importancia en la región.
Fue en el siglo XIX cuando San Marcos Tuchtla empezó a destacar. En 1813, la localidad fue elevada al rango de villa, y en 1829, cuatro años después de que Chiapas se anexara a México, fue declarada ciudad. Este ascenso en su estatus político reflejaba su creciente importancia en el panorama estatal.
En 1848, la ciudad adoptó el nombre de Tuxtla Gutiérrez en honor a Joaquín Miguel Gutiérrez, un destacado federalista chiapaneco. Este cambio no solo honraba a un personaje ilustre, sino que también marcaba el inicio de una nueva era para la ciudad, que continuaría consolidándose como un centro político y administrativo.
Tuxtla Gutiérrez; capital de Chiapas
El momento culminante en la historia de Tuxtla Gutiérrez llegó en 1892, cuando fue nombrada capital del estado de Chiapas por el gobernador Emilio Rabasa. Este nombramiento aceleró su desarrollo urbano y económico, atrayendo inversiones y fomentando la construcción de nuevos barrios, como Guadalupe, Los Jocotales y San Roque. A lo largo de las siguientes décadas, la ciudad se expandió, incorporando barrios adicionales y modificando su estructura urbana
Modernización y desarrollo
En el siglo XX, Tuxtla Gutiérrez experimentó un proceso de modernización que transformó su fisonomía urbana. La construcción de la Carretera Panamericana en la década de 1940 mejoró la conectividad con la Ciudad de México, impulsando el comercio y el crecimiento poblacional. Sin embargo, este impulso hacia la modernidad tuvo un costo: la preservación del patrimonio cultural de la ciudad. A medida que Tuxtla Gutiérrez se transformaba en una capital vanguardista, muchos de sus edificios históricos y tradiciones inmateriales se perdieron o quedaron en el olvido.
A pesar de estos desafíos, Tuxtla Gutiérrez conserva un rico legado histórico que se refleja en su centro urbano. El escudo de la ciudad, adoptado oficialmente en 1941, es un símbolo de su identidad. Este escudo, basado en figuras precolombinas, muestra un conejo erguido sobre una mandíbula con tres dientes, representando la abundancia de conejos en la región. Aunque el diseño ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los años, sigue siendo un emblema importante para los habitantes de Tuxtla.
En la actualidad, Tuxtla Gutiérrez es la sede de los tres poderes del estado de Chiapas.
El Poder Ejecutivo, encabezado por el gobernador, tiene su sede en el Palacio de Gobierno, ubicado en la Plaza Central de la ciudad.
El Poder Legislativo, que se deposita en el Congreso del Estado de Chiapas, está situado en el Palacio Legislativo frente al Parque de San Marcos.
El Poder Judicial, responsable de la impartición de justicia, tiene su sede en el Palacio de Justicia en el norte-oriente de la ciudad.
Tuxtla Gutiérrez ha pasado de ser un pequeño asentamiento zoque a convertirse en el corazón político, comercial y cultural de Chiapas. Con una historia rica y una ubicación estratégica, esta ciudad continúa desempeñando un papel crucial en el desarrollo del estado, mientras lucha por preservar su patrimonio y honrar sus raíces.
Tuxtla Gutiérrez, con 132 años como capital de Chiapas, es un reflejo de la transformación de una comunidad indígena en una metrópoli moderna. A lo largo de su historia, la ciudad ha enfrentado desafíos y ha experimentado cambios significativos, pero sigue siendo un símbolo de la identidad y el progreso de Chiapas. La conservación de su historia y patrimonio es fundamental para que las futuras generaciones comprendan y valoren la riqueza cultural que esta ciudad ha acumulado a lo largo de los siglos.
