Desde su creación el 2 de marzo de 1994, los Servicios Auxiliares de Emergencia (SAE) se han erigido como un pilar esencial para la comunidad de Tapachula. Surgieron en respuesta a la urgente necesidad y escasez de personal de auxilio, que laboraba con solo una ambulancia y recursos limitados de la Cruz Roja y Protección Civil para atender a una población en constante crecimiento.
Este grupo de ciudadanos valientes, liderados por la señora Carmen Galdámez, don Juan Osorio y otros miembros destacados decidieron abordar esta situación y con el apoyo de jóvenes voluntarios, el grupo creció hasta alcanzar los 45 elementos, estableciendo su centro operativo en la 15ª Oriente entre 9ª y 11ª avenida Norte, donde estuvieron hasta el 2022.
Inicialmente, su comunicación era a través de la radio de banda civil canal 14, con permisos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), antes de migrar al uso de banda privada en 2020.
La primera unidad adaptada como ambulancia fue adquirida apenas tres meses después de su fundación, marcando el inicio de una historia de servicio y sacrificio.
A lo largo de los años, SAE ha crecido gracias a la generosidad de la comunidad, recaudando fondos a través de colectas, rifas y la cooperación entre sus miembros. A pesar de enfrentar desafíos financieros, extendieron sus operaciones a otras ciudades de Chiapas, aunque algunas se vieron obligadas a cerrar debido a la falta de apoyo económico.
El compromiso de SAE con la comunidad se ha evidenciado en momentos críticos, como el paso del huracán Mitch que afectó Valdivia, Mapastepe en 1998 y el huracán Stan en 2005, donde brindaron ayuda, rescate y suministros a los damnificados.
En 2015, debido a la escasez de recursos, SAE se ve obligado a cerrar temporalmente, pero gracias al respaldo de la ciudadanía y algunos empresarios, lograron reabrir y seguir creciendo. Hoy, continúan cumpliendo su misión original de ayudar a la población en momentos de emergencia, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y solidaridad en la región.
La paramédico y estudiante de medicina Belinda Pérez Monzón, describe a SAE como un ejemplo de esfuerzo y dedicación, enseñándole cómo poner en práctica lo teórico que ve en sus estudios. Sin embargo, reconoce que lo más doloroso es no poder salvar una vida después de un accidente.
El comandante operativo de SAE, José Domínguez, resalta la importancia de estar en un grupo pre-hospitalario y el amor por salvar vidas, aunque reconoce el impacto emocional de perder una vida.
Por último, hace un llamado a la población a no exceder las velocidades en sus vehículos, enfatizando que después de un accidente, nada volverá a ser igual.
Héroes anónimos
En un tranquilo día soleado, la vida de Carlos, un niño de apenas 11 años, cambió drásticamente. Mientras disfrutaba jugando en su bicicleta un trágico accidente lo dejó gravemente herido. Una combi de la ruta Cafetales - Centro lo atropelló, dejándolo con heridas en la cabeza, dolor en el pecho y hombro.
Gracias a la rápida respuesta de los elementos de SAE, la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana Municipal, Carlos recibió atención médica de emergencia.
Te puede interesar: ¡Servicios de emergencia rebasados! Tapachula carece de ambulancias
Fue trasladado al Instituto Mexicano del Seguro Social Nueva Frontera. Su valentía y deseo de vivir se manifestaron cuando, un mes después del accidente, expresó su deseo de agradecer personalmente a aquellos que le salvaron la vida.
Con el consentimiento de sus padres, Carlos visitó las instalaciones de SAE. Ahí conoció a quienes consideró sus héroes sin capa: el paramédico y comandante José Ignacio a quien con un abrazo sincero el niño expresó su gratitud por haberle brindado una segunda oportunidad. Además, compartió su determinación de convertirse en paramédico en el futuro, con el objetivo de salvar vidas como lo hicieron con él.
Las historias de agradecimientos no terminan ahí. Rosario, una joven de 16 años, también tuvo la oportunidad de expresar su gratitud a los paramédicos, luego que tras accidentarse en motocicleta, su vida pendía de un hilo mientras esperaba ansiosamente la llegada de una ambulancia.
Sin duda fue la rápida acción y profesionalismo de los paramédicos de SAE que la llevaron a una institución médica, lo que determinó su recuperación.
Estos actos de agradecimiento resaltan la importancia del trabajo desinteresado de los paramédicos, quienes día a día arriesgan sus vidas para salvar la de otros.
Carlos y Rosario son testimonios vivientes de la valentía y dedicación de estos héroes anónimos, cuya labor a menudo pasa desapercibida pero cuyo impacto es invaluable en la comunidad.