La venta de pescados y mariscos en los mercados públicos de Tapachula están para llorar, ya que durante el primer fin de semana de la temporada de cuaresma apenas llegaron al 50 por ciento, lo que representa un fuerte golpe en el bolsillo de los comerciantes.
Jennifer Cabrera, de la pescadería Doña Cristy y los Cabrera ubicada en el mercado San Juan, afirmó que tal parece que la difícil situación económica que enfrentan las familias derivado de la pandemia del Covid-19 ha afectado las creencias y tradiciones religiosas, ya que a pesar de estar en temporada de cuaresma, la venta de pescados y mariscos no repunta.
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Dijo que en años anteriores, llegaban a comercializar hasta 200 kilogramos de mojarra, que es el producto de mayor demanda en Cuaresma, pero ahora no logran ni vender 100 kilos en el día, lo que demuestra que la crisis económica ha influido en gran medida sobre las tradiciones católicas.
"En época de cuaresma es tradición para los católicos el consumir pescados o mariscos, pero al no haber circulante las familias se abstienen, por lo que la comercialización de los productos del mar se mantienen tal y como en los últimos meses" abundó.
Señaló que los precios se mantienen accesibles, sin embargo, ni así se atrae a los clientes, y es que las familias atraviesan un panorama muy complicado ante la escalada en los productos de la canasta básica.
Indicó que en el caso de la mojarra, el kilogramo se vende en 90 pesos, el kilo de camarón oscila desde los 140 pesos, jaiba en 80 pesos, kilo de filete dorado en 120 pesos, pero también venden bolsas de pescado hasta en 40 pesos.
Reconoció que la temporada de cuaresma ya no es la misma a la de años anteriores, las personas han perdido la costumbre de consumir pescados o mariscos durante estos días o bien lo hacen en menor cantidad, ya que la crisis económica repercute fuertemente en la economía familiar.
Puntualizó que con las ventas que llegan a tener durante el día, apenas y les alcanza para cubrir el pago con proveedores, pago de servicios básicos y para cubrir las necesidades esenciales de sus familias, ya que el negocio no es tan redituable.
Mencionó que los comerciantes confían en que conforme avancen los días a la Semana Santa las ventas mejoren un poco, porque para ellos anteriormente cuaresma era considerada la temporada alta, periodo donde podían cubrir todas sus deudas con proveedores, sin embargo, este año el panorama es aún incierto.
