Siendo nieto de un marimbero y marimbista, quien además era su maestro de música en la primaria, estaba obligado a acompañar con la marimba el himno a Chiapas todos los lunes. Su futuro ya estaba escrito.
Nació en Orizaba, Veracruz. Es hijo de Máximo Marini Zilli, hijo de italianos llegados a México y de Yuri Pascacio de León, quien tras la separación de sus padres a la edad de 5 años, viene a vivir a Villa Comaltitlán, en donde estudia la primaria, secundaria y el bachillerato.
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Antes de cumplir 18 años, no corrió tras lo superfluo sino en busca del arte y el arte lo ha compensado con lo mejor a lo que puede aspirar un hombre. Así que, a pesar de todo, viaja a la Ciudad de México para inscribirse en la Escuela Nacional de Música.
Es la semblanza de David Marini Pascacio, un ciudadano que nació para interpretar y hacer música.
Pero antes, a los 12 años la música despierta en él y de manera autodidacta, de “oído”, como se le dice, comenzó a tocar el piano, y es que su abuelo era dueño de una marimba orquesta, así que ahí inicia a sumergirse en el mundo de la música; conectaba bocinas y todo lo que una orquesta requiere para iniciar el show.
A la edad de 14 años, ya era parte del grupo musical de su abuelo, a quien le llamaba papá; era un joven genio con la capacidad y astucia para tocar varios instrumentos, sobre todo el teclado.
A pesar de que su abuelo era músico y vivía de la música, cuando David decide que va a estudiar música a la Ciudad de México, no estuvo de acuerdo, deseaba que estudiara una profesión común, no irse por la vena artística.
Estudia y trabaja en la Ciudad de México para poder sostener sus estudios de música por 4 años, aunque no logró graduarse, ya que la familia que le daba techo y comida decide divorciarse, por lo que regresa a Chiapas.
Tal vez por no haber terminado la licenciatura en Música, decide ingresar al Instituto Tecnológico de Tapachula, y cursa Ingeniería Industrial, enamorándose de la profesión que estudiaba, sin dejar de involucrarse en el ambiente musical, trabajando en bares, restaurantes o fiestas, con su inseparable teclado.
En el año 2011 ya amenizaba en un centro llamado “Romances”, y comenzó a relacionarse con colegas músicos y, gracias a la educación estricta que le impartió su abuelo, el sentido de responsabilidad en nuestro entrevistado de Diario del Sur, es excelente.
El noveno semestre de la ingeniería lo estudia en Orizaba, Veracruz, en esa ciudad hace su residencia y es contratado por una empresa procesadora de café, pero la ausencia de vida musical en los centros y restaurantes, pues no era costumbre en Orizaba que, terminó dando clases en una escuela de música; él quería estar vivo en la música…
La brújula de su destino cambia cuando un primo cantautor desea grabar un disco y lo invita a Tuxtla Gutiérrez, y en julio del año 2010, en la capital chiapaneca, conoce a la mujer que le mueve todo el universo. Cinthia González, la voz de Radio Núcleo y él, comienzan un romance que, en septiembre ella viaja a verlo en ocasión de su cumpleaños a Orizaba, luego él regresa a Tuxtla Gutiérrez y entre viajes y visitas, en diciembre deciden comenzar una vida juntos, hacer vida en común, todo fincado en la confianza del amor.
En enero del 2011, David Marini y su compañera Cinthia se establecen en Tapachula. Llegan fuertes, decididos a enfrentar el mundo juntos; David ingresa a un pianobar bajo la invitación de su amigo Carlos Gutiérrez, así como a impartir clases en el CUFA, y Cinthia, a continuar con su oficio de locutora.
En ese mismo año, en noviembre del 2011, la cigüeña visita el hogar y llega Natalia, su primogénita. Después David, pero antes, la diosa de la Fortuna les regala una niña a quien dieron sus apellidos, y el nombre de Lucero.
La bendición llamada Lucero, hizo crecer la familia, pero también los unió más, los llenó de amor.
Pero su historia no ha sido fácil, porque elegir entre su carrera y su pasión por la música, lo lleva a una etapa crítica, pero finalmente decidió que la música era y es su vida, y la música le correspondió.
David Marini es un profesional de la música que vende bien su producto, ha crecido y actualmente tiene un pequeño estudio en donde graba y produce.
Ha hecho de su estudio de producción un espacio para colegas y amigos músicos, quienes llegan, cantan y graban sin costo alguno, pero también hay negocio y actualmente apoya a Alexander, un joven que participó en “La Voz México”.
Hoy David Marini hace música, produce, filma y edita, trabaja todos los días ambientando restaurantes, y su lado bohemio lo lleva a reunirse con amigos y colegas para crecer entre ellos, retroalimentarse.
A él le gusta la fiesta, ambientarla, disfrutarla al máximo. Con su equipo de la orquesta “Son Latino” venden alegría, seducen sentimientos y alborotan el baile llevándolo al clímax y logrando que el festejo sea inolvidable.
Pero vivir al lado de un músico, que sabe y dice que el arte es el único lenguaje humano capaz de ser comprendido por cualquiera y en cualquier rincón del mundo, en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia, no debe ser fácil.
Él ha ido creciendo, ya no es aquel músico que trabajaba de noche y llegaba de madrugada, ha ido evolucionando para estar mejor y seguir en el mercado de la música presente.
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Amante del bolero y la salsa, su socia, confidente y quien lo anima, es su compañera Cinthia, logrando hacer el primer concierto “Sabor a mí” en el Teatro de la Ciudad, en el año 2013, logrando año con año repetir este proyecto con grandes novedades.
Es un músico fuera de serie que cuida lo que ha construido a lo largo de toda una vida, una empresa de entretenimiento que provoca emociones e invocaciones, así como sentimientos.
David Marini es un hombre sin vicios, eso le da licencia para construir la “Orquesta Son Latino” que, siempre están con fechas cerradas, tienen la agenda llena y desde luego, el éxito es porque en su grupo procura que todos los integrantes sean como él, disciplinados y responsables.
En la entrevista, asegura que la música es el lenguaje humano capaz de ser comprendido por cualquiera y en cualquier rincón del mundo, porque llega al alma.
Su hijo David, de 7 años, hoy está dando muestras que nació con la música por dentro. Ha heredado de su padre esa vena artística y nuestro entrevistado, orgulloso, se refiere a él, de hacer y apoyarlo como él mismo hubiera deseado.
Así que la máxima obra musical de David Marini está por venir, su hija Natalia dejó el ballet y hoy juega vóleibol, pero pinta, está inclinada a la pintura. Lucero, la tercera integrante e hija, es el lucero que llenó de luz la casa, la misma que se ganó unos padres y unos hermanos, en donde la música tiene un soundtrack original: Marini González.
David Marini vive en la música desde los 7 años, 20 ambientando con lo que sabe hacer mejor y 14 años viviendo libre pero seguro al lado de su cómplice Cinthia González.
Nuestro entrevistado es un hombre que toca y hace música. En este apasionante oficio, él encuentra la libertad, se regocija, vive intensamente cada momento musical sin olvidar que tiene una familia, su mayor inspiración.
morancarlos.escobar1958@gmail.com