En su mensaje de cuaresma, el Obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, afirmó que el próximo 17 de febrero, con el signo de la ceniza se inicia el camino cuaresmal. Son 40 días marcados por un espíritu profundamente penitencial, el número 40 tiene un significado especial, ya que es el tiempo que alimenta la esperanza y anuncia la llegada de tiempos nuevos, tiempos mejores, tiempos de cosecha, tiempos de abundancia, es el tiempo que requiere una persona o un pueblo para cambiar su forma de vivir en su esfuerzo por crecer y mejorar.
Al referirse a la práctica pastoral del miércoles de ceniza y dada la emergencia sanitaria y la profunda y arraigada tradición de los fieles sobre la práctica de la ceniza el día miércoles, el monseñor indicó que se dispuso que por razones preventivas se prolongará los días jueves, viernes y sábado la práctica de la así llamada imposición de la ceniza y con ello, una manera creativa que las personas tengan opciones de días, horas y modalidades y evitar aglomeraciones en los templos.
"Muchos hemos sufrido el embate de esta enfermedad nueva que descubre y golpea los espacios más vulnerables de nuestro organismo, incluso nuestra familia diocesana ha experimentado el temor y los estragos que este mal ha traído consigo; con tristeza, hemos visto contagiarse y a veces- morir a muchos hermanos cercanos a nosotros, por ello, he dispuesto de esta alternativa por prevención", abundó.
Detalló que la cuaresma es el tiempo de Dios que toda persona recibe como una oportunidad, por lo que exhorto para que de tal manera que, unidos con Jesús en su pasión, lleguen con él a la pascua y alcancen vida plena y un nuevo comienzo con la resurrección.
Hizo ruegos porque Dios mueva los corazones de cada cristiano, en lo que dijo, es un tramo incierto y difícil de la historia a causa de la enfermedad de la Covid-19, para incorporar lo que se ha aprendiendo de este peligroso virus y poder retomar el vivir con un deseo firme de conversión con la mirada puesta en Dios y el corazón abierto a los hermanos.
Al cerrar este domingo el tiempo ordinario y preparándose para la cuaresma, el obispo tapachulteco, señaló que la palabra de Dios ubica en el sentido más profundo de la naturaleza humana, en entender la vulnerabilidad que se vive al saber que todos podemos enfermar, "lo que nos hace más sensibles, porque estamos siendo amenazados por el virus, por lo que la humanidad necesita ser sanada no solo de esto sino de otros males como el egoísmo, odio, rencor, ambición y el desprecio en relación a otras personas, no solo requerimos salud sino una integración en la comunidad".
Puntualizó que esta enfermedad ha mostrado muchos aspectos del estilo de vida de la humanidad, los cuales hace un buen tiempo, tendrían que haber sido corregidos para abrir a las personas a la vida en abundancia que Dios ofrece, por lo que pidió renovar la confianza en el amor misericordioso de Dios Padre.