“Soy Diva Orozco Dávila, una mujer que comenzó su vida profesional como educadora. Estudié en Guadalajara, Jalisco y comencé a trabajar como maestra en un colegio de preescolar. Mi vida han sido los niños, nací con una vocación inquebrantable por ayudar en el desarrollo de los niños”.
Así comenzamos esta charla con Diva Orozco. Nos encontramos en la Clínica del Espectro Autista del DIF Municipal, estamos en su hábitat natural, en donde ella vive, porque esta es su vida.
-Trabajando como maestra de preescolar, hace más de 15 años, no se aceptaban niños con alguna discapacidad dentro de las escuelas regulares y públicas-, cuenta emocionada.
Rebelde pero justa se dijo - ¿Por qué no? Y empezó aceptar en su grupo a 5 niños. Cada año aceptaba a 5 niños, por supuesto que su actitud la hizo merecedora de actas en su contra ante la SEP, porque no acataba las órdenes, pero estaba segura que su conciencia la absolvía.
Diva Orozco nace el 8 de enero de 1960, vio la luz por primera vez en Comitán, Chiapas, en donde solo vivió cuatro días, después su madre la lleva a vivir a Ciudad de México, posteriormente a Piedras Negras y finalmente se establecen en Guadalajara, ya que su madre era agente de la aduana.
En Guadalajara cursa todos sus estudios incluyendo la primera profesión: educadora. Se casa con un tapatío y ella había soñado con regresar a Chiapas, así que vuelve a su estado natal.
Se hizo merecedora de una plaza federal y funda un jardín de niños en la zona indígena, en Rancho Nuevo, muy cerca de San Cristóbal de las Casas, hace 40 años.
Siempre ha sido una profesional incansable por ayudar a niños, ha estado durante cuarenta años trabajando con infantes, así que decide jubilarse un día porque nuevas generaciones desean un espacio.
No fue fácil, la comunidad de padres la conocía muy bien y sabían que sin ella sus hijos no podrían continuar, me refiero desde luego a niños con autismo.
Comenzaron a buscarla padres de familia con hijos autistas para que los atendiera y los guiara, y comenzó con un niño que trabajaba con él en la escuela, lo trasladó a su casa, empezó a guiarlo y como nuestra estelar de Diario del Sur es única en dedicación a niños con autismo, comenzó una nueva historia.
Su nombre sonó muy fuerte en muchos hogares, saltó a la buena fama y se comenzó a hablar de una mujer, una profesional que ayudaba a niños autistas.
Comenzó con un niño y era tanta la necesidad que tuvo que buscar un espacio adecuado, creció el número de niños y así nació “Canelita”. Nace con una mascota que le regaló su familia, una hermosa labrador que la convirtieron en mascota de asistencia, un canino color chocolate que hoy tiene 13 años y que ha hecho mucho trabajo con niños autistas.
Hace 13 años abrió “Canelita” en donde comenzaron a llegar personas con autismo hasta reunir un grupo de 65 niños. Diva estaba en quiebra, pues todo lo hacía por amor, sin cobro alguno. Atendía niños de manera gratuita.
Para ella era difícil cobrarle a un padre que ya tenía mucho con el dolor de cargar a un hijo a quien se le debe dar atención para siempre. Y ella es la profesional que asegura que los padres se deben de preparar, que tienen que preparar la vida de sus hijos.
CANELITA es un centro en donde además de la atención a niños con autismo, dan clases de español, inglés y proporcionan terapias, pequeños ingresos que no alcanzan para cubrir todas las necesidades del centro.
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Fue entonces que surgió el milagro, le habló al Dr. Nafate, un neuropediatra que colabora en el hospital Infantil de Tuxtla Gutiérrez, para que viniera a dar consultas, le rogó muchas veces, le imploraba por sus niños, y empezó a venir.
Fue el Dr. Nafate quien le sugiere que haga el mismo proyecto que habían realizado en Tuxtla Gutiérrez: una clínica, y apoyada con su gente, reunió a los padres de familia para hablar del proyecto. Eran muchos papás, reunió toda la documentación y se lo llevó a la mamá del gobernador, a Leticia Coello.
-Te ayudo-, le dijo la mamá del Güero Velasco, -pero compruébame que todo es cierto-
Reunió toda la documentación y el paso siguiente fue hablar con Marisol Cajica de Del Toro, se trataba de una clínica para 65 niños, en donde Diva Orozco sería la encargada, la responsable.
Comenzó una campaña para que la sociedad comprendiera qué era el autismo, que no había un centro para trabajar, que muchos padres tenían que viajar a Tuxtla para atenderlos, en medio de una crisis, y de paso lastimar la economía.
Salieron a las calles a “botear”, a pedir dinero, implorar caridad por la causa, tener dinero para comprar material, hicieron una campaña noble hasta lograrlo.
Fue el DIF, el espacio en donde se construyó la clínica de autismo. Tenía que ser en el DIF, era necesario contar con un respaldo del ayuntamiento. Es el mismo que ha estado funcionando desde que Diva, junto con su equipo de trabajo y padres de familia, crearon este espacio en el DIF, inaugurado el 31 de marzo del año 2017.
Comenzaron con 67 niños, al año ya tenían 150 pacientes, crecieron mucho, se capacitó al personal y cuando terminó el periodo de Marisol Cajica de Del Toro, ingresó una nueva administración. Diva es movida del espacio dejando a 153 pacientes y el resto no puedo contarlo...
Pues comenzaron a llegar los padres de familia con sus hijos a CANELITA, llegaron buscando ayuda, suplicaban que los atendieran…
Diva Orozco se ha preparado para realizar su ministerio, su misión en esta vida es cuidar, ayudar a niños con autismo a crecer, para poder enfrentar el mundo.
Estudió para convertirse en Educadora en Guadalajara, Jalisco, realizó la licenciatura en Educación en la Normal Rosario Castellanos y después cursó la licenciatura en Psicología egresando en el año 2022, con la cédula profesional 13142870; está certificada como equinoterapeuta y por supuesto, cuenta con una certificación en la detección de Niños con Trastorno del Espectro Autista. Y tiene todos los diplomados y cursos que la convierten en una profesional de corazón noble.
Diva Orozco es una mujer que está casada con el Programa de atención a niños con autismo. En el DIF dirige el programa de equinoterapia. Ella dice que está casada con su trabajo, está casada con sus niños, que su ministerio, su misión, su trabajo es darle a los niños lo mejor que pueda.
Cuando Rosy Urbina ingresa como alcaldesa sustituta, la manda a llamar, la reincorpora al DIF y le hace justicia; nadie como Diva Orozco para manejar estos programas en favor de niños especiales.
Su vida comienza a las 5:30 de la mañana y termina a las 8 de la noche (en el DIF trabaja de 6am a 3pm, y después en Canelita), termina rendida pero satisfecha y eso le da energías para seguir otro día más como el cuento de “las mil y una noche”.
-Debes de ganar mucho dinero- le reviré por su jornada laboral y se soltó una carcajada sonora que hasta los caballos relincharon.
-Mi responsabilidad va más allá de un sueldo. En Canelita cobramos, pero hay becas, no existe dinero que alcance, el programa y el trabajo es demandante, no es un negocio, hay 10 colaboradores profesionales que apoyan, pero con sueldo-.
Su gente trabaja de manera incansable como ella, siguen su ejemplo, les está heredando esa adicción al trabajo, les ha contagiado su vocación noble de ayudar a un niño a desarrollarse bien. Un niño autista necesita atención las 24 horas, -yo no puedo descansar- lo dice tajante.
Es la tercera de cuatro hermanas. Tiene casi 64 años… a los 19 años tuvo el llamado para atender niños. Diva tiene dos hijas, una nieta y posee el don incansable de estar, cuando un niño la necesita.