Tener una nueva oportunidad de lograr una mejor calidad de vida, es la historia de Hilda Monserrat García Molina, quien el pasado 25 de abril, recibió un trasplante de riñón en Ciudad Salud; el donante fue su hermano Javier García Molina, que no dudó un solo minuto en poder ayudar a su única hermana, ya que la lista de pacientes en espera de órganos es muy grande.
De acuerdo a las autoridades, a la fecha son alrededor de 20 mil personas las que esperan un órgano en el país y el órgano que mayor demanda tiene entre los pacientes que requieren de un trasplante en México es el riñón, hasta en más del 50 por ciento, seguido de córneas e hígado.
Monserrat tiene 45 años, pero a los 22, los doctores le diagnosticaron insuficiencia renal crónica, a los 40 años la dializaron y a lo largo de los últimos 5 años, sufrió un proceso doloroso, donde se la pasaba mucho tiempo en consultas y en laboratorios, fue en ese entonces que su cuerpo comenzó a resentir aún más la enfermedad. Comentó que llegaba un momento en que su cuerpo ya no soportaba el cansancio, la diálisis era cada 5 horas y no podía estar al 100 por ciento en su trabajo o con su familia, pero hacía el esfuerzo por cumplir.
Un buen día, la doctora Brenda, de Ciudad Salud, le dijo que era candidata a un trasplante renal, pero la condición idónea era que el donador fuera un familiar, por la compatibilidad genética, fue cuando Javier García Molina, profesor de inglés en una secundaria, no tuvo objeción de ayudar a su hermana.
El proceso administrativo para que fuera atendida en Ciudad Salud, fue difícil, pues al no encontrar una respuesta en el ISSTECH Tapachula, tuvo que gestionar a través de su trabajo como maestra, para que, mediante el ISSTECH en Tuxtla Gutiérrez, aceptaran la subrogación del tratamiento.
Por fin la fecha llegó, el martes 25 de abril por la tarde fue llevada al quirófano, tras una operación de 4 horas, los doctores determinaron la intervención como una operación exitosa.
Hilda dio su testimonio para agradecer a todos los que intervinieron en el proceso para recibir el trasplante, como a los doctores Aldo Ticona, Anselmo Muguerza y a todo el personal de enfermería a quienes calificó como “ángeles en la tierra”, también a las autoridades del ISSTECH como el subdirector Jorge Ordóñez que apoyó para que se diera la subrogación del tratamiento.
Hoy Hilda tiene alegría y gozo por tener una nueva oportunidad de vida, pues ya no habrá más diálisis ya que sus niveles de creatinina es de una persona sana, ahora tendrá todo el tiempo para emprender nuevos proyectos.
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Al superar el proceso de trasplante, Hilda dio un consejo a las personas que tienen el mismo problema renal a que no decaigan, pues el ánimo en estos casos debe estar en todo lo alto, confiar en las instituciones de salud y en el personal médico, que trabajan de manera profesional.