La Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná, ubicada en la frontera entre México y Guatemala, abarca 12 mil 566 hectáreas, 6 mil 378 de ellas son del polígono general y 6 mil 188 de la zona de influencia, que destaca por su diversidad de flora y fauna endémica, única a nivel nacional, así como cultural.
El majestuoso Volcán Tacaná, con una altitud de 4 mil 92 metros sobre el nivel del mar, es el epicentro de esta reserva, que influye en la formación de ecosistemas únicos, desde bosques nublados hasta zonas de páramo.
Reconocido por la UNESCO, el volcán forma parte de la red mundial de Reservas de la Biósfera. Este honor destaca la importancia global de la región en términos de conservación y sostenibilidad. La ubicación del volcán abarca los municipios de Tapachula, Cacahoatán y Unión Juárez, comprometidos con prácticas que equilibran desarrollo humano y conservación ambiental.
Establecida mediante Decreto Federal el 28 de enero de 2003, la Reserva es gestionada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP). Desde entonces, este organismo ha liderado acciones y programas para preservar las cuencas hidrológicas originadas en el volcán y proteger diversas especies, como la musaraña, el ocelote, el jabalí de collar y el quetzal.
Los municipios involucrados juegan un papel crucial en la preservación de la reserva, manteniendo un equilibrio entre el desarrollo y la conservación. La diversidad cultural en la zona se refleja en las tradiciones, artesanías y rituales que forman parte del patrimonio de la Reserva.
La gestión sostenible de los recursos naturales es una prioridad, con programas que promueven la agricultura responsable y el ecoturismo. Estos esfuerzos buscan garantizar el equilibrio entre la conservación de la naturaleza y el bienestar de las comunidades humanas.
Los esfuerzos de la CONANP se centran en la preservación de la fauna y flora, destacando especies como el tucancillo verde, el pavón y el águila. Además, se promueve la participación de la comunidad local en iniciativas de conservación para fortalecer la conexión entre la población y la importancia de mantener la Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná como un tesoro natural y cultural.
Un tesoro natural en evolución: Conanp
Francisco Javier Jiménez González, director de la Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, celebra el vigésimo primer aniversario de esta joya natural con detalles que destacan su singularidad.
Resaltó la diversidad biológica que caracteriza la reserva, desde el fascinante páramo de montaña hasta el misterioso bosque de niebla, hogar de especies únicas como las cuatro especies de felinos qué hay en el país: el jaguar, el puma, el tigrillo y el jaguarundi, además del tapir, el pavón, el quetzal y el chipe rosado, sumando un total de 386 especies de aves que pintan el cielo de la región y endulzan los oídos de los turistas con sus cantos, así como sus 315 especies de flora única en la región.
“El volcán ofrece vistas impresionantes de la cadena volcánica centroamericana, así como de la Sierra Madre de Chiapas y en la parte baja no sólo se añade a la belleza paisajística, sino que también contribuye al ciclo del agua que nace en el volcán y es vital para la prosperidad agrícola y pesquera en la región”, señaló.
El director destacó el esfuerzo conjunto de organizaciones, dependencias gubernamentales y la comunidad local para proteger y conservar este tesoro natural único en la región que sigue evolucionando a pasos agigantados.
Además, el funcionario federal resalta el atractivo turístico en el que se ha convertido la reserva, con cascadas impresionantes que atraen a visitantes que buscan experiencias únicas.
“La capacitación de la comunidad local en prácticas sostenibles ha sido fundamental para fomentar la coexistencia armoniosa entre las actividades humanas y la conservación del entorno. Programas educativos y de concientización ambiental se han desarrollado para involucrar a las nuevas generaciones y promover el respeto hacia la naturaleza”, expresó.
Añadió que la Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná también ha emergido como un laboratorio natural para la investigación científica. Estudios en curso exploran la biodiversidad, la ecología del paisaje y el impacto del cambio climático en esta región. Los hallazgos no solo contribuyen al entendimiento global de los ecosistemas, sino que también proporcionan información crucial para mejorar las estrategias de conservación de las especies de flora y fauna.
Puntualizó que la reserva sigue siendo un recordatorio tangible de que la preservación de la naturaleza no es solo responsabilidad de una entidad, sino un esfuerzo colectivo. Ya que su historia en evolución destaca la necesidad constante de adaptarse y trabajar de manera conjunta para salvaguardar la riqueza natural que la rodea.
Generadora de ingresos económicos para las familias
La reserva no solo representa un patrimonio natural invaluable, ya que también se erige como un motor económico, particularmente para comunidades de Unión Juárez y Cacahoatán. A través de iniciativas sostenibles, la Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná demuestra cómo la conservación y el desarrollo económico pueden coexistir armoniosamente, beneficiando tanto a la naturaleza como a las personas.
Estas localidades han experimentado beneficios económicos gracias a programas sostenibles que han surgido en colaboración con las autoridades federales encargadas de cuidar y proteger la reserva natural binacional.
Rosemberg Morales, guía certificado, compartió con el Diario del Sur que la Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná ha experimentado un notable aumento en la afluencia de visitantes, tanto internacionales como nacionales y locales.
El crecimiento lo atribuye al atractivo de la naturaleza, su altura, los paisajes impresionantes y la oportunidad única de avistar aves, entre las que destacan especies como el quetzal y el pavón.
Destacó la labor esencial de más de 30 guías turísticos, algunos certificados, quienes no solo comparten su profundo conocimiento sobre la reserva, sino que también desempeñan un papel crucial en la conservación del área protegida.
“La convivencia armoniosa entre la comunidad de guías y la reserva se traduce en un beneficio mutuo, pues no solo sustentamos nuestras propias vidas a través de esta actividad, sino que también contribuimos en las activamente de preservación del patrimonio natural”, expresó.
Añadió que ellos se suman a las campañas de limpieza, reforestación e incluso como voluntarios cuando hay algún incendio que ponga en riesgos esta importante reserva natural que es pulmón de la región Soconusco.
Destacó que el año pasado realizó un promedio de 200 excursiones con personas de Italia y otros países europeos que están volteando a ver a esta reserva y al volcán Tacaná por ser el octavo pico más altos a nivel nacional y en segundo para Guatemala.
Riesgos que enfrenta esta área protegida
Enfrenta diversos riesgos que amenazan la integridad de sus ecosistemas. Uno de los desafíos más apremiantes son los incendios forestales. A pesar de la aparente robustez de la vegetación en esta elevada montaña, los incendios son una realidad, aunque ocurran con menor frecuencia. Las actividades agrícolas contribuyen a este problema, a veces desencadenando situaciones difíciles de controlar.
Otro peligro proviene de los visitantes que, inadvertidamente o por descuido, generan incendios al hacer fogatas. Esta amenaza, aunque pueda parecer pequeña, puede tener consecuencias significativas para la biodiversidad local y la conservación del entorno natural.
Las comunidades en las áreas intermedias también representan un desafío, pues la caza ilegal persiste, a pesar de las regulaciones y las sanciones que prohíben estas prácticas en una reserva protegida. La cacería deportiva, realizada por personas de lugares cercanos, puede afectar negativamente a especies como venados y el venado cabrito, así como a otros mamíferos de menor tamaño.
La tala selectiva para obtener materiales de construcción es otra amenaza. Aunque se lleva a cabo en menor medida, aún existe, afectando la estructura de la vegetación y la biodiversidad local. El saqueo de flora también se ha convertido en una preocupación, representando una presión adicional sobre la riqueza natural de la reserva.
La gestión de estos riesgos implica esfuerzos concertados entre la comunidad, las autoridades gubernamentales, las organizaciones dedicadas a la conservación y los guías de turistas. La implementación efectiva de políticas y la aplicación de medidas de protección son fundamentales para preservar la Reserva de la Biósfera Volcán Tacaná como un tesoro natural y turístico en constante evolución.