El fotógrafo chiapaneco que captura sueños en cada imagen: la historia de Miguel Soto

Es retratista, le gusta llegar al alma de las personas que capta, es suficiente con ver algunas de sus imágenes para llenarse de interrogantes

Carlos Moran | Diario del Sur

  · domingo 19 de marzo de 2023

Foto: Carlos Morán | Diario del Sur

Es un fotógrafo, camarógrafo y productor chiapaneco, una de sus principales fuertes es la belleza humana; el retrato, por lo que posee un sin fin de imágenes de rostros y personas que cautivan al espectador. Dentro de su trayectoria es ajedrecista, de los buenos, amante de la robótica y un filósofo natural que demuestra su talento en la óptica.

“La vida es foto, y las fotos sueños son". Hoy voy a contarle sobre el trabajo de Miguel Emilio Rico Soto, fotógrafo chiapaneco que, cuando decidí entrevistarlo, muchas preguntas vinieron a mi mente, y una de ellas es, cómo combina el oficio de fotógrafo, camarógrafo, productor de videos, creador de historias y publicidades que pasan por sus manos. La respuesta la encuentra usted más adelante.

Miguel Emilio no es un fotógrafo común, él es un fotógrafo de sueños que descubrió esta vocación cuando tenía 16 años, estaba en la secundaria y un trabajo, una cámara en sus manos, le habló sin darse cuenta.

Es retratista, le gusta llegar al alma de las personas que capta, es suficiente con ver algunas de sus imágenes para llenarse de interrogantes, deseo por descubrir y caminar sobre la cuerda floja del alma que habita entre lo real y lo fantástico.

Nació en Tapachula y era muy pequeño, tenía once meses cuando su padre falleció. Su madre y él viajaron a San Cristóbal de las Casas para comenzar una nueva vida, allá estudió la primaria y la secundaria. En aquella pintoresca ciudad descubrió que la fotografía era lo suyo.

“A partir de ese día ya nada fue igual”. Refiere que cuando tenía 14 años, un trabajo de la escuela, con una cámara para fotografiar prestada, lo enamora de la fotografía y ahí descubre, sin saber tal vez, que sería lo suyo.

Trabajó en su vocación y dos años después tuvo su primera cámara fotográfica, una Nikon 3200. Tenía 16 años y empezó a captar gente, el rostro humano, fue siempre su mayor interés, aunque probó de todo, y todo lo que se le ponía enfrente le buscaba la luz, jugaba con las sombras. Así comenzó su historia.

Miguel Emilio Rico Soto, es un joven inspirado en sus sueños, él mismo asegura que, “la fotografía no surge en el ojo, sino en la mente, e incluye emociones, sentimientos, por eso los retratos van más allá de la mirada del fotógrafo”.

Y sucedió que, una tarde en el centro de una casa llena de recuerdos y piezas de arte, fui testigo en esa mansión de Zoila Flor de la Torre de Cano, ahí lo ví moverse entre la luz y las sombras, dirigir la luz a su antojo, guiar a su modelo no solo para obtener una fotografía que se requería para una revista, pero su trabajo fue más allá, logrando robarle el alma y mostrando en más de 60 fotografías a una mujer, con toda su historia.

Ese es Miguel Emilio Rico, un joven apasionado que cursó el bachillerato en el Colegio Miguel Hidalgo, que por cierto el día que nos citamos en ese colegio para hacer un estudio fotográfico al padre Gonzalo, fue grande mi sorpresa al ver que el sacerdote le aprecia y le conoce perfectamente.

Con 23 años, la vida de nuestro entrevistado no solo es ART y fotografía pues ha cursado la Ingeniería en Animación y Efectos Visuales, que por cierto acaba de terminar en la Universidad Politécnica; es ajedrecista, es competidor profesional y actualmente da clases de ajedrez 3 días por semana en el Centro Comunitario Estación Ferroviaria y también imparte el taller de ajedrez en la IUDM, a universitarios.

Ha asistido a competencias nacionales. Tenía 16 años cuando empezó a estudiar la introducción a las piezas, y el resto lo aprendió de manera autodidacta porque el maestro no tenía el tiempo para instruirlo o, mi entrevistado era más listo que el maestro, como suele suceder.

En la entrevista narra con sencillez que ha ganado 3 concursos estatales, uno internacional que fue en Cancún y además ha competido en Guatemala y muchas ciudades más.

“Arte, deporte y ciencia”, así define Miguel Emilio el ajedrez. Asegura que es arte porque tiene creatividad, es deporte porque tiene competitividad y ciencia porque tiene tratados, estudio.

Hoy, después de haber culminado su ingeniería ha decidido dedicarse de lleno a la fotografía y perfeccionar los videos que filma, porque también se especializa en videos musicales. Pero no pierde de vista que el video y la fotografía le dan la belleza y la perfección que busca en su trabajo.

Foto: Carlos Morán | Diario del Sur

Aunque la competencia de la fotografía en Tapachula es fuerte, son muy pocos los que realmente le aplican arte a la fotografía, son pocos los fotógrafos con una óptica privilegiada, y la mayoría lo que busca es dinero, venderse, y una fotografía cara no quiere decir que sea buena.

Es retratista de corazón, y no niega que en esta profesión la fotografía social es la más solicitada, es en donde también se puede crear un trabajo artístico en donde la óptica y el sello característico del fotógrafo debe imprimirse, dicho en palabras simples, Miguel Emilio, asegura que los fotógrafos profesionales y artísticos, deben ser autores personales de su estilo.

Existen 2,300 fotógrafos en Tapachula, según el último censo. Solo hay doce famosos o que al menos están vigentes en el mercado no porque sean buenos, sino porque tienen un espacio en donde se promocionan y dentro de los doce solo 4 realmente son los que aplican arte en la fotografía: “Explotar la vanidad de las personas es lo que más dinero deja”, lo digo de manera discreta en la entrevista.

Miguel Emilio Rico Soto, está trabajando hoy por mantenerse en el mismo sitio privilegiado no por fama, no por la fotografía comercial, sino de la fotografía artística. Hoy con más tiempo, ha montado su estudio y existe en él tanto talento y arte que, no se detiene, tiene como desestresante la robótica y el ajedrez.

Siendo universitario en la Universidad Politécnica, toma como materia optativa “la robótica”, siendo un experto y conocedor de programas se va a competir a Estados Unidos al Mundial de Robótica en el 2019, junto con su equipo, y se traen a México la medalla de oro.

Pero para estar en las competencias en la Unión Americana, se gana el premio en solitario del “Mejor Diseñador del año 2018 en 3D”, al crear y diseñar un robot.

Su pasión es el ajedrez, pero su vocación la fotografía, en lo que aplica hoy toda su energía, siguiendo los pasos de su tío el fotógrafo famoso de National Geographic Jorge Silva, quien por cierto hoy tiene una exposición montada en el MUTAP.

Miguel Emilio Rico Soto, es un fotógrafo con una óptica privilegiada y un sentido fino, para crear la fotografía perfecta.

Es uno de los nuevos valores de la fotografía, uno de los jóvenes con mayor talento en el mercado de la fotografía artística, y todo se basa en su amor por la robótica, la pasión por el ajedrez y la genialidad que posee para ser capaz de crear imágenes a partir de ideas que surgen de su cabeza y que construyen con la realidad que tiene en su entorno, buscando transmitir un mensaje o simplemente, expresar las emociones de su modelo a la hora de darle click a la cámara.

El estelar de hoy en Diario del Sur, no es un fotógrafo común, sino un artista con buena fotografía. Miguel Emilio Rico Soto, su trabajo posee el calificativo de “Fotografía de Autor”. El típico fotógrafo que no sustenta su trabajo en una cámara, sino en lo que expresa.

Él es el clásico fotógrafo que acapara la atención por su enérgica presencia. Dicen quienes creen en el horóscopo que los “Leos” son el centro y la estrella del universo, y casi siempre el mundo camina a su alrededor.

Es un tipo entusiasta, creativo y casi siempre, compresivo a los problemas de los demás; es un hombre empático que siempre corre los riesgos para ser el mejor. Así es la vida de Miguel Emilio: fotógrafo, competidor profesional de robótica y también de ajedrez, quien nació el 28 de julio de 1999.

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