En medio de los hechos violentos que han estado ocurriendo en el estado de Chiapas, donde grupos delictivos han intentado apoderarse de la frontera de Chiapas con Guatemala, y en los cuales se han desplegado fuerzas armadas y de seguridad para combatirlos, el Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAÍZ) emitió un comunicado para deslindarse de cualquier responsabilidad en lo que está sucediendo en la región.
En el comunicado, los miembros del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAÍZ) afirmaron que están dedicados al trabajo en beneficio de la población y han estado luchando por la justicia durante más de 24 años en Chiapas. Durante este tiempo, han denunciado retenciones y homicidios que han ocurrido en la entidad. También expresaron que han sido objeto de criminalización y persecución, y mencionaron a compañeros y compañeras que fueron asesinados, como Mariano Abarca en el estado de Chiapas en 2009 y Sergio Rivera Hernández, líder indígena opositor al proyecto hidroeléctrico Coyolapa en la sierra negra de Puebla.
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En relación con los incidentes de violencia en Chiapas, el Movimiento Agrario Indígena Zapatista enfatizó que han sido confundidos en diversos medios nacionales con organizaciones populares que han servido de bases de apoyo para la operación de ciertos grupos criminales. Afirmaron que se les ha confundido con el grupo delictivo denominado "El Maíz" que opera en la región de Chicomuselo, Frontera Comalapa, entre otros municipios, pero aclararon que son ajenos a este grupo delictivo.
El comunicado emitido por la organización concluye con un fuerte rechazo a cualquier relación con los grupos violentos en Chiapas y un llamado al gobierno a investigar el caso. También hicieron hincapié en que su organización se dedica al trabajo en beneficio de la gente del pueblo y que no deben ser confundidos con grupos paramilitares o delictivos.
Mientras tanto, en el municipio de Chicomuselo, se ha reportado el desalojo del mercado debido a amenazas de grupos civiles armados que operan en la región. La población local vive con temor y ha evitado salir a las calles y carreteras, a pesar de la presencia del 101 batallón de infantería del ejército mexicano en la zona, que se mantiene en sus cuarteles.