Poco a poco en la memoria social se ha ido diluyendo el trágico suceso ocurrido hace 16 años en la costa chiapaneca provocado por el huracán Stan. El llamado “martes negro” de aquel 4 de octubre del 2005 dejó una estela de muertes que oficialmente fue menor a 100 personas, pero a decir de las familia fueron cientos de desaparecidos incluso familias completas, daños y afectaciones.
Este día la iglesia católica recordó la tragedia realizando una misa y una procesión en la Colonia El Porvenir, pero ya no rumbo al monumento erigido en las inmediaciones del río Coatán pues este se encuentra en el olvido y enmontado, ya que ni familiares, ni afectados o las autoridades se han preocupado por el cuidado o limpieza del sector, quizás por las circunstancias actuales de la pandemia, la crisis económica y las ocupaciones de quienes anteriormente participaban.
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El presbítero César Cañaveral, recordó que la procesión que se realizaba año con año salía de la Iglesia de Esquipulas de la colonia Las Américas, que en su momento sirvió de refugio, pero dejó de hacerse desde hace tres años.
Como se recordará el huracán Stan categoría 1, tocó tierra la madrugada del 4 de octubre del 2005, en Punta Roca Partida, Veracruz, sin embargo, en la región había llovido con mucha intensidad por lo que esas condiciones se sumaron a las del fenómeno meteorológico y afectó a familias de Oaxaca, Tabasco y Chiapas e incluso varios países de Centroamérica.
En la memoria de muchos aún está el recuerdo de la eventual crecida del río del Coatán en Tapachula que arrasó con puentes, casas, automotores de todo tamaño, dejando muertos y desaparecidos pues los cuerpos nunca fueron encontrados.
Los daños fueron incontables y se afectó la vida cotidiana de 41 municipios de Costa, Sierra y Soconusco de Chiapas, que fueron declarados zona de desastre, siendo Tapachula el lugar más afectado con más de 50 colonias dañadas por la crecida del río Coatán que prácticamente partió en dos a la ciudad.
En su momento tras el desbordamiento de los ríos de la Costa, derrumbes y reblandecimientos se calculó en casi 50 mil viviendas afectadas perdiéndose a la par cultivos, tierra de labranza, infraestructura eléctrica, carretera y ferroviaria.
Este año como en los anteriores la iglesia católica sólo realizó una misa y procesión en memoria de las personas que lamentablemente perdieron la vida a causa del fenómeno hidrometeorológico, la cual fue oficiada por el Obispo de Tapachula, Monseñor Jaime Calderón Calderón.
En su mensaje, el obispo hizo énfasis en que la desgracia ocurrida hace 16 años por el huracán Stan debe ser una enseñanza para fortalecer la cultura de la prevención y el cuidado y preservación de los recursos naturales.
Finalmente hizo el llamado a los fieles a ser sensibles y solidarios con que enfrentan situaciones semejantes tanto en México como en otros lugares del mundo, ya que nadie está exento de las eventualidades de la naturaleza.