En completo abandono se encuentra el Parque del Chocolate, espacio que fue creado para detonar el sector turístico y social de la región Soconusco, hoy olvidado y en deterioro por la falta de mantenimiento.
La obra vio sus primeros cimientos en 2011, con una inversión de 44 millones de pesos, canalizados por la entonces Secretaría para el Desarrollo de la Frontera Sur (SDFS), durante la administración del exgobernador Juan Sabines Guerrero.
Para 2014 aún no había sido concluida, fue hasta el 2017 que alcanzó su potencial como destino de visita de cientos de turistas nacionales e internacionales, incluso fue sede de una exposición internacional de chocolate artesanal.
Desde entonces, las instalaciones han venido en declive ante la indiferencia de las autoridades.
En el acceso principal, en su camellón, la maleza no ha sido coartada y entorpece el ingreso. Las bancas que fueron instaladas se desbaratan de óxido, producto del calor y lluvia, y el monumento al juego de pelota maya se cae a pedazos sin que se lleven cabo tareas de reparación.
Al fondo de este recinto al aire libre, varios oficinas que fueron creadas para las cuestiones administrativas del parque, están convertidas en guarida de ladrones y vagabundos, que utilizan el lugar para realizar sus necesidades y embriagarse.
El sitio huele a orines, sin que policías resguardan el lugar que luce desolado.
Las áreas de estacionamiento han sido ocupadas para abandonar vehículos del Desarrollo integral de la Familia (DIF) y del servicio recolector de basura en este municipio, lo que ha generado también un foco de contaminación, debido a que en el lugar permanece un depósito de inmundicia que no es atendido por autoridad alguna.
El crecimiento de los matorrales y la cercanía con el río que atraviesa por este municipio, también han generado la presencia de reptiles venenosos. Alejandro Godinez, habitante cercano al parque, apuntó que en varias ocasiones han notado que culebras salen de este parque y se desplazan hacia la carretera o terrenos aledaños, lo que también representa un peligro para las familias asentadas en el sector.
Con anterioridad, una patrulla policial permanecía en la zona, para evitar que se bebiera alcohol o se consumieran drogas, pero ahora es una área libre para cualquier tipo de ilícito.